Mar 01.03.2016
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RADIO › CLEMENTE CANCELA HABLA DE SU RETORNO A FM BLUE CON GENTE SEXY

“Estamos ligados a la curiosidad”

El conductor volvió a la radio donde comenzó el ciclo, tras una problemática salida de la Rock & Pop. Como en la última etapa, lo acompañan Santiago Calori y Joe Fernández. “Intentamos que el producto al que le dedicamos nuestros días sobreviviera”, dice.

› Por Federico Lisica

Gente Sexy retornó ayer a FM Blue (100.7), en el horario de 10 a 13, pero no lo hizo con todos los integrantes que comenzaron el ciclo hacia 2011 por esa FM. En aquella primera etapa, a Clemente Cancela lo acompañaba Martín Lipszyc. “Que uno de los integrantes originales haya decidido abandonar los medios y volcarse íntegramente al estudio de una religión le da cierta mística al programa. Tuvimos un Cat Stevens pero del otro equipo”, lanza Cancela, quien comparte aire con Santiago Calori y Joe Fernández, sus compañeros desde el último período en Rock & Pop. El programa es uno de los fenómenos mediáticos más singulares de la actualidad por el notable feedback con los oyentes (fiestas multitudinarias, remeras con inscripciones de sus frases, una botonera para celular hecha por un seguidor). Su contenido opta por el humor, el periodismo de actualidad, el absurdo cotidiano y cierto código generacional hasta entonces sin representación. “Recién estábamos haciendo las fotos y un pibe pasó y me dijo ‘eue eue’, que es una frase que cortamos de un audio de la Mona Giménez cuando se le patinó la lengua; seguramente al que esté leyendo esta entrevista le va a parecer una completa idiotez, a mí me sorprende muchísimo el rebote que tenemos”, asegura Cancela a Página/12.

–El programa tuvo varias fases. ¿En qué etapa se encuentran ahora?

–La verdad, no lo sé. Ya corremos el riesgo de convertirnos en una nueva formación de Smashing Pumpkins... Por ahora sigue habiendo gente que estuvo desde el primer año. Estuvimos con el Bicho Lipszyc, el Tucu López, Pablo Manzotti, Calori, Fiorella Sargenti, De Caro... Fue cambiando mucho, pero creo que encontramos el mejor formato con la última mesa durante el último año. Pareciera que estuviera sacando un disco y que siempre lo último que hiciste es lo mejor... Pero se refleja en la gente. Joe es muy diferente a mí y a Calori, y al programa le aportó muchísimo. Es una mesa muy dinámica. Mauro Eyo, nuestro operador, editorializa con sus sonidos. Se generó una frescura de amigos sin perder de vista que es un trabajo.

–¿La vuelta a Blue es algo especial?

–Lamentablemente, tengo que decir que es un alivio. La perspectiva de tener un sueldo y contar con una obra social también importa. Uno no deja de ser un trabajador. Pero me entusiasma mucho el deseo de trabajo y crecimiento de la radio, la apertura que han tenido a nuestras propuestas. Claro que hay un componente emocional, ya que es lindo volver a la radio donde esto nació y tuvo su primer estirón. Estábamos verdísimos en ese entonces, pero teníamos la misma prepotencia de laburo. Me gustó encontrarme con gente que hacía tiempo que no veía, aunque me dolió la forma en la que nos alejamos de Rock & Pop. Intentamos que el producto al que le dedicamos nuestros días sobreviviera. En la balanza pesa más lo positivo.

–¿Cuál es el formato que encontraron?

–Es un programa que tiene una línea de coherencia ligada a la curiosidad. Incorporamos nuevas voces –este año está Facundo Enrique Soler—, pibes que prometan, columnas que rompan con el canon de lo que se suele escuchar. Por otro lado, el humor explotó con la llegada de Eyo y Joe, que ya estaba con Calo, la edición de Martín Messutti de los audios de WhatsApp en Rock & Pop... Eso a nosotros nos ayudó muchísimo. Los oyentes se adueñaron del vocabulario del programa, de nuestros giros y frases, se armó una cofradía de locura muy especial. Me gusta que el programa se renueve constantemente.

–¿Qué importancia tiene lo musical, dado que Blue tiene un modelo cercano al “radio fórmula”?

–El amor por la música, pero de manera desprejuiciada, es prioritario. Blue tiene su identidad y acompaña con los brazos abiertos. Hacemos una curaduría que no es necesariamente para entendidos. Buscamos pegar algo muy popular con algo que no lo sea. El código también se genera por ahí. Vas cumpliendo años y vas sumando discos a tu vida. Es genuino si te digo que me gusta un tema de Bodycount, como si te digo “che, Justin Bieber sacó un temazo”, según mi criterio. En todo caso, lo tratamos con los oyentes. Una vez me pasó con David Guetta: había cuatro temas que me gustaban, cuando supuestamente eso iba en contra de “la camiseta” de la radio, y la gente llamaba y nos apoyaba. Como que ya fue un poco el absolutismo musical.

–¿Qué lugar ocupa el oyente como generador de contenidos en el programa? ¿Cuán importantes son las redes sociales?

–La idea es encontrar un equilibrio entre democratizar y que sea algo atractivo. A nosotros la de “vení y hacenos el programa” no nos funcionó. No porque esté en contra de una o no lo hayamos intentado. Nos dimos cuenta de que a veces lo más básico, un llamado con un sí o un no puede ser mejor que tener mucho tiempo al aire a alguien. No creo que las redes sociales influyan tanto como whatsapp. Sirve, pero no queremos depender sólo de ella. Es una herramienta más.

–Dijo que el mejor año del programa fue el último, justamente en el que la Rock & Pop dejó de pagar sueldos y hubo huelgas...

–Dependió de varias cosas y también de mí. Si el programa estaba bien podía tener sobrevida adonde fuera. Así fue como el año pasado nos propusimos hacer lo mejor posible. Pongo el ejemplo de las fiestas: generamos algo por si no contábamos con el acompañamiento que creíamos que debíamos tener. Trato de usar las palabras correctas porque la ley es tan puta que, de acuerdo a lo que digas, la culpa puede ser tuya. Si no estábamos de acuerdo con ciertos lineamientos o no nos sentíamos apoyados del todo, le poníamos garra igual. Nos refugiábamos en eso. Si había un paro, nos daba bronca. Hasta que en un momento dijimos “basta, tenemos que mudarnos”. Si el clima no era el mejor, nosotros tratábamos de generar algo bueno.

–¿Esta situación podría colocarse en línea con toda una serie de cambios en el mapa de medios?

–Para ser completamente honesto, esto viene de antes. No es por el cambio de gobierno, aunque obviamente influye. Hay un reordenamiento que para algunos puede ser más lógico que para otros. Era esperable que sucediera, quizá no tan rápido. Rock & Pop formó parte del Grupo XXIII y los que estábamos adentro sabíamos más o menos como venía la cosa. Que cobrabas a fin del mes siguiente con un cheque para el otro. No estoy diciendo nada raro. Era así. Y si estás laburando, tengas un lugar de privilegio como puede ser el de un conductor, o uno más “raso”, terminás adaptándote. No hay un mercado tan grande de medios como para decir “me voy bajo estas condiciones artísticas”. Nosotros construimos un programa y vivíamos la situación lo más dignamente posible. Esto, en realidad, tiene que ver con cómo alguien decide llevar adelante un medio con cierta mirada periodística, artística, y tener en cuenta que trabajan personas. Lo de Rock & Pop es grave, y lo de Radio América y Tiempo Argentino es de terror. Creo que desde hace tiempo da la sensación de que cuanto todo sea más barato es mejor. A todo nivel. Si tal dice algo a favor de cierta persona, que venga éste. Laburos por chirolas. Se va abaratando todo y es tristísimo...

–Se va a cruzar con Diego Iglesias, de CQC, que conduce la primera mañana en Blue. ¿Todavía le pica el bichito de lo que fue ese programa?

–La verdad que no. Es otra etapa. CQC me dio muchísimo, no reniego de eso. Fui movilero y luego conductor junto a Pettinato en un momento completamente diferente del programa. Pude construir algo más chico pero personal. Y dadas como están las relaciones con las cabezas de ese programa, no sería lo mejor que me pique algún bichito (risas).

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