Vie 31.05.2013
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CULTURA › MUSICA, DEBATE Y COMPROMISO EN EL IV CONGRESO ARGENTINO DE CULTURA

Mapas para discutir el país

La ecléctica y abarcativa actividad bautizada como “La Música Interior” dinamizó el encuentro que terminará hoy en Resistencia. En una de las charlas, el jurista Baltasar Garzón destacó el carácter “proactivo” de la Argentina en materia judicial y de derechos humanos.

› Por Cristian Vitale

IV Congreso de Cultura
¡Por qué, cielos, no morí
cuando me estrechó triunfante
entre sus brazos mi amante
después de Curupaytí!
¡Por qué, cielos, no morí...!

Una guerra siempre es una guerra. Siempre, en algún sentido, pierden dos. Curupaytí fue parte de una, cruenta, injusta, excepcional, cercana. Fue una de las pocas batallas en las que las huestes de Francisco Solano López pudieron con las de la “triple alianza”, el 22 de septiembre de 1866. Fue el mejor triunfo del heroico Paraguay de entonces. Pero una guerra siempre es una guerra, y Carlos Guido Spano, poeta lúcido, aguerrido antimitrista, intuitivamente opuesto al derramamiento de sangre entre hermanos, trató de descifrar su sino desgarrado. Fue a través de “Nenia”, una rapsodia fúnebre, que devino huérfana de música hasta que un raro y brillante cantautor uruguayo y contemporáneo se encargó de ella. Fernando Cabrera le ubicó la opacidad precisa al tema. Lo pensó en su desgarro y lo transformó. Hay que escuchar cómo resuelve el viejo poema en su guitarra; cómo lo canta, entrecortado y encarnado en quien sufre el ruido de los cañonazos y olor a sangre de cerca. “¡Padre, madre, hermanos! ¡Ay! / Todo en el mundo he perdido; en mi corazón partido / sólo amargas penas hay / ¡Padre, madre, hermanos! ¡Ay!”, musita él, y el Complejo Cultural Guido Miranda calla hacia dentro. Es silencio puro. Es por el medio de “La Música Interior”, la actividad musical más importante que nutre al IV Congreso Argentino de Cultura (con sede en Resistencia, Chaco) y la elección de Cabrera no es arbitraria: es un uruguayo que canta al Paraguay a través de una voz argentina. Una triple alianza de amor, al cabo, que pega muy bien con el lema del congreso: “Hacia una soberanía cultural de la Patria Grande”.

Los lazos fácticos hacia una Patria Grande se reproducirán antes o después de “La Música Interior” en las diversas actividades que propone el congreso impulsado desde la Secretaría de Cultural de la Nación. En las mesas de exposiciones que tornaron visibles ideas y posiciones de ciertos “cráneos” del continente. De Raymond Charlotte, el guyanés que giró en torno del eje “Integración Latinoamericana”, en una de las charlas de la inmensa Casa de las Culturas, de Resistencia; o de la venezolana Migdalia Pineda de Alcázar, que hizo lo propio bajo el rubro “Economía y valor de la cultura”; o de Vítor Ortiz, el brasileño que se refirió –en una mesa y rodeado por argentinos– al tema Política cultural y medios de comunicación... pero la pata americana de la Música Interior se ceñirá a la intención de Cabrera y luego –tal su nombre– ensamblará, mezclará, hará convivir en un largo recital de tres horas, expresiones musicales de las 24 provincias argentinas, a través de sendos representantes. Confluirá la voz ancestral de Luisa Calcumil (Río Negro) con el canto antiguo en caja de Nadia Szachiniuk (Salta); las sutilezas del Trío MJC (Córdoba), apoyadas en la enorme voz de una joven catamarqueña que promete mucho (Nadia Larcher), con la justa evocación al Chivo Valladares, que hace Lucho Hoyos (Tucumán); al entrañable Vitillo Abalos, con su Santiago del Estero metido en el bombo a través de la seminal “Agitando pañuelos”, de los hermanos Abalos; con Teresa Parodi y su inmenso viento litoral; a Casiana Torres y una climática y hechizante versión de “El Cosechero”; con el porteño Raúl Carnota que, apoyado en la percusión de Facundo Guevara y Mariano Cantero (Mendoza y Santa Fe), arrima orillas a través de una intensa versión en clave candombe de “Camorrita”; al bonaerense Carlos Moscardini y una compleja intervención a guitarra sola de “El arreo”; con el mendocino Jorge Marziali, que instaló uno de los pocos momentos festivos en una noche introspectiva a través de una agitada cueca cuyana. Con Omar Moreno Palacios y su agite campero y pampeano, con la delicada voz del crédito local: Coqui Ortiz. Y así.

Un muestrario acabado y sintético a la vez del mapa musical argentino determinado por el tacto de la dupla Liliana Herrero-Juan Falú, que fueron apareciendo de a ratos, a lo largo de la noche. Ella, para ubicarle la voz precisa al bombo de Vitillo en la mencionada “Agitando pañuelos”, confluir en una sola voz con Calcumil, intentar una versión digna de “La bengala perdida” (del maestro Luis Alberto Spinetta, junto a Nora Sarmoria en piano) e insistir –con la voz quebrada en su salud– con una pasional versión de “Ay Soledad”, del Chacho Muller. El, para dialogar perfecto con el vientista Marcelo Moguilevsky en uno de los altos momentos musicales de la noche; o acompañar a la Szachiniuk, con una impecable visita a “Zamba del que anda solo”, del Chacho Echenique. Y ambos para concluir en un final inesperado: “Es mejor ella ronca que yo sano”, dijo Falú, al tener que suplir la voz de Herrero, ya imposible de ser, en la gema que cerró hacia la madrugada de ayer: “La media pena”.

Pata musical consumada, entonces, de un congreso que había comenzado hacia el crepúsculo del miércoles con las palabras del gobernador de la provincia, Jorge Capitanich, y del secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, entre las de otros funcionarios. “Como chaqueños, nos sentimos orgullosos de recibirlos en esta Casa de las Culturas, que hasta 2010 era un estacionamiento”, sostuvo Capitanich, mientras que Coscia se refirió a la revolución cultural que pinta los tiempos que corren en la Argentina. “Creo que estamos en una etapa de reparación histórica y estos diez años, como dijo la Presidenta, representan el período de mayor construcción de metros cuadrados de cultura de la historia”, dijo Coscia.

También participó del congreso, de cuya organización también forman parte el gobierno de Chaco, el Consejo Federal de Inversiones (CFI) y el Consejo Federal de Cultura, el jurista español Baltasar Garzón, como orador en la charla “Justicia y Derechos Humanos: a 200 años de la Asamblea del Año XIII”, de la que también tomaron parte Gustavo López, subsecretario general de la presidencia de la Nación, y el fiscal Carlos Gonella. “La Argentina ha sido proactiva, en estos últimos años, en materia judicial y derechos humanos. Está a la vanguardia, por ejemplo, en relación con los derechos de la mujer, del matrimonio igualitario, de género (...). Vivimos en una sociedad multicultural. La interacción, el diálogo, el mestizaje permitirán un mayor compromiso con quienes nos representan”, dijo el español, mientras Cabrera pergeñaba su revisionismo histórico en clave de canción en los camarines del Guido Miranda.

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