Después de “hacer escuela” con Papando Moscas, banda pionera del rock para chicos en la Argentina (o en todo caso, del rock y los chicos, porque, se sabe, la música no es algo que se pueda andar dirigiendo para acá o para allá), Gustavo Libedinsky, Pablo Zagare, Martín Paladino y Gustavo Braga dieron un nuevo paso. Convocaron a Fernando Kabusacki y crearon Rayos y Centellas, en el mismo estilo que suma agite y humor, para una franja amplia de público, pero “recargado” con múltiples ritmos y aportes. Hoy a las 15.30 se presentan en la Sala Siranush (Armenia 1353), trayendo una invitación muy gráfica: “¡Un tornado de rock!”

“Tengo la gran fortuna de que estos grosos musicazos y personas se coparan en prenderse en ese ‘a ver qué onda’, y como hubo muuuucha onda, juntos formamos este nuevo proyecto al que le vamos dando forma y contenido”, repasa Libendisnky una historia que nació a principios del año pasado, y que ya tiene un álbum debut: justamente, Rayos y Centellas. “Nos propusimos lograr un sonido moderno, contundente, que esté a la altura de cualquier banda internacional, dentro del género rock y sus satélites (ska, jazz, reggae, rap, country, electrónica, disco, funk, y hasta se cuela un tangazo de guitarras)”, describe el frontman. “Intentamos que las canciones sean divertidas, que tengan frescura y cierta desfachatez, por una sencilla razón: pasarla bien. Pero también y fundamentalmente, para poder brindar sobre a todo a los pibes una banda que suene fantástica, que no se guarde nada y que se esfuerce muchísimo en sonar mucho más que muy bien. Creemos que en muchos casos son sus primeras escuchas, sus primeros acercamientos, y entonces el desafío es mucho mayor para nosotros, por una cuestión de respeto, de compartir el amor a la música, de valorar a los chicos”, marca.

Rayos y centellas (el disco) materializa estas premisas en temas como “Llego tarde” (las mil excusas de la impuntualidad, al ritmo del blues y el soul), “Mono de mar” (¿qué pasa si criás un Sea Monkey y le das demasiada comida?); “Late / Nola” (esa eterna atracción de las figus), “Estamos al horno” o el grito de todas las mañanas: “¡Levantáte!”. Tiene producción artística de Damián Torrisi y “super estrellas invitadas”: Elizabeth Vernaci, Lalo Mir, Juanchi Baleiron, Alina Gandini, Sami Abadi, los Sudestada Horns, entre muchos otros. Para el vivo, Rayos y Centellas suma las participaciones especiales de las Chicas Trueno (bailando), y de los Cumulus Limbus (en la sección de bronces), y anuncia invitados sorpresa. Luce también el trabajo implícito de Florencia Benenzon (manager de la banda, encargada también del proceso creativo en la puesta en escena, coreografías, guiones, presentada como “artista todo terreno”), Juanito Jaureguiberry como director de arte, y Tito y Coloso en cuestiones actorales.

“Me dedico a la música para chicos desde hace casi 30 años, mucho antes incluso de la existencia de Papando Moscas, por lo tanto la propuesta sigue orientada al público con el que mejor me llevo”, dice Libedinsky, y define ese público: “el familiar, los chicos y los grandes que comparten la vida. Esto no excluye a nadie, al contrario, sean todos muy bienvenidos, tengan vínculos cercanos con el mundo infantil o no… porque… si hay bandas para grandes que enloquecen a los chicos, porqué no puede darse a la inversa?”, plantea. “En noviembre del año pasado tuvimos la suerte de poder hacer nuestro debut en el marco impresionante del Festival María Elena Walsh en el ECuNHi, a quienes estamos recontra agradecidos por el convite. Fue una gran experiencia (y accidentada: ¡tuve que cantar sentado con muletas por una inoportuna fractura!)”, repasa el cantante de Rayos y Centellas. “El show en Sala Siranush tendrá una producción importante, que va a contar con un estímulo sonoro y visual muy cuidado y trabajado, y muy divertido. Hay lugar para el delirio, el humor… A quienes vayan les digo… recuerden esto…. será un show de otro planeta”.