CULTURA › ACUERDO DE TARINGA! Y LAS SOCIEDADES DE DEFENSA DE LOS DERECHOS DE AUTOR
En el Mercado de Industrias Culturales Argentinas, las partes que venían sosteniendo una puja al parecer sin solución anunciaron un acuerdo que definieron como “histórico”. Aún queda un buen trecho por recorrer, pero hubo satisfacción de ambos lados.
› Por Leonardo Ferri
Con toda la intención de convertirse en un instrumento de paz que represente un acercamiento entre el sitio web Taringa! y las distintas sociedades de defensa de los derechos de autor de la Argentina, se firmó ayer un acuerdo de trabajo conjunto para facilitar la “democratización de la circulación de bienes culturales en Internet”. El pacto –que tiene más de promesa que de realidad, pero aun así fue calificado como “histórico” por los responsables de la comunidad virtual creada en 2004– fija pautas para la moderación de los contenidos subidos a Taringa!, abre las puertas al diálogo entre los sectores que desde hace años se disputan la correcta distribución de los contenidos en Internet y descomprime la situación judicial de los responsables del sitio. “Esto demuestra nuestra intención de encontrarle una solución al problema”, explica en diálogo con Página/12 Matías Botbol, director de Taringa! “Siempre tuvimos la imagen de que no nos importaba nada y éramos felices con la piratería de la gente, pero queremos mejorar la situación actual, sin cargarnos la mochila de controlar todo el contenido”, resume.
El encuentro se dio en el marco de la segunda edición del Mercado de Industrias Culturales Argentinas (MICA 2013), organizado por la Secretaría de Cultura de la Nación en Tecnópolis. El acuerdo fue firmado por representantes de CAL (Cámara Argentina del Libro), Sadaic (Sociedad Argentina de Autores y Compositores), AADI (Asociación Argentina de Intérpretes) y Capif (Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas). El encuentro fue presentado por Rodolfo Hamawi, director nacional de Industrias Culturales, quien hizo hincapié en que los avances tecnológicos generaron una puja por los derechos. Por un lado están los escritores, músicos, intérpretes y compositores que quieren recibir una remuneración por su trabajo; y por el otro el de aquellos que encontraron la manera de ampliar el acceso a los bienes culturales. “Durante un tiempo cada uno hizo su juego –dijo Hamawi–, pero todos perdieron en la encerrona de su mirada particular. Es por eso que esta carta de intención tiene el fin claro de empezar a reconocer los derechos cruzados que implica esta situación. Este acuerdo nos va a permitir convivir, y marca un antecedente muy importante en la región, porque deja de culpar al consumidor y evita una tensión en lugares donde puede haber acuerdos.”
Tatu Estela, director de Taringa! Música, destacó el acuerdo como “un gran paso para no discutir si Internet le hace bien o mal a la cultura”. Botbol lo consideró parte de un proceso inevitable: “La realidad muestra que Internet crece a pesar del pataleo de algunos, y que todos pueden encontrar la manera de beneficiarse de ella, mejorando su negocio o encontrando otras formas de comercialización. Esto sirve para romper la tensión y empezar a dialogar. Taringa! tuvo desde un primer momento un lugar para denunciar si algo viola los derechos de autor de personas o empresas. Esto para nosotros fue una forma de entender que esas cosas pueden pasar. La Cámara Argentina del Libro no lo entendió y por eso interpuso una acción penal”, afirmó. Esta carta y el acuerdo con la CAL para moderar en forma conjunta los contenidos que puedan infringir los derechos de autor les va a permitir tener un canal de denuncias más rápido, que va a hacer que el contenido primero se baje para después ser moderado. “Fuera de esto, nuestro trabajo es bastante similar”, cierra Botbol.
El encuentro no sólo sirvió para juntar en una misma mesa a demandantes y demandados (o héroes y villanos) sino, también, para contraponer distintos puntos de vista derivados de distintas concepciones del arte. El choque fue también generacional. Isaac Rubinzal, representante de la CAL (entidad que además entabló una demanda contra el sitio), fue quien más referencias hizo al trabajo de los autores y editores: “Discutimos mucho con Taringa!, porque anteponemos el derecho de autor y el trabajo que se hace con el editor. Una cuestión es el autor consagrado, y otra el que no lo es, o la obra descatalogada. Y además con esto transformamos lo ilícito en lícito”. El contrapunto lo marcó Botbol: “Nos gusta que exista este diálogo porque abre la cabeza de todos para que podamos encontrar el camino a la solución para este inconveniente. Los que formamos parte de la industria de Internet entendemos los derechos que tienen ellos, pero queremos que también se valoren y respeten los nuestros. Los valores principales son los de la libertad de las personas a compartir, a expresarse y a dar su opinión”.
En el último de los seis puntos del acuerdo, las partes se comprometen a encauzar sus tensiones para armonizar el ejercicio de ambos derechos (el de los autores y el de los consumidores), garantizando el goce definitivo de cada uno de ellos. A pesar de ello, la acción penal de la CAL contra Taringa! debe seguir su curso. “Esto no es un juicio civil en el que las partes puedan ponerse de acuerdo y que el juicio se diluya. La demanda derivó en una causa penal que va a continuar, aunque espero que esto ayude a entender las intenciones de todos”, dice Botbol. “No podemos hacer futurología, pero actuando de buena fe nada malo debería pasar”, supone Rubinzal. El tiempo dirá si la carta muta de las intenciones hacia las realidades.
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