Sábado, 14 de noviembre de 2015 | Hoy
DANZA › LA CUARTA EDICION DEL CICLO INTERVENCIONES DE DANZA CONTEMPORANEA
Los coreógrafos Leticia Mazur, Diana Szeinblum y Mariano Pattin hablan de las performances que prepararon para el encuentro en la Casa de la Cultura, que reconvierten el espacio y generan vínculos con la literatura, la historia y el pensamiento.
Por Paula Sabatés
La cuarta edición de Intervenciones de Danza Contemporánea conserva la misma idea que las anteriores y, paradójicamente, por eso se trata de una experiencia totalmente nueva. Y es que el evento que desde 2012 organiza el Fondo Nacional de las Artes (FNA) es cambiante por naturaleza, porque le plantea a tres coreógrafos el desafío de “intervenir”, con una pieza o performance, uno de los espacios de la Casa de la Cultura (ubicada en Rufino de Elizalde 2831), que perteneció a la escritora Victoria Ocampo. Por eso este año la participación de Leticia Mazur, Diana Szeinblum y Mariano Pattin será necesariamente distinta a la de años anteriores, aunque con algo en común: la investigación sobre la relación del espacio real con la danza.
El espacio es, justamente, lo que más convocó a los directores elegidos de esta edición. “Me interesó la posibilidad de trabajar en un espacio como este, con un diseño edilicio tan racionalista, con líneas puras, con tonos de blanco y con ventanales que permiten ver de adentro para afuera y viceversa”, cuenta a Página/12 Pattin, mientras que Szeinblum dice que lo más “pregnante” para ella fue saber que la casona había pertenecido a la escritora argentina, y más aún saber que sus libros seguían en la biblioteca.
Ese espacio eligió entonces la coreógrafa, que además es bailarina y actriz, para su intervención, a la que llamó En la casa de Victoria Ocampo hay un muchacho leyendo. Interpretada por Eddy García, se trata de un recorrido que comienza en la biblioteca pero que luego “lleva al público a visitar toda la casa, siempre en relación a la lectura”, cuenta la creadora. Para ella, su flamante trabajo toca diversos temas, tales como “la relación entre la lectura y el cuerpo, la intimidad que aquella propone, lo que significa leer a diferentes edades y la relación entre el lector, su cuerpo, su imaginario, y los universos propios”.
Mazur, en cambio, eligió un espacio al aire libre, “un techito exterior y luego una zona del jardín”. Desde su intervención, titulada Antena e interpretada por Samanta Leder, hay entonces dos puntos de vista: el del balcón más alto de la casa y el del patio, dos espacios que por su ubicación y esencia brindan una significación diferente a esta pieza de danza contemporánea. “Me entusiasmó la idea de trabajar con un espacio particular e investigar imágenes que resulten como extraídas de ahí mismo, como si no pudieran suceder en otro lugar. Convertir ese espacio en fundamental para la imagen total y su sentido”, sostiene la también actriz y bailarina.
Por su parte, Pattin encaró su pieza en las dos salas que conforman el primer piso de la casa. Protagonizada por Stella Maris Isoldi, Candela Rodríguez, Guido Bonacossa y Diego Gómez, además de por él mismo, su intervención se llama Iluminaciones. La luz de la tarde de noviembre entra en algún momento por las ventanas, y, según cuenta, explora “cómo uno construye sus ideas y su pensamiento sobre la realidad y la historia, que todo el tiempo vincula el presente y el pasado del sujeto”. “Me fue muy sugerente trabajar ese tema con un espacio como este, en el que hay una relación muy fuerte entre el adentro y el afuera”, asegura.
Si bien son muy diferentes, las tres intervenciones comparten un rasgo en común: lo multidisciplinario. Además de coreógrafos, los artistas también se desempeñan en otra disciplina (ellas son actrices; él, músico), lo que se evidencia en la composición de sus trabajos. En Antena, por ejemplo, Mazur trabaja con el músico Manuel Schaller que toca el théremin, con quien buscó “sonidos que compongan un sentido con las imágenes generadas por la bailarina”. Pattin, por su parte, asegura que en su trabajo están muy presentes las artes plásticas, sobre todo en lo que tiene que ver con la iluminación, que es para él “algo que siempre está relacionado con la pintura y la escultura”. Por último, en la performance de Szeinblum hay una serie de “imágenes instalativas”. “No podría decir dentro de qué disciplina está, porque es un trabajo al servicio de mi mundo más onírico”, sostiene la artista, dando cuenta de la diversidad de esta edición.
Por último, como todos los años, los coreógrafos elegidos también comparten la preocupación por el estado de salud de su disciplina, sobre el que tienen una marcada opinión: “Un científico que investiga ciencias puras no aplicadas no podría llevar adelante su investigación sin el aporte del Estado o una empresa privada. Entonces me pregunto, ¿por qué un coreógrafo debería poder hacer cualquier proceso de investigación sin ese mismo sostén?”, desafía Pattin. Y Szeinblum, miembro del foro Danza en Acción, agrega: “Si queremos pensar en una evolución y profesionalización del sector tenemos que emprender un arduo pero indispensable camino. La danza llegó a un nivel de fuerte invisibilidad, así que hay que juntarse a pensar y proponer nuevas formas de políticas públicas en torno a ella”.
* Intervenciones de Danza Contemporánea se verá los sábados de noviembre a las 16 en la Casa de la Cultura (ubicada en Rufino de Elizalde 2831). La entrada es libre y gratuita.
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