“Vivitos y coleando”, así los quería Midón a los chicos y los grandes. Su teatro lleno de “objetos maravillosos” está pensado para embellecer la vida con la frescura y la picardía del clown inolvidable, que fuera él mismo en cada una de sus obras. Los clowns hablan de amor y son poéticos, reavivan la imaginación y son eternos. Midón llenó de colores y música las almas de todos nosotros. Siempre dejó mensajes. Creó para dejar mensaje, para entrelazar las edades, para mirar el mundo desde otro lugar, para luchar contra la injusticia, para fortalecer los vínculos, para la defensa de la libertad. Su mirada humanista nos llevará eternamente a explorar el mundo tantas veces como sea necesario, a preguntarnos y preguntarnos, a buscar respuestas y encontrarlas, a modificar la realidad mediante el juego que no es otra cosa que la imaginación, y toda su creatividad puesta en marcha. Midón se alió a la música de Carlos Gianni para enriquecer su lenguaje y nos dejó en la memoria entrañable una obra infinita de emociones que habla de ese porvenir que soñamos justo y con lugar para todas las esperanzas. Su espejo, su arte, su vida misma puesta en estas obras son el legado más hermoso y fundamental que podamos entregar a los chicos y los grandes en este hoy lleno de ilusiones en el que estamos construyendo las bases para un futuro mejor.