Domingo, 31 de marzo de 2013 | Hoy
CULTURA › VIRTUDES Y DEFECTOS
Uno de los sistemas de medios públicos más longevos y recientemente fortalecidos por los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner es el argentino. Página/12 consultó a los especialistas la evaluación que hacían de la política comunicacional argentina en materia estatal. “Sus virtudes están en competir desde la producción y no desde el control de contenidos; la lucha es produciendo y eso me gusta mucha: se dio trabajo a más gente, más estéticas, más gustos, más ideas. Se creó un movimiento audiovisual de creadores públicos. Su debilidad: el dominio de las estéticas de cine sobre los modos televisivos, de las estéticas ilustradas sobre los saberes populares”, evalúa Rincón. Entre el debe y el haber, Becerra describe la experiencia nacional con sinsabores manifiestos. “En primer lugar diría que no es un sistema auténticamente público sino gubernamental. Esto no es novedoso, sino que es un rasgo histórico constitutivo de los medios estatales en el país, pero que desde 2008 se agudizó. En su impronta sobreactuadamente gubernamental radica su principal inconveniente, que es también su fuente de descrédito ante buena parte de la población. Es cierto que la reiteración de consignas oficialistas cohesiona a una minoría intensamente identificada con el Gobierno, pero para ello es que hay medios partidarios o privados. Me pregunto qué dirían algunos compañeros que hoy justifican el uso de recursos públicos como propaganda gubernamental si el presidente fuese Mauricio Macri, José Manuel de la Sota o Juan Manuel Urtubey, y si desde el único ciclo político que emite el canal estatal se denigrara toda idea que no replique la línea del Poder Ejecutivo”, analiza el investigador.
“Por otra parte y paralelamente –reconoce Becerra–, las emisoras estatales cobraron un vigor enorme gracias al aporte de audiencias interesadas en el fútbol por el programa Fútbol Para Todos y ensayan, con distinta suerte, la producción de contenidos de ficción de calidad y de ciclos de contenido social que se acercan al ideal de ‘lo público’. Es decir que en los últimos años las emisoras estatales disputan audiencia a las privadas, algo infrecuente para las últimas décadas, y además se crearon emisoras que por ahora tienen limitaciones en cuanto a su distribución, pero que comprueban que el Estado puede producir contenidos audiovisuales culturales de calidad, como la señal Encuentro o Pakapaka.” Tanto para Fuenzalida como para Albornoz, la corta vida del sistema obliga a ser cautos a la hora de emitir un veredicto sobre el caso argentino. Aunque ambos acuerdan en que la BBC de Inglaterra debe ser el sistema a alcanzar. “El mejor ejemplo europeo es la BBC, que tiene calidad, masividad y audiencia; tiene un régimen de administración responsable y profesional y un financiamiento interno que se complementa con el financiamiento de su producción de exportación”, afirma Fuenzalida.
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