Viernes, 7 de octubre de 2011 | Hoy
CHICOS › ENCUENTRO INTERNACIONAL DE ORQUESTAS JUVENILES
Por Karina Micheletto
Más de 4000 músicos y coreutas, chicos y chicas de toda la Argentina y también de otros países, convocados para compartir experiencias. Unas 50 orquestas y coros infantiles y juveniles participando. Y el deseo de poner en común y dar a conocer la fuerza que cobra la música, cuando se hace entre muchos. El Encuentro Internacional de Orquestas Juveniles ya va por su 11ª edición y crece año a año. Si las primeras ediciones fueron en el Teatro Colón, hace rato que les quedó chico este espacio para reunir a todos los participantes en el “mega concierto” final. Así que es el Luna Park el escenario elegido para el gran cierre sinfónico coral, el próximo lunes, donde tocarán y cantarán juntos unos 2000 chicos y chicas (ver aparte).
Antes, mañana y el domingo, en forma consecutiva, diferentes orquestas harán durante todo el día repertorios diversos. El sábado sonará la Orquesta Estudiantil de Buenos Aires y el domingo otra conformada por los mejores alumnos de las formaciones del Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Argentina (Soijar) y del Programa Provincial de Orquestas (PPOE). El fin de semana, a cualquier hora, entre las 11 y las 21, es posible darse una vuelta por la facultad para escuchar cómo suenan estos grandes músicos. Una experiencia que, vivida por chicos de la misma edad que los que están en el escenario, puede ser toda una revelación. “Los chicos se dan cuenta de que es perfectamente posible tocar un instrumento: si hay otro igual a ellos que puede, ¿por qué no? Descubren todo un mundo nuevo que en muchos casos despierta curiosidad, interés, fascinación”, apunta Andrea Merenzon, directora de orquesta, fagotista de la Filarmónica del Colón y directora de Fundecua, la fundación que organiza el encuentro.
Merenzon destaca la importancia del acercamiento temprano a la música: “Está comprobado que el estudio de cualquier instrumento estimula ciertos sectores del cerebro, desarrolla competencias que serán aplicadas más allá de que en el futuro ese chico elija o no ser músico. Los chicos que estudian música tienen mejor rendimiento escolar, por ejemplo. Y por otro lado la actividad orquestal significa un fuerte entrenamiento en el trabajo en equipo: seguir la guía de una autoridad, compartir con pares la persecución de un objetivo común, son experiencias que se incorporan naturalmente, como cuando se juega un deporte de equipo”.
“Estos encuentros surgieron de una necesidad de las orquestas juveniles de armar una red en la que puedan compartir experiencias, materiales, información, comparar niveles, y en muchos casos no sentirse solos en una actividad que suele ser muy desgastante, porque hasta hace poco tiempo había poco apoyo para la actividad, que se sostenía por la pasión de sus integrantes”, sigue diciendo Merenzon. La contención social que posibilita la música, las exitosas experiencias de orquestas organizadas en barrios y escuelas carenciadas, son otros aspectos que se ponen de relieve en un encuentro como éste.
Los repertorios incluirán Beethoven y Ginastera, jazz y tango, música clásica y popular. Y en el concierto del domingo cantará como invitada Patricia Sosa. La invitación está hecha: mañana, el domingo y el lunes feriado, habrá mucha música hecha por chicos, para chicos y para grandes.
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