Paula Lena estaba dedicada a la creación en danza contemporánea hasta que, en 1989, luego de probar otros géneros y estilos, se interesó en las danzas de origen árabe. Comenzó entonces una nueva etapa creativa que, con el tiempo, la condujo a la investigación, la docencia y la producción de espectáculos. La última de sus obras se llamó SeCasaen Casa, la próxima a estrenarse –si bien ya realizó una gira por Portugal y España– será Danzas de negro. Las funciones tendrán lugar los sábados 2, 9 y 16 de septiembre en Surdespierto, Thames 1344. Según afirma, la danza del vientre es una forma de expresión que practica, mayoritariamente, gente de color. De modo que las coreografías creadas por la especialista están modalizadas, según ella misma considera, no sólo por su condición de argentina descendiente de europeos, sino también por la gran influencia que ha tenido Occidente en las danzas del mundo árabe. A Shokry Mohamed le está dedicado el espectáculo: “Fue mi maestro egipcio y negro de danzas folclóricas árabes y danza del vientre”, explica Lena. “Durante muchos años, él influyó muchísimo en mi formación y vida profesional desde el hecho de haber producido tres veces su visita a Buenos Aires para dictar talleres y bailar hasta que él, a su vez, me invitó a dictar talleres y a bailar en Madrid, donde residió hasta su fallecimiento.”

–¿Cuáles son las danzas de negros?

–Las danzas de los pueblos que nosotros llamamos negros, así como también las llamadas danzas primitivas –por quienes se autodenominan blancos civilizados– son las prehistóricas, anteriores al advenimiento de la escritura, pero también las que sobreviven actualmente en culturas que son juzgadas como primitivas, en función de ser muy diferentes a la condición europea.

–¿Cuáles son sus características generales?

–Son múltiples las danzas de la gente africana, mediterránea, tanto de épocas remotas como actuales. Hubo –y aún hoy existen– danzas de hombres y de mujeres para diferentes momentos sociales y cotidianos, danzas de muerte, de nacimiento, de conexión con divinidades, de pedidos y agradecimientos, danzas de trance. Suponemos que en toda cultura con conexión directa con los procesos y elementos naturales, hay danzas de la fertilidad. En ellas muchas veces las mujeres mayores enseñan a las más pequeñas cómo es eso de ser mujeres. Tenemos datos para entender que eran danzas pélvicas.

–¿La danza del vientre entra dentro de esa clasificación?

–Es una danza derivada de esos ritos sociales sagrados que durante miles de años se fueron desarrollando y transformando en lo que hoy llamamos Medio Oriente. De las cuevas a los templos, a las tabernas y plazas y mercados, en harenes y palacios, en casinos y escenarios, la danza del vientre de Medio Oriente tuvo su lugar. Sus ejecutantes y sus códigos cambiaron de acuerdo con el momento histórico.

–Su espectáculo abarca diferentes géneros. ¿Qué es la danza baladí?

–El estilo baladí egipcio se denomina “folklore urbanizado” y responde, tanto en la música como en la danza, a elementos rurales del estilo egipcio saidi y a innovaciones urbanas cercanas a Occidente. Aparecen instrumentos como el acordeón y el bajo, el eje del cuerpo se eleva de las caderas a la cintura, los brazos cobran mayor importancia. Es una danza y una música que se desarrollan en el Egipto del siglo XX, momento en el que la gente del campo se traslada a las grandes ciudades. Es una danza que bailan las mujeres en las fiestas familiares, entre conocidos, para su diversión. Tiene elementos tradicionales y modernos, de lo rural y urbano, tanto en sus movimientos de conexión con la tierra y su proyección, como en los códigos donde una mujer “de su casa” baila frente a otros hombres.Tiene que empezar muy lentamente y sin llamar la atención para sobresaltar a nadie, para que nadie piense que ese acto está fuera de lugar.

–¿Y el estilo “raqs al sharqui”?

–Esa danza surge en las casas de espectáculos en Egipto y en el Líbano, para la colonia europea, después de la Primera Guerra. Fusiona la tradición con el objetivo de entretenimiento del público europeo acostumbrado a otros sonidos, otra duración de las músicas, otros gustos estéticos. El “raqs al sharqui” es un estilo de danza de exhibición, en un escenario (espacio no existente en el mundo árabe hasta entonces) y para un público no entendido. Entonces, cambia la intención de la danza y de la música, hay más agilidad, más rapidez e histrionismo. Se pierde en lirismo pero se gana en la fusión con danzas e instrumentos occidentales. También el vestuario de las bailarinas cambia, porque se adapta al gusto occidental o mejor dicho a la fantasía occidental de la mujer oriental: transparencias, tacones, ropas decoradas con lentejuelas en vez de las pesadas joyas de plata y las interminables capas de chales y mantones. Y como consecuencia de eso, la técnica de la propia danza se transforma, se hace más liviana, menos conectada con la tierra, menos introspectiva y reflexiva, con más desplazamientos por el espacio.

–¿Cómo fue construyéndose la imagen que Occidente tiene del mundo oriental y su danza?

–Descripción de Egipto, el libro escrito por Napoleón Bonaparte, ampliamente leído en el siglo XVIII, construyó una imagen de Oriente condimentada y ensalzada por los viajeros, escritores y artistas orientalistas posteriores. Como siempre, el colonizador, declarado o no, determina cambios en aquello que consume en la colonia, porque espera ver plasmada su fantasía. Entonces, la danza del vientre cambió su música, por ser demasiado diferente a la europea, así como las gruesas contexturas, los cabellos aceitados y las manos teñidas de henna de las bailarinas tradicionales árabes fueron vistas con desprecio, prefiriéndose la “limpieza” y delicadeza de las mujeres occidentales.