Lun 08.04.2013
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CULTURA › JOSé PABLO FEINMANN COMIENZA HOY EL PROGRAMA RADIAL EL CARNAVAL DEL MUNDO

“Los argentinos tuvimos la suerte de tener a las Madres”

El filósofo y escritor conducirá de lunes a viernes a las 23 en la ahora rebautizada radio Madre (AM 530). Durante dos horas, el autor de La sombra de Heidegger combinará ficciones, ensayos, literatura, filosofía, música, cine y lecturas.

› Por Silvina Friera

Un verso de Alfredo Le Pera salta de la letra de un tango al título de un nuevo programa radial nocturno. Como una sombra perfecta –enigmática, acaso indescifrable– proyectada sobre todas las figuras del presente. El carnaval del mundo –verso que se encuentra hacia el final de “Sus ojos se cerraron”– comienza hoy a las 23 en la ahora rebautizada radio Madre (AM 530), “la primera de la izquierda”, como parte del relanzamiento de una nueva etapa en el aire de esta emisora inaugurada en noviembre de 2005, entonces bajo el nombre de La Voz de las Madres. Todas las noches, de lunes a viernes, durante dos horas, José Pablo Feinmann combinará ficciones, ensayos, literatura, filosofía, música, cine, lecturas. “El carnaval del mundo es la agitación de un mundo que nunca para, pero que no tiene un sentido. Ya no conocemos el sentido de lo que ocurre y hemos descartado las filosofías que le trazaban un sentido a la historia. Entonces, el carnaval del mundo sería el caos del mundo, un caos fascinante, ¿no? Es como irse acercando hacia un gran apocalipsis y a la vez sentir la fascinación de interpretarlo todavía. Este carnaval es lo que el programa intentará expresar”, cuenta el escritor en la entrevista con Página/12.

–¿El carnaval del mundo es más filosófico que periodístico?

–No es un programa periodístico. No sé si es filosófico... Yo creo que siempre hago las dos cosas: literatura y filosofía. Se me mezclan tanto que no puedo discernir la una de la otra. En el ensayo sobre peronismo, en el tomo dos, en lugar de narrar la muerte de Perón, como habitualmente se hace, escribí un cuento largo que se llama “Perón muere”. En un libro que estoy terminando, Filosofía política del poder mediático, hay un largo cuento también que se llama “El viaje a la Luna no ha tenido lugar”, que en el análisis de los medios lo utilizo para mostrar el máximo embuste al que la humanidad ha sido sometida. También lo que hago en ese cuento es decir que pertenece a un autor norteamericano que se llama Richard Carlson y trazo la biografía de ese escritor en bastardilla. Después largo el cuento y, cuando termina, digo que en verdad Richard Carlson fue un actor clase B de los años ’50, de películas de marcianos, el protagonista de El monstruo de la laguna negra. Richard Carlson, el escritor, no existe. El lector de ese cuento fue engañado dos veces, porque se llegó efectivamente a la Luna y porque le presenté un escritor al cual le atribuí dos cuentos que no escribió. Lo que pretendía era hacerle sentir al lector la estafa comunicacional. Cada vez más mezclo ficción con ensayo; aparte creo que mis ensayos están también narrados.

–¿Cómo es esa mezcla en el programa? ¿Con qué se encontrarán los oyentes?

–Lo fundamental es que voy a dar una historia de la Argentina a través de su literatura. O sea que voy a hacer las dos cosas: una historia de la Argentina y una historia de la literatura argentina. No voy a explicar la una por la otra ni la otra por la una: lo que voy a mostrar es el recíproco condicionamiento que tiene la historia con la literatura y la literatura con la historia. Creo seriamente que los libros inciden poderosamente sobre la historia. Cuando Rosas lee el Facundo, dice: “Así es como se me ataca, van a ver como nadie me defiende mejor”. Esa es la prueba exacta del poder que tiene la literatura sobre la historia. Los exiliados en Montevideo, cuando leyeron el Facundo, dijeron: “Ahora sabemos por qué luchamos”. Esta es una parte del programa; todos los días doy una historia de la Argentina a través de su literatura.

Feinmann estará solo al aire durante dos horas (de 23 a 1), sin columnistas, sin invitados. “Tengo un personaje ficticio que se llama El Cholo, que hasta ahora no se sabe quién es. Pero de tanto en tanto interviene y dice: ‘No me gusta eso’. Y yo lo hago callar. Me desdoblo en El Cholo; es una cosa esquizofrénica”, anticipa el escritor. La primera cortina musical que inaugurará el programa es el “Danzón Nº 2” del cubano Arturo Márquez, dirigido por el venezolano Gustavo Dudamel, que acaba de presentarse en el Teatro Colón. Otra de las secciones del programa es la historia de la música popular suramericana. “Tomo el bolero, que sería el Caribe, el verde, el calor, la pasión, el romanticismo y la telenovela. En los primeros programas se escucharán –y analizaré– ‘Bésame mucho’, de Consuelo Velázquez, que tenía 16 años cuando compuso este bolero. También ‘El reloj’, ‘Frenesí’, ‘Inolvidable’ y ‘Perfidia’. Después paso al tango que, como el bolero, es infinito –explica–. El tango es lo urbano, la inmigración, la mixtura de clases y de razas, el bandoneón, la tragedia, la mujer que traiciona, el culto del coraje, la madre que no está, la mina que se fue –metáfora de la patria que se vendió en el ’30–, la ausencia de Dios –’dónde estaba Dios cuando te fuiste’–, el suicidio –’ni el tiro del final te va a salir’–. Los tangos que pienso analizar son ‘Cuesta abajo’, ‘Esta noche me emborracho’, ‘Los mareados’, ‘Mano a mano’, ‘Sur’ y ‘Nostalgias’.”

Otra sección fija de El carnaval del mundo es “Los monstruos”, donde Feinmann reflexionará sobre villanos como Judas Iscariote, Tomás de Torquemada y Frankenstein, entre otros, además de analizar vampiros y a Joseph Goebbels y la propaganda política. La última sección se llama “Siempre nos quedará París” y está dedicada al cine. Arrancará con la filmografía de (Alfred) Hitchcock, aprovechando la película homónima actualmente en cartel. Entre los cineastas que revisitará se destacan Luchino Visconti y Federico Fellini. “No es un programa que trate sobre la coyuntura política –aclara Feinmann–. Muchos personajes que no me gustan, no van a ser nombrados jamás. Prefiero nombrar a Brahms, a Picasso, a Munch, a Gershwin, a Gustavo Dudamel, que hoy está considerado el mejor director del mundo. El tipo se jugó la carrera en el Occidente capitalista para ir a tocar el himno venezolano en el sepelio de Chávez. Hay muchos que no hacen esto porque se les acaba la carrera, no lo llaman de ningún teatro serio del mundo por chavista. A Dudamel le importó un pito.”

–¿Con qué ficción argentina arranca, cuál es el texto que eligió para empezar?

–El “Plan de operaciones” de Mariano Moreno, considerado como una pieza literaria. Después seguiré con la contradicción civilización y barbarie a través de El matadero, Facundo, “La cautiva”, “El monstruo”, “Casa tomada”, “Cabecita negra”, y muy posiblemente lea mi cuento “La última invasión de Buenos Aires”. Y no puede faltar El niño proletario, de Osvaldo Lamborghini. El niño proletario es gran literatura argentina. Creo que es el único texto en el cual la asesinada es la llamada barbarie: tres chicos de las clases altas torturan y matan al niño proletario. Son textos fantásticos que merecen ser dichos desde una radio. Y creo que ésta es la radio.

–¿Qué significa para usted estar en radio Madre?

–Para mí es un gran honor. Si Alemania hubiera tenido durante Hitler unas madres que todos los jueves se sentaran en las puertas de Brandenburgo a pedir por la vida, Alemania sería otra en cuanto a su honor. Nosotros hemos tenido la suerte de tener a las Madres. Fueron las que salvaron el prestigio de la Argentina, sobre todo internacionalmente. Acá ahora eso lo desconocen, porque creen que las Madres son K. La pobreza de pensamiento ha llegado a ser tal en este país que todo se reduce a la estructura simplista y binaria de ser o no ser K. Como las Madres de Plaza de Mayo están ubicadas en la esfera de lo K, ahora las odian los no K. Para mí, las Madres siguen siendo las que dieron la vuelta a la Pirámide de Mayo en 1977, cuando nadie asomaba la nariz a la calle porque se la cortaban. Y eso va a merecer eternamente mi respeto. Por eso es un honor estar en la radio Madre y tener este programa. Estoy muy contento, aunque ya sé las cosas que van a decir.

–¿Qué van a decir?

–Siempre dicen lo mismo; se reduce a algo que tienen muy profundamente metido: el dinero. Van a decir que es una radio oficialista, una radio bancada por el gobierno. Cada vez que me hacen un reportaje, en lugar de hablar de literatura o de filosofía, me preguntan por el patrimonio de los Kirchner. Ya estoy podrido de esos reportajes que obedecen a la enorme pobreza de pensamiento que hay en el país. Y creo que esa pobreza vamos a tratar de solucionarla desde esta radio. Esas críticas no me importan; si hay una buena crítica, si yo me equivoqué en algo, si di una mala interpretación de un tango, si dije que El matadero lo escribió Sarmiento y alguien me señala que lo escribió Echeverría, con todo gusto le voy a dar la razón: “Discúlpeme, realmente me equivoqué, gracias por la crítica”. Pero sospecho que nadie va a hacer una crítica así.

–Aunque no sea un programa periodístico que siga la agenda del día a día, El carnaval del mundo tiene una mirada política, ¿no?

–Sí, claro, el último carnaval que tuvimos fue el “caso Bergoglio”, ¿no? Hay un Papa argentino y muchos kirchneristas entran en pánico porque piensan: “Sonamos, la oposición tiene un Papa a favor”. Entonces empiezan a buscar todo lo más negro que puedan encontrar en el pasado de Bergoglio, que ya no es Bergoglio, es Francisco. Cuanto más caca encontremos en el pasado de Bergoglio, menos va a poder utilizarlo la oposición. Entretanto, la oposición lo que hace es aterrorizarse porque Bergoglio la besó a Cristina y empiezan a sospechar que Bergoglio no se va a presentar a las elecciones como candidato de ellos, y esto hace que Bergoglio ya no sea tan bueno como creían que era. Y están preocupados porque sospechan que Bergoglio, al darle un beso a Cristina, es un K. Mientras los otros sospechan que, por su pasado, Bergoglio va a ser un líder anti K. Voy a estar en contra de ese pensamiento, que es muy esquemático y empobrecedor.

–Bergoglio es una figura más compleja...

–Sí, es una figura muy compleja, pero las interpretaciones que hice, tan esquemáticas, fueron las que circularon en los medios. Desde la elección del nombre, pareciera ser un Papa que está cercano a lo que los sacerdotes de la teología de la liberación llaman “la opción por los pobres”. Los que le reprochan a Francisco que no diga directamente que está por la opción por los pobres, están locos. Si lo dijera, no duraría un día más como Papa.

–¿Tiene previsto qué temas de actualidad, como la reciente inundación, pueden ser abordados en su programa, desde el agua en la literatura argentina, en la música, en el cine?

–Sí, por supuesto que eso se puede hacer. El agua en la música... están los “Juegos de agua” de Ravel; hay mucha agua en la música y en la literatura. El cine está lleno de agua, desde películas como La aventura de Poseidón o Huracán de John Ford. O el agua en Psicosis, por ejemplo. La lluvia de Psicosis es la lluvia de la muerte. Ahí la lluvia, como aquí, es la muerte. Y desde luego está el Diluvio Universal. Si vamos a la Biblia, el diluvio cae como castigo porque Dios quiere una nueva humanidad. El agua tiene un sentido apocalíptico. Quizá sea el comienzo del Apocalipsis... si Macri sigue gobernando la Ciudad.

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