Viernes, 28 de agosto de 2009 | Hoy
DANZA › EL REGRESO DE WILLY ITURRI
Por Juan Ignacio Provéndola
El currículum de Willy Iturri sabe de muchas páginas notables, no sólo al frente del trío GIT, sino también como músico de los primeros tiempos solistas de León Gieco, Gustavo Santaolalla, Raúl Porchetto y Charly García (con quien grabó discos históricos como Yendo de la cama al living, Clics modernos y Piano bar). Ahora, después de nueve años de no tocar en la Argentina, acaba de publicar su primer disco solista, AyerHoy, y lo presenta en vivo hoy en el Teatro IFT (Boulogne Sur Mer 549).
Para él no todo tiempo pasado fue mejor. El baterista que no se define como tal (“ojo, también toco guitarra y piano, además de cantar y componer”) tuvo que sortear la vuelta de los excesos: “Mañana cumplo nueve años desde que comencé mi rehabilitación de drogas y alcohol, y estoy feliz –sostiene–. Tomo cada día como el primero del resto de mi vida. Las recuperaciones son difíciles, pero no imposibles. Subo al escenario sano y con muchas ganas de tirar buena onda y de recibirla, un ida y vuelta que antes no hubiera podido disfrutar porque sólo miraba mi propio ombligo”.
–¿Tocó fondo?
–Hacía tiempo que no me sentía bien y estaba podrido de vivir mal. La única forma de cambiar es tocar fondo, y yo pude salir gracias a Alcohólicos Anónimos, a médicos y a mí mismo. La recuperación no es para inteligentes, sino para obedientes. Al principio me costó horrores y la pasé mal, aunque ahora disfruto el premio. Eso sí: hay que tener en claro que uno tiene esa enfermedad para siempre y lo que se logra es simplemente la suspensión diaria de una sentencia. Es una enfermedad de pérdidas afectivas y económicas que te come física, mental y espiritualmente: el cuerpo te pide algo que te tritura las neuronas.
–Fue referente de una época del rock local como la de los ’80, que estuvo muy identificada con los excesos.
–Por suerte nunca tuve recaídas, aunque tuve amigos que las sufrieron y que, incluso, murieron. Igualmente quiero aclarar que mis compañeros de terapia son médicos y arquitectos. Es una enfermedad lenta y mortal que no distingue profesiones ni clases sociales, pese a que muchos creen que los excesos son exclusivos del ámbito de la música.
Su vida y obra entre el final de GIT y esta reaparición solista estuvo marcada por un silencio que el propio Iturri niega rotundamente: “Argentina no es el mundo, hermano. Yo siempre estuve haciendo giras por Latinoamérica y si no vine acá es porque no había gente seria con quien organizar shows. Lo que sucedió es que en 2003 me fui a vivir a Chile invitado por el presidente Ricardo Lagos, y medio que desaparecí del plano local. El desarraigo fue muy duro y a veces me siento solo, pero las cosas se dieron así. Ahora vuelvo a tocar en mi país tras nueve años y espero no tener que esperar otros tantos porque, si no, me van a ver en silla de ruedas”.
Para el show de hoy promete indagar en toda su carrera (“comenzando por el ayer”) y hasta deja la puerta abierta a la posibilidad de algún invitado. “Siempre hay alguna sorpresa, y si no se da, al menos tendrán la sorpresa de verme a mí después de tantos años”, sostiene.
–La primera canción de su disco se llama “Esperando tu e-mail”. ¿Cómo se relaciona con las nuevas tecnologías?
–Estoy todo el día en Internet y no podría estar de otra forma. Con el Skype me contacto con productores o incluso con una de mis hijas, que vive en Barcelona. También uso la computadora para componer, aunque por el momento no hay con qué darle al estudio de grabación propiamente dicho.
–Se cumplen 25 años del primer disco de GIT. ¿Qué ve a la distancia? ¿Sigue en contacto con sus viejos compañeros?
–Casualmente el otro día lo estaba escuchando... ¡y cómo suena! Eramos unos animales y, en vivo, matábamos. Disco a disco fuimos buscamos formas diferentes, lo cual a veces desorientaba. A Alfredo (Toth) y a Pablo (Guyot) no los veo mucho, aunque cuando venía a la Argentina me hacía un tiempo para comer con ellos. Si aparece una empresa que nos proponga hacer 15 o 20 shows, como pasó con Soda, nos juntaríamos sin ningún problema. Al fin y al cabo, acá no se le dio toda la trascendencia que tenía, pero creo que GIT fue más que Soda. Por lo menos eso es lo que veo en el exterior, aunque muchos piensen que estoy loco.
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