Jue 01.10.2015
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DANZA › LA COMUNIDAD Y DIóGENES AL SOL, ESPECTáCULOS DEL FIBA

Bailar para saldar la deuda

Este año, el Festival Internacional de Buenos Aires le dio mayor espacio a la disciplina. Los directores, Nicolás Roses y la dupla de Celia Argüello Rena y Juan Pablo Gómez, celebran la apertura y apuntan a seguir luchando en algo que llaman “acción iceberg”.

› Por Paula Sabatés

Hace dos años, un intercambio de cartas en tono poco amigable entre un grupo de trabajadores de la danza y el director artístico del FIBA, Darío Lopérfido, puso de manifiesto una situación concreta y palpable: que las obras de esa disciplina seleccionadas para la programación de aquella edición del festival eran tan sólo dos, es decir, mucho menos que las de teatro, que en total eran 14. Si bien el ahora director del Colón respondió que la diferencia equivalía a la poca cantidad de obras de presentadas a la convocatoria (“Se presentaron 370 espectáculos de los cuales 27 han sido de danza, es decir aproximadamente el 7 por ciento. Yo elegí 16 de los cuales 2 son de danza, es decir el 12,5 por ciento. O sea que, porcentualmente, se ha programado una cantidad mayor que la presentada”, escribió), el grupo Foro Danza en Acción no quedó satisfecho. Para calmar las aguas, entonces, Lopérfido prometió que en la siguiente edición (es decir, la que por estos días está llegando al final) el FIBA no sólo programaría obras de danza sino que produciría, en conjunto con el Festival de Danza de Buenos Aires también dependiente del gobierno porteño, dos espectáculos que resultaran seleccionados tras un concurso. La promesa fue cumplida y en esta edición se puede disfrutar de La comunidad y Diógenes al sol, dos propuestas interesantes y diversas.

Los directores de estas piezas son, respectivamente, Nicolás Roses y Celia Argüello Rena y Juan Pablo Gómez (dupla que ya había trabajado en conjunto en la exquisita Villa Argüello). Son coreógrafos, bailarines y docentes de danza con un gran conocimiento del campo y la escena porteña, y una clara opinión de la situación actual de la danza. También apoyaron, en 2013, los reclamos de Foro Danza en Acción, por eso hoy celebran con entusiasmo la novedad de esta edición, más allá de haber sido los elegidos por la dirección artística para financiar sus trabajos. “La apertura de una convocatoria o un concurso abierto y público para una coproducción es un logro que se celebra para toda la comunidad ya que es claramente una ayuda económica, pero sobre todo la posibilidad de producir con un marco institucional atrás, de generar un vínculo entre los artistas que sostenemos la actividad escénica de la ciudad y el Estado”, festeja Argüello a Página/12, aunque sin dejar de ser cauta: “Esta pata está un poco débil aún, hay que seguir afinándola más, pero es bueno que haya sucedido”, sostiene.

De las dos, La comunidad fue la primera en estrenar y será la primera en despedirse del Fiba, que termina el próximo lunes, con una función que tendrá lugar hoy a las 22 en la Confitería Ideal, ubicada en Suipacha 385. Cuenta Roses que el primer motor de este proyecto fue el de compartir una práctica personal que investigaba hace unos años, que es el “movimiento milenario de girar”. “Es un movimiento simple y es su simpleza la que lo convierte en algo sumamente complejo. Un movimiento cuya naturaleza está ligada a la meditación, que conlleva a un estado de trance”. Así, como “contribución personal”, el coreógrafo e intérprete se propuso “hacerlo de alguna forma más terrenal” añadiéndole acciones, como la de intervenir con el público o mantener una conversación durante el acto mismo de girar. “El espectáculo es un híbrido de teatro, danza, performance, una suma de materiales que se contradicen y a la vez se complementan”, define.

Por su parte, Diógenes al sol comenzó en unas conversaciones entre los directores sobre el síndrome de Diógenes (acumuladores compulsivos), surgido de experiencias personales de ambos, mezcladas con algunas referencias artísticas que les interesaban en relación al acopio. “El trabajo en sí mismo nos llevó a estar por meses acumulando cosas, una toma de conciencia en relación a la cantidad de basura que queda varada en las ciudades y que no encuentra nunca su desembocadura. La relación con el consumo, con el apego y con el desecho. La otra pata del proyecto en relación al síndrome tuvo que ver con la idea de abrir la casa de un Diógenes, presentarla, iluminarla, dejar entrar”, adelanta la codirectora, quien destaca especialmente el trabajo de Eugenia Foguel, a cargo de la dirección de arte y vestuario. Su segunda y última función durante el Fiba será el sábado a las 20 en El Brío Teatro, Alvarez Thomas 1582, pero luego hará algunas presentaciones más, también en esa sala.

“A nivel artístico la danza en la Argentina es demasiado rica. Hay muchas propuestas interesantes, muchos artistas emergentes, muchos colegas con quien compartir visiones sobre el movimiento. Es una disciplina que está en una búsqueda constante por redefinirse”, analiza también Roses, que es rosarino y se formó bien lejos de Buenos Aires, en Amsterdam. Y antes de concluir, pide: “Ahora el ojo de la comunidad de la danza esta puesto en la ‘acción iceberg’. Creo que el Estado podría descongelar de una vez por todas los cargos directivos y habilitar más lugares donde podamos mostrar y compartir con la comunidad lo que se viene germinando en Buenos Aires y en el resto de las provincias”.

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