Mar 29.06.2010
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CULTURA › GRISELDA GAMBARO ABRIRá LA PRóXIMA FERIA DEL LIBRO DE FRANKFURT

Los libros, después de la pelota

La embajadora Magdalena Faillace y el director de la Feria, Juergen Boos, anunciaron las actividades que la Argentina propondrá como país invitado de honor. César Aira, Juan Gelman, Osvaldo Bayer y Alan Pauls son algunos de los escritores que viajarán.

› Por Silvina Friera

Desde Frankfurt

El centro de la atención mundial está en Sudáfrica, de eso no hay dudas. Pero cuando termine el Mundial, la industria editorial argentina aceitará su engranaje para tirar la casa por la ventana. El próximo 6 de octubre será el gran “Día F”, la fecha del ritual en la que algunos escritores argentinos tocarán “el cielo con las manos”. Dicen –los alemanes– que será “un otoño muy bello”. En la “dulce lengua de Alemania”, como la definió Borges, Juergen Boos, el director de la Feria del Libro de Frankfurt, confesó que había que hablar de fútbol durante la presentación multimedia de la Argentina como país invitado de honor. “La tentación es muy grande”, reconoció este altísimo señor, de impecable trajecito gris, que gustoso aceptó posar con la pelota junto a la embajadora Magdalena Faillace en el Instituto Cervantes de esta ciudad. La presidente del Cofra anunció que la narradora y dramaturga Griselda Gambaro, “cuya obra y trayectoria siempre han estado signadas por la ética y el compromiso contra todo autoritarismo”, será la autora argentina encargada de la apertura de la Feria. “Su obra y su vida tienen una coherencia absoluta. Griselda sabe lo que significa el exilio, la censura, la lucha con la palabra y por la palabra”, subrayó Faillace. Entre los 45 escritores que serían invitados, se destacan los poetas Juan Gelman y Diana Bellessi; y los narradores Abelardo Castillo, Ricardo Piglia, César Aira, Martín Kohan, Luisa Valenzuela, Sylvia Iparraguirre, Noé Jitrik, Mempo Giardinelli, Osvaldo Bayer, Tito Cossa, Alan Pauls, María Sonia Cristoff, Pablo de Santis, Claudia Piñeiro, María Negroni y Ariel Magnus.

La cartografía cultural que la Argentina trazará en Frankfurt será múltiple y diversa. Entre el 6 y el 10 de octubre habrá autores leyendo, de día y de noche –como les gusta tanto a los alemanes–; además de cine, teatro, música, danza, artes visuales. Doce exposiciones de arte y patrimonio, arquitectura y diseño, sociedad, literatura y humor gráfico acompañarán la presencia del país en Alemania (ver aparte). Ante la exigente y estricta mirada germana, la Argentina intentará demostrar por qué es “cultura en movimiento”, como reza el lema. El Programa Sur de apoyo a las traducciones ha sido el caballito de batalla de la presencia del país en esta Feria. Durante catorce meses se ha subsidiado la traducción de 298 obras de 258 escritores argentinos en 31 idiomas de 38 países diferentes. “Los libros son nuestros mejores embajadores en el mundo porque proyectan el pensamiento y la creatividad argentinos a todas las tierras y a muchas lenguas”, dijo Faillace, acompañada por Carlos de Santos, presidente de la Cámara Argentina del Libro (CAL), y María Pía Gagliardi, presidenta de la Cámara Argentina de Publicaciones (CAP). Esos embajadores contarán con un stand de 450 metros cuadrados dentro del vastísimo Pabellón argentino diseñado por el arquitecto Atilio Pentimali. Guiado por la simbología borgeana, el espacio se compone de un “número indefinido, y tal vez infinito de galerías hexagonales”, como “La biblioteca de Babel” de Borges. Pasado, presente y futuro se materializarán a partir de la sucesión de planos suspendidos de tela que en su repetición configuran el infinito.

“La Argentina despierta una entrañable familiaridad”, aseguró Boos, el hombre que el año pasado tomó una imagen de la película Blow up, de Michelangelo Antonioni, basada en un relato de Cortázar, para ver más allá de la simple fotografía que se puede tener de la cultura argentina en estos pagos germanos. El director de la Feria de Frankfurt recordó que tres de cada nueve libros argentinos traducidos están relacionados con la última dictadura militar. Mencionó, entre otros, a Laura Alcoba, Eugenia Almeida y a Marcelo Figueras, que dialogó con el poeta alemán Timo Berger después de la presentación de las actividades argentinas. Del reciente Simposio sobre la Memoria realizado en Bruselas, Boos recordó que Estela de Carlotto, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, “habla de reconciliación, a pesar de que sigue buscando a su nieto”. Sobre los autores más jóvenes, “nos muestran el grotesco de la dictadura militar a través de sus ojos de niños”, señaló Boos. “El fútbol es una pasión que nos une con Alemania”, admitió Faillace, quien se vio obligada a corregir la interpretación del director de la Feria de Frankfurt sobre la supuesta “reconciliación” que plantea Carlotto. “Sin justicia no hay abrazo ni reconciliación posible”, advirtió.

Universalmente argentinos, Borges y Cortázar son las piedras fundamentales de numerosas actividades. Ellos fueron son y serán parte del corazón literario del país. Y del pabellón argentino, claro. Desde el exterior casi no se vislumbra el interior de ese espacio íntimo; por lo que se vio en el video de presentación, habrá que atravesar los velos para buscar un centro. Todo el perímetro del pabellón es permeable; se puede acceder por el espacio central, sobre el frente de acceso, por los lados cortos, o por cualquiera de los espacios entre velos. La propuesta del pabellón incita a sumergirse en un mundo borgeano de neblinas, de múltiples estratos de tiempo, de laberintos, de infinitud. El laberinto central del pabellón estará dedicado a la literatura argentina, como el mural de Miguel Rep. Rayuela, el programa de intercambio entre escritores argentinos y alemanes, comenzará en septiembre. Gracias a las Casas de las Literaturas de Frankfurt, Leipzig, Berlín y Stuttgart, Alan Pauls, María Sonia Cristoff, Pablo de Santis, María Negroni y Ariel Magnus vivirán un mes en Alemania. Cinco escritores alemanes harán lo mismo en la Argentina. Estarán en el país Ulf Stolterfoht (Bahía Blanca), Alissa Walser (Misiones), Rayk Wieland (Puerto Madryn), Ron Winkler (Córdoba), Christoff Simon (Buenos Aires). Excelentes embajadores que tienden puentes allí donde no los hay, los libros argentinos despejarán velos y derribarán estereotipos. Como dijo Bayer el año pasado, para muchos escritores argentinos estar en Frankfurt será como tocar el cielo con las manos.

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