Mar 14.12.2010
espectaculos

CULTURA › CONCLUYó AYER UN NUEVO ENCUENTRO INTERNACIONAL DE GRUPOS EXPERIMENTA

Por un teatro capaz de cambiar la vida

Organizada por el laboratorio El Rayo Misterioso de Rosario, la reunión contó con agrupaciones de la Argentina, Perú, Uruguay, España, Brasil, Chipre, Polonia, Colombia y Chile.

› Por Facundo García

Desde Rosario

Salir de una sala y ser una persona diferente a la que entró: hay quien todavía cree en esas transmutaciones. Basta repasar lo ocurrido en el onceavo Encuentro Internacional de Grupos Experimenta 2010 para comprobarlo. Organizada por el laboratorio El Rayo Misterioso de Rosario, la reunión –que terminó ayer– invocó magias que el reinado del entretenimiento banal está condenando al destierro. Hechizos como la potencia que tienen ciertas obras para dar con verdades individuales o colectivas; o como la capacidad de algunos ritos escénicos a la hora de construir una celebración de lo humano. El teatro, al menos por una semana, siguió siendo territorio encantado.

“Cuando Experimenta se acerca (...) sentimos esa sensación incitante que empieza a recorrernos y que pone a flor de piel el contacto con otros seres que viven del arte, lo respiran, les han dedicado su existencia igual que nosotros”, expresaron los anfitriones en la primera hoja del programa. Efectivamente, la juntada fue una oportunidad de conocer las estrategias que teatreros de los más diversos orígenes aplican para llevar adelante sus sueños. Invitados de la Argentina, Perú, Uruguay, España, Brasil, Chipre, Polonia, Colombia y Chile mostraron espectáculos y participaron en discusiones, componiendo una Babel de artistas que, en algunos casos, habían ahorrado hasta medio año para llegar hasta ahí. Por eso los almuerzos y las cenas fueron un curso acelerado de dramaturgia. Una discusión teórica derivaba en sobremesa, la sobremesa en salida nocturna y la salida nocturna en un de-sayuno surcado por las ideas de Jerzy Grotowski o el espectro de Renzo Casali.

Varios convocados provenían de comunidades artísticas o de proyectos donde la disciplina y la dedicación full time son ejes fundamentales. Los integrantes de El Rayo, sin ir más lejos, complementan la formación actoral con un riguroso entrenamiento vinculado con el kung fu, y financian sus iniciativas a través de la venta de una revista, la gestión de un bar y las clases que abonan los alumnos. Así, los dirigidos por Aldo El Jatib sostienen el Experimenta y elaboran piezas en la línea de Dionisos Aut, que ya lleva varias temporadas en cartel. Otros, como los limeños de Cuatrotablas, se inclinan por métodos distintos. Para poner en escena a Ernesto y el colegio –una joya olvidada de José María Arguedas–, los peruanos se dedicaron a entrenar semanas enteras a doble turno, pidiendo préstamos para costearse los gastos. Según relató el actor Luigi Acosta, “se ensaya de lunes a viernes, en la mañana y en la tarde. Es común que por trabajo o por estudio los compañeros no puedan ir. Entonces el único que haya asistido tiene la responsabilidad de practicar solo”.

También dieron a conocer sus elecciones estéticas y laborales Teatro del Norte y Eie La Prole (España), El Galpón (Uruguay), Los Celebrantes (Buenos Aires) y la Cooperativa de Actores de Rosario. Y era inevitable que en ese ecosistema no empezaran a revolotear los críticos. De hecho hubo una mesa redonda en la que se analizó el complejo presente de la actividad. “Los diarios no llegan a cubrir ni una pequeña parte de las obras que se hacen en la capital, por no hablar del interior. A lo mejor las revistas especializadas tienen que aceptar el desafío de suplir esa carencia”, observó Héctor Oliboni, ex editor de la revista Dionisios.

La mesa redonda levantó temperatura. Mientras unos optaron por criticar a los grandes medios por haberle quitado espacios al lenguaje específicamente teatral, otros prefirieron concentrarse en la esperanza de que la web y la nueva Ley de Servicios Audiovisuales colaboren en el cambio. Sergio Osses, de la publicación cordobesa El Apuntador, señaló algunas paradojas de la situación. “Cuando arrancamos, nosotros queríamos escribir para discutir con los discursos hegemónicos que venían desde los principales diarios. Más tarde nos dimos cuenta de que ese ‘otro’ discurso que generábamos también era un discurso ‘de poder’, y pasamos a una segunda etapa de reflexiones”, repasó.

Otro día la polémica giró alrededor de las revistas especializadas. En realidad, es tan comprensible como aburrido que siempre se mencione la falta de fondos, la preeminencia de la metrópoli y la inconstancia del electorado en la lista de problemas de la prensa cultural. Pero en esta edición del Experimenta hubo una línea de pensamiento que antes no sobresalía tan claramente. Varios emprendedores –como Gustavo Urrutia, de la Revista Saverio– cuestionaron la separación tajante entre el acto de editar textos de arte y la necesidad de ganar plata. “Estamos aprendiendo que esas dos cosas no tienen por qué estar separadas. Se trata de dar productos de calidad sin resignarse a perder dinero”, reflexionó.

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