CULTURA › SE INAUGURó AYER LA 37ª EDICIóN DE LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO
Con la presencia de funcionarios de la Nación y de la Ciudad, en los discursos volvió a entablarse la polémica sobre el rol del Estado y la libertad de expresión. Hubo homenajes a David Viñas y a María Elena Walsh.
› Por Silvina Friera
Más allá de la “guerra de interpretaciones”, la Feria Internacional del Libro –quedó demostrado ayer durante la inauguración de la 37ª edición, “Una ciudad abierta al mundo de los libros”– no es un espacio aséptico. Ni mucho menos neutral. Nadie mencionó a Mario Vargas Llosa, que hoy dará una conferencia magistral, pero tuvo un emisario conspicuo en el discurso del ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi. El debate sobre el rol del Estado y la libertad de expresión fue protagonista de esta jornada. El ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, destacó que, a pesar de que hay sectores que quieren un Estado inerme, para comprar 45 millones de libros “necesitamos un Estado comprometido que sea un extraordinario igualador de posibilidades”. “Luchamos por la libertad que protege a los más débiles frente a los que más tienen, por la libertad que permite que cada año se discutan los salarios y las condiciones laborales en paritarias, por la libertad de acceder a una educación inclusiva y de calidad y por la libertad de prensa y el acceso a la información.” Sileoni aclaró que “éste no es el momento más difícil de la democracia desde 1983”, como dijo Mauricio Macri días atrás, y agregó que “el pueblo sabe cuidar la democracia, porque es el más golpeado cuando el Estado y la democracia no están”. El ministro de Cultura de la Ciudad, Hernán Lombardi, citó al filósofo inglés John Stuart Mill: “La peor defensa que puede cometerse en una polémica es la de estigmatizar de peligrosos e inmorales a los que profesan la opinión contraria”.
En la sala Borges editores y escritores se mezclaban entre los invitados: Daniel Divinsky, Carlos Díaz, Vicente Batistta, María Rosa Lojo y Elsa Osorio, entre otros. El ministro de Educación cosechó aplausos cuando destacó la “plena libertad de palabra y pensamiento que abrió la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual” y cuestionó que sea “bloqueada por aquellos que se consideran dueños absolutos de esa libertad”. “Peleamos para que nuestros niños no se vean privados de la libertad de ver Paka Paka, el único canal infantil no comercial”, subrayó Sileoni. “Para nosotros, los chicos son sujetos de derecho, no objetos de consumo.” El ministro aseguró que como Estado educador “buscamos que la libertad no sea una palabra vacía de contenido; especialmente para nuestros niños y jóvenes tenemos que garantizar que tengan las capacidades necesarias para ser lectores críticos y competentes”.
Gustavo Canevaro, el presidente de la Fundación El Libro, la entidad organizadora, recordó la “extraordinaria” presencia del sector editorial argentino en la Feria del Libro de Frankfurt y la importancia del programa “Sur” de apoyo a las traducciones, que hizo posible la publicación de cientos de libros en otros idiomas con más de 200 escritores traducidos. “El Estado adoptó un papel activo en la provisión de libros para escuelas, y esto da fe de la importancia que se le da al hecho de educar con libros”, ponderó el papel del Ministerio de Educación de la Nación. Sobre los problemas del sector, Canevaro señaló la asimetría fiscal que implica la imposibilidad de desgravar IVA, tanto en las editoriales como en las librerías, y lamentó que el proyecto de creación del Instituto del Libro, “una posible solución del problema”, haya perdido estado parlamentario. “El sector necesita con urgencia un régimen simplificado que dinamice nuestra actividad y refuerce la llegada del libro argentino a todo el mercado de lengua castellana”, dijo Canevaro y anticipó que junto con la Secretaría de Cultura de la Nación se está trabajando en un mecanismo que simplifique la operación a través del correo. “Estamos en un momento de plenitud, de consolidación, y, a la vez, de fortaleza y audacia para encarar nuevos proyectos”, redondeó Canevaro.
Lombardi, en tanto, incluyó en su alocución una frase de Federico García Lorca. “Bien está que todos los hombres coman –dijo Lorca–, pero que todos los hombres sepan, que gocen de todos los frutos del espíritu humano, porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de la terrible organización social.” El epílogo del discurso de Lombardi abrevó en las aguas de Mariano Moreno: “Si los pueblos no se ilustran, si no se divulgan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que puede, vale y debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas. Y será tal vez nuestra suerte cambiar a los tiranos sin destruir la tiranía”.
El director nacional de Industrias Creativas, Rodolfo Hamawi, recogió el guante de la polémica Vargas Llosa. “Nuestro gobierno es respetuoso de los disensos y no esconde los conflictos. El libro es herramienta privilegiada de esos debates –añadió–; por lo que esta Feria debe garantizarlos evitando cualquier utilización espuria que atente contra su espíritu y su propuesta.” Si en todo editor se esconde un docente, Hamawi destacó la oportunidad de hacer docencia por los pabellones, stands y salas de La Rural. “Un Estado activo, haciéndose cargo de sus responsabilidades, no es contrario a la libertad, sino garante de esa libertad en igualdad. Nadie fue censurado; la libertad de edición y expresión es absoluta, y a nadie se le pregunta sobre su filiación política para comprarle libros o subsidiar sus ediciones.”
Germán García homenajeó a David Viñas, al escritor “más inquietante” que el ensayista polémico. La voz de Sandra Mihanovich susurró las canciones de la entrañable María Elena Walsh y hubo alguno que otro lagrimón.
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