CULTURA › FABIAN CASAS TUVO QUE SALIR A DESMENTIR QUE TUVIERA UNA CUENTA EN FACEBOOK
Tiene fotos de su infancia y otras con amigos, cita a Nietzsche y hay textos con una escritura parecida, pero Máquina Casas no es el Facebook de Casas. “¿Qué le pasa a una persona que se hace pasar por mí?”, se pregunta el escritor.
› Por Silvina Friera
El engaño es “casi” perfecto. “Soy y no soy Fabián Casas. Un Facebook para todos y para nadie”, escribió ayer Máquina Casas. No es el autor de El Salmón, aunque tenga fotos de la infancia y algunas recientes –con sus amigos Iván Noble y Washington Cucurto–, cite a Nietzsche, recomiende libros, escriba parecido y publique un poema aparentemente inédito. Varios periodistas y escritores pisaron el palito. En este mundo de imposturas, el automatismo del “me gusta” funciona como la falsedad elevada a la enésima potencia. “Me gusta, luego existo”, parece ser el imperativo en esta red social. “Estás tirado en un sillón/ no hay vino ni perdón sobre la mesa/ sólo un cenicero/ brillante y lleno de colillas”, dicen los primeros versos que subió en su muro el gran falsificador. Siempre hay alguien que se atreve a pulsear contra la hipocresía y el snobismo. “Yo lo que espero es que el poema que puso y recibió 450 ‘me gusta’ sea de Casas. Si no, sería un gran experimento tendiente a dar cuenta de que muchas veces lo que importa es lo que no debería importar”, comentó el narrador Ignacio Molina. Y fue más allá, en un arrebato de sinceridad que no abunda: “Para mí no está tan bueno el poema (es subjetivo, claro), sea o no sea de Casas. Y creo que si le pusieron tantos ‘me gusta’ en tan poco tiempo es porque estaba ‘firmado’ por Casas”. El fake ratificó la certeza de Molina: “Pues no es mío el poema”.
A través de un comunicado enviado por el grupo editorial Planeta, el autor de Ensayos Bonsai advirtió que no tiene cuenta en Facebook, Twitter o cualquier otra red social. “Alguien abrió una cuenta de Facebook en mi nombre, lo cual me está dando algunos dolores de cabeza. Por eso quiero aclarar que no tengo Facebook, Twitter, blog ni ningún otro formato en las redes sociales. Mark Zuckerberg creó Facebook para hostigar a una chica y se hizo millonario. También les simplificó el trabajo a las agencias de control del Imperio (CIA, policía Nova, etcétera). Recuerden que la amistad en Facebook no es amistad.” Casas no suele conectarse a Internet los fines de semana. Lo hace sólo cuando trabaja. Durante el largo feriado el fake estuvo muy activo. El escritor también. Los ensayos de la película que escribió para Lisandro Alonso ocuparon esos días. La produce y actúa Viggo Mortensen. “Sucede en una época posapocalíptica en un país que puede ser Argentina, aunque no se sabe. Un hombre vive con su hija en una especie de desierto, rodeado de salvajes. Mucho más no quieren que cuente –admite el narrador y poeta a Página/12–. El guión es una adaptación de una novela mía iné-dita, El parche caliente, una cosa que les sale a los perros en el cuerpo cuando extrañan a alguien. La película todavía no tiene título.”
El miércoles pasado, el primer día hábil de la semana, se encontró con un aluvión de mensajes. “Cuando vi mi casilla de correo, tenía un montón de mails de gente que me preguntaba si yo tenía Facebook y si yo mantenía lo que decía ahí –repasa Casas–. Alguien abrió una cuenta y desde ahí critica libros, escritores. De hecho, es tan perfecto el engaño que mi hermano Gabriel le pidió amistad, no sé cómo se dice eso... No tengo la menor idea de cómo es. De golpe tenía gente que me decía: ‘Che, ¿en serio vos pensás esto?’ Muchos creyeron que era yo. El tipo tiraba poemas y opinaba, según me contaron. Por eso el comunicado, para aclarar que no tengo nada que ver porque no sé en qué puede derivar todo esto. Subió fotos mías con Fogwill, con Cozarinsky, incluso me comentaron que Cozarinsky le comentó pensando que era yo. Que alguien se haga pasar por mí con opiniones que no son mías me genera un dolor de cabeza porque tengo que darles respuesta a un montón de gente que me escribe.”
En la foto que el fake subió con Fogwill, el 2 de abril, escribió: “Sé al menos mi enemigo, dice Nietzsche. Adondequiera que estés, Quique”. Casas no pierde la calma y reconoce el trabajo descomunal que hace Máquina Casas. “Armó una página gigante con fotos mías de la infancia. No sé para qué alguien puede hacer eso. La gente que lo vio quedó muy impresionada porque es un laburo de hormiga. Entonces parecía que era yo. Incluso en el léxico, en la forma de escribir. Mucha gente empezó a preguntarme si era verdad que subí una foto de Selva Almada en la que decía que es hermosa. Me están quemando la cabeza... Yo no me imagino viviendo la vida de otra persona. Estoy contento con mi vida. No me interesa la vida de nadie. Ni Facebook ni Mark Zuckerberg ni toda esa garcha”, subraya el escritor, que publicará un nuevo libro de ensayos, La supremacía Tolstoi, durante el segundo semestre del año. No descarta consultar con abogados para ver si puede presentar una demanda contra Facebook. “Las redes sociales no me interesan para nada. A mí me gusta que la gente se toque, se hable, se encuentre. Siempre me acusan de que me quiero quedar en el siglo XX porque no me interesan las tecnologías. Las tecnologías están buenas si vos las usás, no si te usan. ¿Qué le pasa a una persona que se hace pasar por mí? Es medio esquizo, medio psicótico... Las redes virtuales tienen esa cosa de second life, de vida fuera de la vida real. Y a mí me gusta la vida real.”
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