Dom 12.07.2015
espectaculos

CHICOS › EL LAGO DE LOS CISNES Y LAS PRINCESAS ENCANTADAS

Renovar la magia del ballet

› Por Karina Micheletto

“Vamos al ballet”, invita el ciclo que desde hace cuatro años presenta obras especialmente adaptadas para chicos, con el difícil hallazgo de una puesta que resulta atractiva para este público, sin alterar la historia original de la pieza, ni la historia que tiene recorrida esa historia. Después de propuestas como Pinocho y El Cascanueces y las princesas encantadas –con su continuación con El Rey de los Ratones–, una nueva temporada en Ciudad Cultural Konex vuelve a ratificar lo potente de la propuesta, ahora con El lago de los cisnes y las princesas encantadas, que cada domingo por la mañana muestra en la sala del Abasto una multitud de pequeños y pequeñas entusiastas de la danza agotando las entradas, junto a los adultos que los acompañan, con el mismo o mayor entusiasmo.

Esta vez, es el ballet compuesto por Piotr Ilitch Tchaikovsky el que convoca: la princesa Odette, transformada en cisne por el malísimo Brujo Rothbart, por las noches vuelve a convertirse en mujer al borde del lago. Allí la descubre el Príncipe Sigfrido, justo cuando va a cazar ¡cisnes! Como suele ocurrir, se enamora perdidamente de ella. Tiempo después, Sigfrido debe contraer matrimonio; hay una fiesta en el palacio y llegan desde distintas regiones las Princesas Encantadas, como para que elija. El corazón del joven príncipe, claro, sigue con Odette. El brujo lleva a su hija Odile, el cisne negro, tan maléfico como él, quien logra hacerse pasar por la princesa... Sólo hasta que Sigfrido se aviva y lucha contra el Brujo malísimo. Entre todos los finales que ha tenido este ballet, la adaptación elige el más feliz, claro.

El lago de los cisnes... cuenta con la actuación de las principales figuras del Ballet Metropolitano de Buenos Aires y, entre los personajes que suma esta adaptación, se destacan las “chanchitas-cisnes” (Milagros Núñez, sobrina de la reconocida Marianela Núñez, y las santiagueñas Noelia y Celeste Díaz). Ellas interpretan el famoso Pas de Quatre de los pequeños cisnes, al que esta vez se le intercalan una chacarera, un tango o un ritmo house, en un logrado trabajo musical de Silvina Rouco y Marcelo Contreras. Este es uno de los más festejados momentos de la puesta, con su dosis de humor y desenfado. “Siempre tratamos de darle una vuelta de tuerca a la obra, buscamos el toque atractivo para captar la atención del niño, sin alejarnos de la esencia de la historia y del ballet, porque ése es el objetivo final: acercar a los niños al ballet, sumarlos como público y, por qué no, hacer que ellos sumen a los adultos que los acompañan”, detalla Leonardo Reale, quien tuvo a su cargo la dirección general y coreografía.

Reale, que en puestas anteriores encarnó al Gato con Botas –uno de los personajes que se sumaba a la adaptación de El Cascanueces– dice que, esta vez, se divierte desde la cabina de control. “Siempre hacer un infantil es descubrir al niño que tenés adentro tuyo y la verdad es que ese niño mío la pasa muy bien. Además, tengo una hija de 3 años: es la fan número uno de las chanchas y la crítica más tenaz”, asegura. Juan Lavanga sigue a cargo de la idea y adaptación argumental. Como en puestas anteriores, hay un mago-bufón (Juan Miraz) que narra la historia, hace malabares y trucos y, por si fuera poco, esta vez también danza. Otro acierto de la adaptación que realza la magia del ballet.

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