CULTURA › LAS CONCLUSIONES DE LA EDICIóN 2010 DEL ENCUENTRO WIKIMANíA
Como sucedió el año pasado en Buenos Aires, Gdansk se convirtió en el epicentro de los pensadores de la enciclopedia en colaboración. Entre varios otros temas, volvió a sacarse a la luz el tema de la confiabilidad de los textos.
› Por Facundo García
La sexta edición de Wikimanía, el evento global donde se reúnen los aficionados a la Wikipedia y otras iniciativas similares, terminó este fin de semana con varias noticias bomba para los amantes del conocimiento “que cualquiera puede editar”. Las buenas nuevas incluyen la promoción de lenguas con escasa representación en la web, la coordinación con las redes sociales y un sensible aumento de los recursos destinados a la entidad que patrocina este tipo de proyectos. De cumplirse los objetivos planteados, es probable que la célebre enciclopedia online –que ya se ha hecho un lugar en la rutina cotidiana de millones– se transforme radicalmente en el próximo lustro.
La sede elegida para la reunión fue Gdansk, en el norte de Polonia. Ahí llegó Jimbo Wales con su cara entre tranquila y asustada. Y tras él, la misma ensalada de identidades que se vio en Buenos Aires durante la edición 2009. Una de las novedades que corrió de inmediato fue que Wikimedia –la fundación sin fines de lucro que apadrina los proyectos Wiki más destacados– está metida en un “plan quinquenal”. El anuncio lo hizo la directora ejecutiva de la institución, Sue Gardner, quien también explicó que la nueva fase operativa busca recolectar veinte millones de dólares, que serán destinados –por ejemplo– a que Wikipedia llegue al 2015 con 680 millones de visitantes por mes. Es decir, a conseguir que duplique la cantidad de consultas que recibe en la actualidad.
El cronograma también contempla la contratación de cuarenta y cuatro nuevos empleados, lo que significaría duplicar su personal. Datos que resaltan más aún si se tiene en cuenta que hasta hace poco la caja disponible era de sólo un millón y los miembros rentados no pasaban de los seis. Con todo, el optimismo no le dio terreno a la ingenuidad. Prestando oído a las advertencias, se subrayó en varias oportunidades la necesidad de detener el éxodo de voluntarios y de aceitar la relación entre los usuarios que tienen atribuciones especiales y los “silvestres”. A la vez, se coló como nunca el tema de las redes sociales: hay quien se pregunta si Wikipedia y sus iniciativas hermanas (Wikiccionario, Wikiversidad, etc.) no serán, en el fondo, más parecidas a Facebook que a los volúmenes de una biblioteca.
También era de esperar que volviera a salir el tema de la confiabilidad. El sábado, el australiano Liam Wyatt –un histórico– describió su experiencia como “Wikipedista residente” en el Museo Británico de Londres. Wyatt pasó varias semanas dedicado a mejorar artículos relacionados con temas que toca el museo y dio precisiones acerca de lo útil que puede resultar el contacto con especialistas que trabajan en esos polos culturales. La propuesta de aumentar la calidad por medio de la consultoría con expertos suena todavía más atractiva ahora que Wikimedia promete desembolsar más dinero. En Estados Unidos, de hecho, ya se han tomado medidas para que referentes en salud pública monitoreen y corrijan lo que se publica.
El crecimiento de las enciclopedias escritas en idiomas minoritarios y la difusión en los países pobres se mantuvieron en el centro de la escena. Los planes a futuro apuntan a llegar mejor a América Central, América del Sur, Asia y Africa, con oficinas en Brasil e India. ¿La meta? Lograr que entre las versiones que Wikipedia tiene en más de doscientas cincuenta lenguas haya por lo menos cien que sobrepasen los ciento veinticinco mil artículos. Y la cifra no es arbitraria: se ha comprobado que a partir del momento en que se acumula una masa crítica de contenidos, la dinámica se hace más intensa y el número de involucrados aumenta.
La mayor parte de las actividades se hicieron en las instalaciones que usa la Filarmónica Polaca del Báltico, muy cerca de las calles donde se creó el Movimiento Solidaridad que lideraba Lech Walesa. En la multitud, los argentinos dieron la nota a través de seis participantes y por lo menos tres ponencias. Además, concretaron acciones conjuntas con delegados de Chile, México y Uruguay, lo que incluyó hacerse un lugar entre los bares repletos de alemanes para hinchar por la Celeste en el partido por el tercer puesto de la Copa del Mundo. Más tarde, los conferencistas de la región insistieron en la idea de empezar a pensar la Wikipedia desde una perspectiva de género. Ocurre que entre los colaboradores sigue habiendo una abrumadora mayoría joven, masculina y occidental. Eso tiende a invisibilizar otras perspectivas, por lo que –según sugirieron los equipos uruguayo y argentino– es indispensable favorecer una mayor diversidad.
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