En la jerga, bien se podría decir que George Michael es un perejil. Así se les llama, al menos aquí, a quienes obtienen problemas legales por andar con cannabis encima. Resulta que el cantante británico de 47 años fue acusado ayer por posesión de marihuana en una causa que comenzó con un arresto el 4 de julio, cuando conducía bajo influencia del alcohol y la planta y se estrelló contra un local de revelado de fotos en el norte de Londres. Michael fue acusado formalmente en una comisaría de Camden, pero salió en libertad bajo fianza y el 24 de agosto deberá comparecer ante la Corte de Highgate, que probablemente lo mande a tratar su “fuerte adicción a la marihuana”. La existencia de tal cosa es, en sí misma, otra noticia.