Mar 01.08.2006
espectaculos

CHICOS › 5ENCANTANDO MUSICALIZO POESIAS DE ELSA BORNEMANN

Las canciones al pie de la letra

La experiencia quedó plasmada en un disco y en su nuevo espectáculo, Dale que somos amigos. El recital se ve enriquecido, además, por una ambiciosa puesta visual.

› Por Sebastian Ackerman

Su madre se llamaba Blancanieves (como la del cuento, sí) y junto al marido Wilhelm Bornemann decidieron ponerle a su tercera hija Elsa. Ella con el tiempo se convirtió en una de las referentes de la literatura para niños en la Argentina, con más de 35 títulos publicados, el primero –Tinke tanke– a los 16 años. Y Elsa Bornemann es la autora de las poesías que 5Encantando musicalizó para su espectáculo Dale que somos amigos, que se presenta de lunes a sábados a las 15 hasta el 6 de agosto en el Teatro del Nudo (Av. Corrientes 1551). El trabajo conjunto no es casual: Bornemann dice que le encantaron “sus bellas musicalizaciones, sus tan atractivos cantos en conjunto y sus actuaciones” y Pamela Fuertes y José Toccalino, de 5Encantando, cuentan que “sentimos un cariño de ella por lo que hacemos. Elsa le pidió a Pamela Fuertes, que es un nombre fuerte, si podía usar su nombre para un cuento. Cuando volvimos a ella para este disco se entusiasmó mucho. Todo esto debía pasar por sus manos, porque tenía que autorizar que sus poesías se transformaran en canción, y siempre se mostró muy generosa”.

El espectáculo transcurre en el supuesto patio de un conventillo, donde 5Encantando interpretará cada una de las canciones en vivo, con una puesta en escena muy trabajada entre luces y sombras, aunque las distintas historias no estén hilvanadas ente sí. “Nosotros pasamos de dar conciertos a tener una puesta teatral ambiciosa –explica Toccalino–, siempre priorizando la música. Nos asociamos con Teresa Duggan, una directora y coreógrafa increíble, que nos ha puesto un verdadero espectáculo. Y no en desmedro de la música. No es una obra de ficción, no es una obra de teatro, no es una comedia musical; es un concierto nuestro, embellecido por su talento”, y Fuertes agrega que también “fue necesaria esta cosa de que lo visual esté presente; en un espectáculo para chicos me parece fundamental. Pero no es una cuestión descriptiva, al estilo de cantar sobre una bruja y que venga la bruja con la escoba, la nariz torcida y el gorrito”.

El grupo considera que la elección de trabajar con chicos tiene un doble anclaje: la formación de los espectadores y el placer de los que están arriba del escenario. Fuertes afirma que “para nosotros, que somos músicos y docentes, es tan necesario como que aprendan a sumar, a ver un mapa; porque yo ya siendo adulta tengo otra lectura de las cosas. Por eso me parece que hay que ofrecerles la posibilidad de sensibilizarse, de sentirse bien, de conectarse con cosas que no siempre son el pum para arriba de otro estilo. Es válido ofrecerles esto porque se conocen mejor ellos mismos”. Toccalino habla de un gusto ya “personal”. “Después de tantos años, hacemos música para chicos porque nos identificamos con esto, porque nos gusta. Esto ya lo tenemos clarísimo: desde que nos ponemos a componer hasta a arreglar, en esos ensayos o esas funciones, nos conectamos con eso, que lo sentimos muy nuestro”, resalta.

Este disco, el tercero del grupo, está íntegramente conformado con poesías de Bornemann musicalizadas por ellos mismos. Fuertes recuerda que hicieron “un backup de poesías de ella y todos marcamos las que más nos gustaban y después cada uno dijo cuál le gustaba y con qué ritmo quería hacerla”, y Toccalino amplía: “Después de hacer la selección de poesías, dijimos qué nos tiraba cada poesía en cuanto a qué género, por el texto, básicamente. Un clavo amargado que estaba en la pared todo el tiempo nos tiraba un tango o una milonga; otro es un gato, ‘Gato con relaciones’, pero ése fue más fácil. Entre todos fuimos sacando el espíritu de cada canción”. Y para ambos, la composición musical y de la letra tienen una importancia similar para atraer a los pibes. “Los chicos no lo intelectualizan tanto y se enganchan por el contenido. Por eso para nosotros es tan importante el tema de las letras. Y de una poeta como Bornemann, porque la poesía tiene un valor enorme en sí mismo como un mensaje procesado por una gran autora. De pronto, en cuatro estrofas está contando una historia o mostrando un diálogo interesante como es el del gato; gran parte del interés de los chicos está apoyado en los textos”, destacan a dúo.

¿Existirán diferencias entre chicos de décadas anteriores y los de la nueva generación tecnológica? Para ellos, no: el espíritu lúdico y la ingenuidad de lo simple es una constante en los pibes de todas las épocas. “Yo creo –arriesga Fuertes– que conservan en el fondo, a pesar de todo el bombardeo de información, ese deseo de volver a lo simple, a lo que pueden entender, a seguir las letras de un disco simplemente escuchando. La búsqueda de la simpleza, lo que pueden entender y procesar solos, sin que el adulto les explique.” Para Toccalino, conservan “un universo de imágenes que son mucho más ingenuas que aquellas con las que a veces tienen contacto. Un chico de seis años escucha la música que escuchan sus padres en la casa y se engancha; pero si vos le acercás un material infantil, también se engancha, y no lo rechaza porque ya se crea por encima de eso. Le interesa, le divierte, le siguen fascinando las poesías de Elsa Bornemann, las canciones de María Elena Walsh”, analiza. Y concluye: “Se ha formado en los últimos diez años un público gracias al Momusi que de algún modo está interesado en la posibilidad de acercarse a esto, desde los padres”.

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