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Viernes, 22 de junio de 2012

CULTURA › LA PRESENTACION DEL LIBRO HAIN. EL MUNDO SELK’NAM EN POESIA E HISTORIETA

Buscar huellas de un pueblo arrasado

En el C. C. de la Cooperación, el escritor Carlos Juárez Aldazábal y la historietista Eleonora Kortsarz hablaron de su libro, un rescate cultural de la tribu fueguina.

La forma de vida nómade de los primeros habitantes de Tierra del Fuego, los Selk’nam (mal llamados Onas), sus vestimentas, rituales, su vínculo con la naturaleza, su forma de entender el mundo y el genocidio que esa pequeña comunidad sufrió a manos del hombre blanco fueron los ejes sobre los que centró su investigación y poesía el escritor salteño Carlos Juárez Aldazábal. El resultado fue Hain. El mundo Selk’nam en poesía e historieta, un libro que homenajea a esta comunidad originaria de la Patagonia y cuyas huellas aún persisten en la diversidad cultural de nuestro país. “Me interesó contar, a través del libro, el genocidio que sufrió la comunidad. También el vínculo que hay entre la antropología y la poesía: conocer esa otredad a través de la poesía”, dijo el poeta durante la presentación de su trabajo, el martes en el Centro Cultural de la Cooperación.

Se trata de un libro de poesías breves dirigido a jóvenes, que permite adentrar al lector en la historia de los Selk’nam y en la forma de vida que ellos tuvieron, antes de las matanzas ocurridas desde finales del siglo XIX y principios del XX. La literatura de Aldazábal es acompañada por los expresivos dibujos de la historietista Eleonora Kortsarz, que a través de las imágenes permite conocer e imaginar un poco más sobre ese mundo narrado. El Hain al que hace referencia el título es una ceremonia en la que los adolescentes varones pasaban a la adultez. Este ritual (en el que sólo participaban los hombres) servía para justificar el patriarcado asegurando el dominio simbólico de los hombres sobre las mujeres.

El libro está dividido en dos partes: la primera es de poesía y en la segunda se agrega el lenguaje de la historieta. “Desde chico me gustó mucho la historieta. Toda la obra de Héctor Oesterheld para mí es central. Y me parecía que ese largo poema narrativo que era Hain, donde aparecía este personaje premagallánico que empezaba a tener premoniciones sobre lo que iba a ocurrir, sobre los españoles pasando por el estrecho, viendo las fogatas Selk’nam y llamando a ese lugar Tierra del Fuego, podía sumar mucho con los dibujos y creo que fue una ganancia para la poesía”, explica Aldazábal a Página/12.

“Pienso en la poesía como magia; porque en esta cultura que no es la occidental, la magia y la poesía no son cosas distintas. El hechicero tenía el poder de hacer varar a una ballena y atraerla con su canto y que quedara en la orilla. Entonces ése era el motivo de celebración y alegría”, contó el poeta. Uno de los versos titulado “La ballena”, dice: “Ha llegado la ballena/ el mar la acaricia y su cuerpo es una promesa confirmada/ las mujeres aman cantar, por eso, en caso de nevada corta el cielo/ mientras mi piedra por las costillas corre/ y mis hermanos juegan/ ellas alejan la tormenta con su canto/ y el sol pulsea con la nieve derritiéndola, antes de que caiga”.

“¿Qué características de la comunidad Selk’nam les llamaron más la atención?”, preguntó un hombre al poeta y a la historietista, durante la presentación. “Me llamó mucho la atención y me parecía contradictorio que haya sido primero una cultura matriarcal y después patriarcal. También, la vida nómade que tenían y el amor a la naturaleza. Ellos le rendían culto la naturaleza como endiosándola. De alguna manera yo encontré una conexión entre ellos, en su manera de venerar a la naturaleza, y otras culturas”, respondió la dibujante Kortsarz.

La obra de la antropóloga francoestadounidense Anne Chapman, conocida por sus estudios sobre los pueblos fueguinos, en especial de los Selk’nam, fue central en la investigación de campo que realizó Aldazábal. “Me conmovió mucho cuando la conocí a Chapman, ver el cariño que ella le tenía a esa cultura. Y la historia del genocidio que vivió el pueblo Selk’nam fue terrible. Eso me hizo pensar en las matanzas que vivió nuestro país donde hay ciertos genocidios cíclicos que se van repitiendo a lo largo de nuestra historia”, reflexiona el escritor, quien viajó por primera vez a Tierra del Fuego en 1998. Es que los miembros de la comunidad fueron víctimas de todo tipo de vejaciones. Por ejemplo, en 1890, un grupo de ellos fue trasladado a una feria en París para ser expuesto en jaulas como “antropófago”, como objeto de entretenimiento. Una clara muestra del etnocentrismo de la época.

–¿Sobrevive esa comunidad?

–Actualmente resurgió la identidad del pueblo, se está rearmando. Pero aproximadamente quedarán unas 500 personas en la comunidad. Muchas de sus mujeres fueron transformadas en empleadas domésticas y los hombres en peones rurales. Es como pensar en el gaucho, que ya desapareció como forma de vida nómade.

Informe: María Luz Carmona.

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“Nos interesó contar el genocidio que sufrió la comunidad.”
Imagen: Jorge Larrosa
 
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