Lun 05.07.2010
espectaculos

CULTURA › TERMINó EN MEDELLíN EL III CONGRESO IBEROAMERICANO DE CULTURA

Todo fue una fiesta en el Valle de la Cultura

Un show notable de Fito Páez les puso cierre a cuatro días marcados por la diversidad artística y el intercambio de ideas. En el encuentro también se presentó a la Argentina como sede del IV Congreso, que se realizará en Mar del Plata en mayo de 2011.

› Por Eduardo Fabregat

Desde Medellín

No fue una de esas lluvias casi burocráticas que el valle de Aburrá entrega cada día, en algún momento, para luego continuar con su paz climática de eterna primavera. El III Congreso Iberoamericano de Cultura tuvo una despedida formal al mediodía en el Pabellón Blanco del Palacio de Exposiciones Plaza Mayor, pero el punto final llegó por la noche, bajo un diluvio bíblico que puso a prueba la resistencia de la multitud que se acercó a la calle San Juan. Fue como si el dramatismo inherente a la música de Astor Piazzolla hubiera convocado el telón de agua: el Quinteto Suárez Paz promediaba su delicada presentación, la ministra de Cultura de Colombia, Paula Marcela Moreno Zapata, y el secretario de Cultura argentino Jorge Coscia se alistaban para la ceremonia de entrega de sede en el escenario. Y entonces las nubes negras que se preparaban tras las montañas de Medellín decidieron instalarse sobre el escenario, y el quinteto liquidó su formidable tarea con una cortina acuática que no se detendría hasta el ingreso de Fito Páez, casi a la una de la madrugada. Con mayor o menor intensidad, Aterciopelados, Zoé, Antonio Carmona y Rosario deberían lidiar con ella. Pero el público ya estaba entregado.

La historia previa a ese cierre dejó innumerables postales para el recuerdo. Los colombianos repetían que pocas veces se había visto semejante rumbón como el que desataron el viernes las bachatas del dominicano Víctor Víctor, la salsa caliente y el son de Los Van Van y sobre todo Alfredo Gutiérrez, leyenda del vallenato que puso al Paseo Carabobo Norte en llamas: mientras el ron corría con alta generosidad, el acordeonista desgranó una lista incandescente, que tuvo su punto culminante en “Anhelos”, cuando, al modo de un Jimi Hendrix vallenatero, se montó sobre los hombros de uno de sus músicos y se puso a tocar su instrumento con los pies. Esa colecta de imágenes incluyó también a Rodolfo Mederos, que ocupó el Teatro Metropolitano junto al maestro José Serebrier y las orquestas Sinfónica Nacional, la Filarmónica de Medellín y la de la Red de Escuelas Musicales de Medellín y produjo un hechizo colectivo. O a la interminable dulzura de la peruana Susana Baca, que también protagonizó una jugosa charla con el ministro de Cultura costarricense Manuel Obregón López, y la música y embajadora boliviana Luz Mila Carpio: ambas cantantes no sólo hicieron uso de la palabra, sino que terminaron lanzando a capella sus músicas preferidas. O incluso a los DJ’s que, dentro del espacio Zona de Riesgo, tomaron el Salón Antioquia del Hotel Intercontinental para una noche tripera que confirmó la amplitud de miras del encuentro, de Silvio Rodríguez a las bandejas de vinilo.

El balance sonriente

En el mediodía del sábado, cuando el diluvio no entraba en los cálculos de nadie, la sala de prensa del Pabellón Blanco volvió a llenarse para asistir al encuentro de ministros, secretarios de Cultura y representantes de varios países del continente. El propósito era ofrecer un balance de lo vivido en una semana de alto voltaje, y a la vez presentar a la Argentina como sede del IV Congreso, que se realizará del 20 al 24 de mayo de 2011 en Mar del Plata, y el Mercado de Industrias Culturales Argentinas, entre el 26 y el 29 en la Ciudad Cultural Konex, un cruce inédito de todas las ramas de producción cultural. Antes de eso, Obregón Díaz, Moreno Zapata, Coscia, el alcalde de Medellín Alonso Salazar, el ministro de Cultura guatemalteco Jerónimo Lancerio y Consuelo Saizar, presidenta del Consejo Nacional de las Artes y Cultura de México, dejaron claro en sus exposiciones la satisfacción por todo lo conseguido en el Congreso, tanto en el rubro de expresiones artísticas como en el intercambio de ideas generado en los diferentes encuentros. “Nos llevamos una visión clara de los desafíos que tenemos como región. Estamos convencidos de que los países iberoamericanos tienen la opción histórica de acudir a un espacio cultural común, suficiente para construir sinergias en el acontecer social y económico y para equilibrar el diálogo y las relaciones de intercambio. Y queremos llevar los documentos a acciones concretas”, aseguró la ministra de Cultura antes de dar paso a la lectura del documento elaborado por todos los funcionarios (ver aparte) con miras al futuro del eje cultural iberoamericano.

“Ir de Medellín a Mar del Plata y del tema de la música al tema de ‘Cultura, política y participación popular’ es haber tenido el anticipo exacto del papel de la política en relación con la cultura”, señaló Coscia tras la presentación de la sede 2011 a cargo del intendente marplatense Gustavo Pulti. “Hemos presenciado una formidable sintonía entre la política y la cultura, y esto no siempre se entiende en la política, lo entendemos quienes gestionamos la cultura y no tanto quienes desde la política llevan adelante las responsabilidades que tiene la gestión pública: muchas veces no comprenden el papel de lo cultural como herramienta fundamental para las metas que la política tiene en función del mandato de representación popular en la democracia. Medellín es un ejemplo magnífico, hemos visto cómo la cultura actúa como factor de inclusión social. Los pueblos son tan exitosos como su proyecto cultural: aquellos que defendieron su política cultural han logrado metas que no lograron los que la descuidaron. Nos vamos de esta ciudad alentados, con un ejemplo vivo para plantear los debates en Mar del Plata.”

–En este momento hay una crisis mundial que replantea el paradigma de los ejes dominantes. ¿Cuánto aportan estos encuentros para terminar de asumir la posibilidad de un protagonismo latinoamericano? –preguntó este diario.

–A veces hay una idea falsa de que estos encuentros son jarabe de pico, que nos encontramos, la pasamos bien, firmamos, nos vamos y listo. Pero los que hacemos cultura en nuestros países somos militantes culturales, yo vengo del cine y si hacés cine tenés que pelear por políticas del cine, si sos artista plástico pelear por espacios, oportunidades, lugares de exhibición y venta, y así. Me tocó ir a un encuentro en Caracas en 1989 que fue como éste, y allí nació la Conferencia de Autoridades del Cine de Iberoamérica, y de allí surgió Ibermedia, y de Ibermedia surgieron decenas de coproducciones de cine, que incluso favorecieron a los países más débiles, disolviendo asimetrías. Este tipo de trabajo es de mucha paciencia, nos conocemos y luego los gobiernos cambian, porque así es la democracia, y quizás un país que tenía un perfil muy alto cambia. Pero no hay la menor duda de que siempre se avanza, crece una conciencia de unidad, de integración, empieza a haber una experiencia de gestión a escala continental y hay frutos concretos. No es fácil, requiere paciencia, convencer, que los cambios de gobierno no impliquen abandonos de estas políticas.

Cantando bajo la lluvia

Menudo desafío afrontaron los artistas que, horas más tarde, pusieron el moño al Congreso. Ovacionado por sus compatriotas, Aterciopelados decidió asumir el contexto: al discurso ecologista de Andrea Etcheverry (quien provocó con el juego de palabras: “Ninguna mata mata, la hoja de coca no es lo mismo que la cocaína”) sumó una apertura con ese “La pipa de la paz” que cuenta que “bailábamos la danza de la lluvia” y “Río”. Con la obvia localía, el grupo de Etcheverry y el guitarrista Héctor Buitrago rindieron a las más de 20 mil personas presentes con “Canción protesta” (dedicada a Mercedes Sosa y Gustavo Cerati) y el hit “Bolero falaz”, y liquidó su noche con la cantante efectivamente danzando y cantando bajo la lluvia en “Baracunatana”.

De acuerdo con lo que se pulsaba en los cánticos, la expectativa se trasladó inmediatamente a la aparición de Fito, pero aún faltaban artistas por subir y hectolitros de agua por caer. Los mexicanos Zoé pusieron una nota rockera con el material de Reptilectric, guitarras y máquinas y un frontman –León Larregui– que, más allá de algún discutible movimiento cuando no tenía la guitarra en las manos, supo meterse al público en el bolsillo. Lo mismo sucedió con el españolísimo combo de Antonio Carmona y Rosario, que se despidió a todo gas con “Cómo quieres que te quiera” y “Marcha” y dejó el escenario, y el cielo, listo para el rosarino.

“Hola Medellín, ¡cómo te quiero, nena! Y... siempre que llovió paró, y al mal tiempo buena cara”, disparó Fito en medio de “Folis Verghet”, en traje blanco y ante una avenida en llamas. Si cabía alguna duda con respecto a lo que significa el argentino en estas tierras, quedó completamente desterrada en la presentación que hizo la locutora oficial. Que pareció exagerar al decir que “después de Gardel, Fito es aquí el argentino más querido”, pero el rugido de la multitud pareció certificarlo. Relajado, con un disfrute notorio, Páez le dio curso a un largo concierto que mechó los temas de Confiá con clásicos inoxidables a los que nunca les faltó el coro colectivo, emocionado en “11 y 6”, nostálgico en “Giros”, moderado en “Llueve sobre mojado”, encendido en “El chico de la tapa”, decididamente desatado con “Mariposa tecknicolor”. La madrugada vio pasar a paisas empapados pero con los ojos brillantes, embuchando el último ron del Congreso. Digno final para cuatro días en los que Medellín siguió disipando prejuicios, siguió trabajando para evaporar el mote del sitio más peligroso del planeta que se ganó en los ’80 y ’90. Esta vez, todo fue una fiesta en el Valle de la Cultura.

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