Lun 03.01.2011
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DANZA › MIGUEL ANGEL ZOTTO Y PURO TANGO, EL NUEVO ESPECTáCULO DE SU COMPAñíA

Despliegue histórico de la improvisación

Los milongueros históricos que forjaron muchas de las figuras que hoy definen al tango danza son homenajeados en el trabajo que el bailarín estrenará mañana en el Teatro Metropolitan. Entre otros se reivindicará a los míticos Petróleo, Lavandina y El Cachafaz.

› Por Carlos Bevilacqua

Cuando monta un espectáculo, Miguel Angel Zotto no se anda con chiquitas. Lo suyo es el despliegue generoso, no sólo de baile sino también de puesta en escena. Y ésta no será la excepción. Seis parejas de bailarines, un sexteto de músicos, un cantante que también toca el piano y un profuso juego de proyecciones forman parte del menú de Puro tango, el show que estrenará mañana, a las 21.30, en el Teatro Metropolitan (Corrientes 1343). Generosa, o al menos audaz, es también la decisión de presentarse durante dos meses y medio, seis días a la semana, en una Buenos Aires con menos porteños que el resto del año por las vacaciones de verano.

Zotto es el más famoso referente de la revitalización que experimentó el tango danza a partir de los ’90. Junto a Milena Plebs brilló primero en el mítico espectáculo Tango Argentino y fundó luego la compañía Tango x 2. Tras separarse de ella, en 1998, siguió en la huella de dirigir, coreografiar y protagonizar nuevas obras de la compañía, todas caracterizadas por una reivindicación del tango tradicional, con un minucioso cuidado de la técnica en coreografías elaboradas e ingeniosas. Esta vez, el eje conceptual será la génesis de algunas figuras emblemáticas del tango, según adelanta el bailarín: “Toda la primera parte está hilvanada por el relato de Carlos Estévez, alias Petróleo, quien vivió todo el desarrollo del tango, porque nació en 1911 y murió en 1995. El era un milonguero diferente, no sólo porque era un creador nato sino porque no tenía problemas en reconocer los méritos de los demás bailarines. Además era un filósofo del baile. Tenía muchos conocimientos de ballet, por ejemplo. Trabajaba en el Banco Provincia y una vez al mes escribía en la revista del banco un artículo sobre el baile del tango”.

Una entrevista de dos horas que Zotto le realizó a Petróleo en 1985 con una de las primeras cámaras caseras de video que hubo en la Argentina fue la materia prima que dio origen a la puesta. “El me contó en qué año se desarrolló cada figura, quién la inventó y cómo se puso de moda. Primero desgrabé todo el material y, después de mucho estudiarlo, se me ocurrió hacer cuadros sobre la historia del tango basados en su testimonio”, cuenta. Será entonces cuando se abundará en la figura del ocho, tan presente en la estructura coreográfica del tango, con su sensualidad y su simbología de infinito. O cuando se narra el supuesto origen del giro femenino: “Eso lo inventó Cacho Lavandina mientras trabajaba como albañil –asevera Zotto–. Un día estaba subiendo un balde con una roldana y como el peón de arriba no estaba, tuvo que esperarlo. Para matar el tiempo, se puso a caminar alrededor de la soga, cambiando la pierna, pero manteniendo el frente”.

El resto de las acciones, según anticipa, será más previsible. “Después hay diferentes solos, cada uno con una pequeña historia, que desembocan en un final grupal.” En ese lapso incluirá un homenaje a su hermano Osvaldo, otro brillante bailarín profesional de tango fallecido hace casi un año, con apenas 46 años.

El elenco de Puro tango está compuesto por bailarines extraordinarios: Laila Rezk y Leandro Oliver, Pablo García y Giselle Avanzi, Teli Ortiz y Ernesto Candal, Lucas Carrizo y Paula Tejeda, Gabriel Ponce y Analía Morales y el propio Zotto junto a Daiana Gúspero. “Son chicos que en su mayoría están conmigo desde hace muchos años, así que las coreografías salen muy rápido y muy limpias”, los elogia. A la hora de enumerar los requisitos que busca en sus dirigidos, destaca: “En la mujer, técnica, formación. Y que sean lindas, porque la estética es muy importante sobre un escenario. El hombre, en cambio, no tiene por qué ser carilindo, pero debe ser tanguero, en el sentido de conocer esta danza. Además tiene que tener arrabal, como decía Virulazo. Nosotros, los tangueros, nos movemos de una manera especial. Pero arrabal no es sólo una manera de pisar o de pararse, también quiere decir barrio, laburo, potrero. En el fútbol vos te das cuenta cuando un jugador tiene técnica, pero le falta potrero. En el tango también se necesita capacidad de improvisación ante los diferentes desafíos que se van presentando”.

Quienes seguro tendrán desafíos considerables serán los técnicos del Metropolitan, ya que el espectáculo incluye proyecciones varias, algunas de films intervenidos (como Carnaval de antaño) e imágenes en 3D que Zotto describe como una “especie de hologramas”. ¿Dónde radica, entonces, la pureza del baile a la que alude el título? “Pienso que personajes como Petróleo, Lavandina o El Cachafaz eran puro tango. En el show hablo de ellos, como hablo de los Méndez y de Arturito Infinte, que a principios de los ‘40 inventó la milonga con traspié. Sus movimientos son puros en tanto fueron creados por gente sin formación académica. Son pura improvisación”, cierra, como satisfecho con la definición.

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