La decisión de Cristina Fernández es conquistar mayor visibilidad internacional para el arte argentino contemporáneo. La flamante directora de Asuntos Culturales de la Cancillería, la embajadora Magdalena Faillace, acaba de asumir el desafío de cumplir la consigna presidencial. Entrenada en retos de la misma estirpe –viene de organizar la participación de la Argentina en la Feria del Libro de Frankfurt, y de rescatar y restaurar el mural de Siqueiros–, Faillace avanza en el armado de una estrategia de expansión y búsqueda de “mercados”. En el horizonte cercano se despliega “la madre de todas las bienales”, la próxima 54ª Bienal de Venecia, que se inaugurará en junio. Por primera vez en muchos años, el país contará con un pabellón permanente en los Arsenales, los viejos galpones portuarios que, junto con los pabellones nacionales de los Giardini, constituyen la principal vidriera de la mayor muestra de arte del mundo. Paolo Baratta, presidente de la Bienal, firmó una “carta de entendimiento” para que nuestro país “ascienda de categoría” y vuelva a jugar en primera durante más de dos décadas. “Estamos poniendo la piedra fundamental de algo que será nuestro por 22 años, que es mucho tiempo”, dice Faillace a Página/12.

Recuperar un lugar destacado en Venecia tiene el sabor de una revancha. El pabellón argentino se perdió por la desidia de la última dictadura militar, que dejó de pagar el espacio. Después de la “carta de entendimiento” –anticipa la directora de Asuntos Culturales– llegará la firma definitiva del comodato que le permitirá al país contar con esa vidriera durante 22 años. “Hay que hacer una inversión importante en la restauración”, subraya Faillace sin soltar prenda sobre la cifra aproximada que demandará la puesta a punto de las instalaciones. Hace 15 días estuvo en Venecia para realizar un reconocimiento del terreno. “Los Arsenales, el lugar que fue la base del poderío militar veneciano, son edificios de 1570 –explica–. Las estructuras están sólidas y tienen las rejas originales.” La Presidenta fue invitada por Baratta a la inauguración de la 54ª edición de la Bienal. “Faltaría confirmar su asistencia; pero se sabe que tiene muchas ganas de ir”, revela Faillace.

“La cultura es una excelente embajadora para el país. Frankfurt fue la demostración del liderazgo argentino en Latinoamérica; pero hay toda una tarea por desarrollar, en el sentido de revitalizar los convenios educativos-culturales que tenemos con muchos países del mundo”, plantea Faillace. Para acompañar la próxima visita oficial de la Presidenta a México, en abril, la Dirección de Asuntos Culturales llevará la muestra Realidad y utopía - 200 años de arte argentino: una visión desde el presente, que se exhibió el año pasado en Berlín, frente a la emblemática Puerta de Brandeburgo, en el marco de las actividades programadas para la Feria del Libro de Frankfurt. La exposición, que incluye obras de más de cien artistas plásticos y visuales argentinos, se presentará en el Museo Nacional de San Carlos, en el Distrito Federal mexicano. Además de la muestra, Faillace está organizando una jornada sobre la recuperación del mural de Siqueiros, Ejercicio plástico, restaurado para el Bicentenario argentino junto con México. “El gobierno argentino cumplió después de dos décadas de abandono”, sintetiza la tarea en la que tuvo un papel protagónico.

El exitoso programa “Sur” de apoyo a las traducciones, el caballito de batalla de la participación argentina en Frankfurt, es una política de Estado que ahora seguirá bajo la órbita de la Dirección de Asuntos Culturales. Gracias al programa se tradujeron 299 títulos a 28 idiomas para 33 países. “Todos los escritores, los editores y los traductores están contentos con la continuidad del programa”, subraya Faillace.

Hoy a las 16 se presentará el libro-memoria y el video de 22 minutos sobre la participación argentina en la Feria del Libro de Frankfurt en el Palacio San Martín (Arenales 761).