CHICOS › ALBOROTO EN EL CIELO, EN PAN Y ARTE TEATRO
› Por Karina Micheletto
Títeres chinos. De la tradición del retablo chino, y también de las tradiciones literarias y hasta operísticas de las muchas etnias chinas. Eso es lo que propone el grupo de títeres tradicionales chinos Hua Guo Shan, esta vez con Alboroto en el cielo. La obra sorprende por su puesta, por la ejecución de los titiriteros –que incluye luchas de espadas y revoleos varios–, por la realización de títeres y por un guión que adapta, con guiños locales, tres historias de diversas procedencias dentro de la gigantesca y milenaria China. Lo escribió Ignacio Huang, también director de la obra y actor (aunque no actúa aquí, cumple un importante papel antes y después del espectáculo, con explicaciones necesarias y datos de color), conocido en este rol por trabajos como Un cuento chino y La Salada.
La primera historia es la que da nombre al espectáculo, y recrea un fragmento de una antigua y popular novela, Peregrinación al Oeste. Allí la estrella es el Rey Mono, tan taimado como superpoderoso (tiene fuerza y velocidad increíbles, se transforma en animales y objetos) y hábil con las espadas (los fanáticos de las luchas tienen aquí un festín). En su derrotero comienza siendo expulsado del Palacio Celestial (ésa es la parte que aquí se narra) y termina venerado como un Buda, y transformado en una suerte de héroe protector de los hogares. De hecho, en el popular manga Dragon Ball, Goku es la adaptación japonesa de Sun Wu-Kung, el Rey Mono.
Esto último lo cuenta Huang al finalizar el espectáculo, en un cálido y animado momento en el que los espectadores pueden ver y manipular los títeres, y conocer más sobre estas historias y este arte milenarios. La segunda historia es El pastor y la tejedora, una de las cuatro principales leyendas populares de la antigua China. Cada 7 de julio –el séptimo día del séptimo mes–, dos brillantes estrellas se encuentran en el cielo, para alcanzar su mayor esplendor sólo por un momento y despedirse hasta el año siguiente. Esta leyenda cuenta por qué, en “una historia de amor que termina mal pero igual es de mucho amor”, según describió una pequeña espectadora. Por último, La joven de larga cabellera, que pertenece a la etnia Dong (una de las 56 que integran el pueblo chino, según se explica) cuenta otra historia mágica, con un diablo malísimo, una cascada que salva a todo un pueblo y, claro, una joven de larga cabellera.
Creada e interpretada por artistas chinos y argentinos, la obra sigue las técnicas tradicionales en la ejecución de los títeres (la del “revoleo” es la más festejada por el público infantil) y en su fabricación, con las coloridas caras pintadas que remiten a la ópera china y simbolizan con cada color un temperamento. Es que, según se aprende también en el espectáculo, este arte del títere surgió en China en el siglo XVII recreando con sus personajes las óperas de los palacios, a las que el pueblo no tenía acceso. Tiene además música en vivo, con Freddy Barco interpretando instrumentos tradicionales chinos, que suma su trabajo al de los titiriteros Florencia Hardoy y Fernando Suárez. Ideal para chicos de unos 7 años en adelante –y sin límites de allí en más–, Alboroto en el cielo logra volver cercanas historias tan lejanas en el tiempo y el espacio, trayendo de regalo un pedacito de China.
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