CHICOS
› Por Karina Micheletto
Este cuento de Mario Méndez es toda una declaración poética de lo más cotidiano de la vida cotidiana, esa hecha de papás que trabajan, hijos que juegan y momentos como los que puede disparar la frase fatídica: ¡A ordenaaar! Las ilustraciones de Mariano Díaz Prieto potencian la ternura de esta historia, publicada por Pequeño Editor.
Ahora que los derechos de autor de la obra de Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944) entraron en dominio público, las nuevas traducciones comienzan a aparecer. Esta que editó Catapulta es la de Cristina Piña, de cuya mano vuelve a cobrar vida El Principito. La edición trae el lindo detalle de un señalador en forma de Principito y la contra de un formato y unas letras pequeñas como el asteroide B 612.
Este es un libro que es un poco para jugar y un poco para repasar lo que se aprendió en el cole, ideal para los que ya están dando los primeros pasos en el fascinante viaje de la escritura. Trae hojas de calcar para repasar las diferentes letras y trazos, con juegos y actividades a partir de los personajes de Frozen. Calcamos mayúsculas, Planeta Junior.
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