Tengo el honor de ser la madrina de este fantástico e importante ciclo que se inauguró en el hermoso y emblemático espacio de la ciudad de Buenos Aires que es el Auditorio Kraft. Digo que es un honor porque significa conmemorar el resumen de muchas cosas importantes para la sociedad, para nuestra sociedad: el Día Internacional de la Mujer, en recuerdo de aquellas maravillosas obreras americanas y su lucha emblemática, y el 24 de marzo, que es una fecha de dolor muy fuerte y que tuvo también la gran impronta de la mujer. Provocó nada más y nada menos que la aparición de las Madres de Plaza de Mayo. La lucha de estas mujeres cambió la historia de este país y fue un símbolo importante para toda la América y para el mundo. Es decir, fue un símbolo de la mujer y su rol, todos sus roles, sus apasionantes y maravillosos roles en las sociedades. El compromiso de la mujer jamás es más o menos, con medias tintas, siempre es entero, desde el corazón, desde las entrañas mismas, que es desde donde se engendra la vida. Por eso es muy importante todo lo que se diga y haga este mes para reafirmar este lugar que hemos sabido ocupar en la historia de los pueblos todas las mujeres, desde todos los lugares. Desde el más pequeño, la ama de casa, la docente, la artista, la científica, la luchadora social, la que está donde tiene que estar siempre. Eso, la mujer y su compromiso definitivo y para siempre, por supuesto, con la vida. Estoy orgullosa de la enorme actividad que va a tener el Auditorio Kraft y la cantidad de mujeres importantes que van a pasar a decir y hacer lo suyo y a intensificar este compromiso que tenemos todas con el presente y el porvenir de nuestra tierra, de nuestros hijos, el futuro. Y el futuro, ya sabemos, es hoy.