La noticia llegó temprano: el gobierno nacional, por orden verbal de Hernán Lombardi –titular del Sistema Federal de Medios–, levantó la programación de FM 93.7 Nacional Rock. Hoy es el último día que se podrán escuchar los ciclos diarios. A partir de mañana sólo habrá música: ni siquiera se emitirá la artística de la radio. Más allá del 31 de enero, nada es seguro. Los conductores y productores anunciaron la novedad al aire y la reprodujeron en las redes sociales. Los colegas, músicos del palo y los oyentes hicieron el resto de la difusión. Los programas del fin de semana no tendrán oportunidad de despedirse como sí hicieron –y harán durante hoy– los diarios. Así lo confirmó a Página/12 el director saliente, Federico Vázquez, quien renunció a su cargo para no ejecutar la medida. “Habíamos tenido la declaración pública de Lombardi de que iba a cuidar la Rock, pero al final se la castigó más que a ninguna otra, porque hasta a la AM se le respetó parte de la programación”, lamentó en conversación con este diario. Lo curioso del caso es que difícilmente el funcionario pueda achacarle a la emisora parcialidad, pues él mismo salió al aire en reiteradas ocasiones. Al cierre de esta edición, no había ningún comunicado desde sus oficinas: solo un tuit del funcionario indicando que “Durante enero FM Nacional Rock emitirá una programación especial de rock mientras se prepara el lanzamiento del ciclo 2016”. Más tarde amplió: “FM Nacional Rock continúa. Simplemente revisaremos los contratos que renovaron de forma ilegítima”.

“No hay argumento lógico que no sea el del ensañamiento”, denunció Vázquez. Las voces de quejas de múltiples sectores de la música le dan la razón. En los últimos años Nacional Rock se había tallado una posición respetada no sólo en el sistema de medios públicos sino en el género que abordaba, pues difundía desde bandas emergentes hasta los fundadores del rock, respetados en los papeles pero con dificultades para hacer oír sus producciones más nuevas. La programación incluía múltiples programas periodísticos y de interés general que, en palabras del director, “generaban noticia”.

En las redes sociales se multiplicaron las voces disconformes con la medida. Muchos músicos –uno de los segmentos más beneficiados, por la difusión y por la realización de ciclos como Sesiones Nacional Rock– lamentaron la suerte de la radio y reclamaron su continuidad. En Twitter el caudal de posteos fue tal que “Nacional Rock” se convirtió en trending topic. Aunque distintos conductores de la radio reconocieron durante sus programas que la cancelación era una posibilidad con la llegada de una nueva administración, lo que sorprendió a todos fueron los modos. La falta de comunicado oficial, la incógnita de quién ocupará el lugar al frente de la emisora y qué pasará con los trabajadores que ya tenían contrato firmado para 2016 son algunas de las dudas que genera la situación. La decisión, además, se conoció ayer y de modo intempestivo, faltando menos de 48 horas para que termine el año y con ello la programación. Algunos ciclos hasta tenían producidas sus próximas emisiones, pactadas entrevistas y temarios armados. No es un dato menor para una radio que se caracterizó, dentro del espectro de medios oficiales, por ofrecer buena variedad de voces y por apoyar especialmente la cultura independiente y autogestiva. Muchas bandas del under encontraron en la FM 93.7 el aire que les faltaba en otras sintonías “del palo”.

¿Quién estará a cargo de la señal? No se sabe. ¿Quién programará la música durante el verano? Es una incógnita. ¿Qué sucederá más allá del 31 de enero? Tampoco hay noticias. ¿Qué sucederá con los trabajadores de la radio? Es otro misterio. Los de planta permanente podrían (o no) verse confirmados en sus puestos, pero desde el Gobierno anticiparon a las autoridades salientes que no respetarán las extensiones de contratos firmadas para enero. Es que la emisora funcionaba con una planta mixta de empleados permanentes y una serie de contrataciones artísticas que iban de febrero a diciembre y comprendían a locutores, periodistas y productores de los programas. En enero, como suele suceder en el medio, la programación mutaba a “veraniega” y la radio extendía algunos contratos para cubrir ese mes. Como ahora enero será ocupado sólo con música, el gobierno nacional decidió rescindir esos contratos. En cuanto a los firmados para 2016 no hay ninguna novedad, ni siquiera extraoficialmente, pero nada anima al optimismo. “No sabemos nada, sólo esto y las órdenes verbales”, destacó Vázquez. “Habrá alguna orden escrita que saldrá en un día próximo que tal vez no sea ni laborable.” Además, destacó que el grueso de los empleados de Nacional Rock son “pibes jóvenes de entre 25 y 35 años”, que ninguno “está hecho” y que “no cobran sueldos fastuosos”.

Los contratados deberán prenderle velas al santo de los funcionarios ausentes e invisibles. “La sensación es rara, porque uno sabe que algo así puede pasar con un cambio de gobierno, pero quizás espera que venga alguien y diga ‘a partir de ahora vamos a funcionar así o asá’, y no esta situación”, plantea uno de los trabajadores de la radio. “Pero te dicen que no va más y hay una jeta invisible. Si yo mañana quiero pelear por mi fuente de laburo, no tengo interlocutor, ¿con quién hablo el lunes?” La fuente estaba particularmente preocupada. “Con esto de que vienen a reducir el Estado, los contratados estamos listos.”

Como tuiteó Gillespi, uno de los que ya no tendrá lugar en la emisora durante 2016: “@Nacionalrock937 donde el rock... vivió”.