Lunes, 28 de noviembre de 2011 | Hoy
CULTURA › FERNANDO VALLEJO RECIBIó EL PREMIO FIL
El escritor colombiano habló de los muertos, de la violencia y del narcotráfico. Y donó los 150 mil dólares del galardón a dos asociaciones defensoras de los animales.
Por Silvina Friera
Desde Guadalajara
Los muertos hablan. Los vivos acusan sordera –parcial o total– y no los quieren escuchar. O lo intentan, pero no pueden. En la fiesta de la palabra y la imaginación, la Feria Internacional del libro de Guadalajara (FIL) que comenzó el sábado con Alemania como país invitado de honor, Fernando Vallejo recibió el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, dotado de 150 mil dólares, y habló de los muertos, de la violencia, del narcotráfico. Lo ovacionaron y aplaudieron casi todos los presentes, como Herta Müller, la Premio Nobel de Literatura que encabeza la delegación de escritores alemanes que participarán de esta edición. En cambio Mario Vargas Llosa, el otro Nobel, se abstuvo de aplaudir durante la inauguración. “Hoy me piden que hable, pero como México no habla, yo tampoco pienso hablar”, ironizó el escritor colombiano, el santo protector y patrono de todos los perros abandonados del mundo, y acusó a la “siniestra policía del PRI” de ser el “semillero de todos los carteles de México”. En una conferencia de prensa posterior, embistió también contra el presidente mexicano Felipe Calderón y la clase política. “Calderón es indigno del puesto que ocupa; es un vivo de la política, lo que yo llamo ‘aprovechadores públicos’. Lo único peor a eso es el ‘atropellador público’, y en México estamos próximos a tener otro chavecito (por Hugo Chávez), así que prepárense.”
Vallejo confirmó que donará los 150 mil dólares del Premio FIL a dos asociaciones de México: los Amigos de los Animales, de Martha Alarcón, de la ciudad de Xalapa, y los Animales Desamparados, de Patricia Rico, en el DF. El escritor colombiano contó que cada vez que toca dinero se tiene que lavar las manos, una manía que le viene de la infancia y de la educación familiar. “Cada vez que cogíamos una moneda, mi mamá me decía: ‘Vaya, lávese las manos m’hijo, que tocó plata’. De unos niños educados así, ¿qué se podía esperar? Puros pobres. Me hubieran educado en la escuela del PRI, y hoy estaría millonario. ¡Pero qué iba a haber allá PRI!”, se quejó el escritor.
En un discurso que mezcló los recuerdos íntimos con la política, el escritor colombiano recordó a un amigo al que mataron cuando estaba defendiendo a un borracho apaleado por la policía. “Fernando Rosas, tocayo, paisano, te mató la policía de Acapulco, los esbirros del presidente municipal; la siniestra policía del PRI, semillero de todos los carteles de México”, denunció Vallejo y agregó que cuando creyó que el gallo del PRI –por Vicente Fox– mejoraría al país, “mi gallo se convirtió en pavorreal y después en burro”. México ha naturalizado tan pavorosamente la violencia –dos días antes de la inauguración de la FIL aparecieron 26 cadáveres en tres camionetas, a cinco minutos del predio ferial– que Vallejo opta por un silencio que no deja de sorprender. “Hoy me piden que hable, pero como México calla, yo tampoco pienso hablar”, ironizó el escritor sobre ese silencio incómodo.
Vallejo proclamó tres mandamientos, como si fuera el pastor fundador de una “nueva” iglesia. “No te reproduzcas que no tienes derecho, nadie te lo dio; no le hagas a otro el mal que te hicieron a ti sacándote de la paz de la nada, a la que tarde o temprano tendrás que volver, comido por los gusanos o las llamas”. El segundo fue muy aplaudido. “Respeta a los animales que tengan un sistema nervioso complejo, como las vacas y los cerdos, por el cual sienten el hambre, el dolor, la sed, el miedo, el terror cuando los acuchillan en los mataderos, como lo sentirías tú, y que por lo tanto son tu prójimo. Quítate la venda moral que te pusieron en los ojos desde niño y que hoy te impide percibir su tragedia y su dolor. Si Cristo no los vio, si no tuvo ni una palabra de amor por ellos, ni una sola, despreocúpate de Cristo, que ni siquiera existió”.
El tercer y último mandamiento es no votar. “No te dejes engañar por los bribones de la democracia, y recuerda siempre que no hay servidores públicos sino aprovechadores públicos. Escoger al malo para evitar al peor es inmoral. No alcahuetees a ninguno de estos sinvergüenzas con tu voto. Que el que llegue, llegue respaldado por el viento y por el voto de su madre. Y si por la falta de tu voto, porque el día de las elecciones no saliste a votar, un tirano se apodera de tu país, ¡mátalo!”.
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