Viernes, 31 de mayo de 2013 | Hoy
CULTURA › EL CUMPLEAÑOS DEL CENTRO CULTURAL DE LA MEMORIA HAROLDO CONTI
Eduardo Jozami, director del centro en la ex ESMA, hace un balance de lo transcurrido, y sobre todo tiene claro cuánto puede crecer el Conti: “La mejor manera de sacar conclusiones sobre la experiencia que vivimos en la Argentina es conociéndola en profundidad”.
Por Paula Sabatés
“Aunque suene contradictorio, una cultura de la transformación del futuro debe ser inseparable de una cultura de la memoria.” La premisa es de Eduardo Jozami, director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, que hace cinco años, justamente el 31 de mayo de 2008, quedaba inaugurado en el predio de la ex ESMA en Avenida del Libertador 8151, más precisamente donde funcionaba la Escuela de Guerra Naval. Desde su apertura se planteó como un espacio de difusión y promoción de la cultura y los derechos humanos. Hoy, Jozami lo define “no solamente como la ilustración del trabajo sobre la memoria, sino también como un diálogo profundo y complejo entre la investigación, la reflexión teórica y la mirada de los artistas sobre el tema”. Con motivo del aniversario de la institución, el periodista, investigador y miembro fundador del grupo de intelectuales Carta Abierta habló con Página/12 y aseguró que el balance de estos años es muy positivo. “Hay un alcance mayor de nuestra actividad. La presencia pública es cada vez más importante y eso tiene que ver con el objetivo político del centro, que es tratar de llegar a sectores más amplios de la sociedad con la mirada de los organismos de derechos humanos.”
Si bien en un primer momento hubo sectores que pensaron que era discutible hacer espectáculos artísticos en un predio que había pertenecido al horror, Jozami asegura que hoy la resignificación del espacio se ha aceptado en gran medida. “Se fue comprendiendo que la mejor manera de sacar conclusiones sobre la experiencia que vivimos en la Argentina es conociéndola en profundidad, y eso es lo que hacemos en el Conti”, explica el director, quien considera que los espectáculos y las artes son propicios para este trabajo, ya que “tienen la posibilidad de plantear las cosas con cierta desmesura que no permite la investigación, pero arrojan a veces realidades más palpables que ésta”. Así, desde el comienzo se presentan espectáculos de música y teatro, muestras fotográficas y de artes visuales en general, y hay una biblioteca y una cinemateca que programa ciclos y proyecciones especiales.
Aunque el Conti esté ubicado en el predio de la ex ESMA, la reflexión sobre la memoria que hace la institución no está solamente circunscripta a los años ’70, sino que atraviesa gran parte de la historia argentina. “Si vamos a trabajar sobre la memoria, no hay motivo para no revisar episodios como la Semana Trágica, las huelgas de la Patagonia de los años ’20, la memoria que la sociedad argentina tiene del primer peronismo o el genocidio de los pueblos originarios”, señala Jozami, entre otros temas. En esa dirección, en junio habrá una mesa-debate en la que diversos intelectuales analizarán críticamente la Masacre de Ezeiza (este encuentro será acompañado por la instalación escénica Museo Ezeiza. 20 de junio de 1973, de Pompeyo Audivert), mientras que en noviembre se realizará el Seminario Internacional Políticas de la Memoria, que este año realizará la VI Convocatoria bajo el lema “30 años de democracia. Logros y desafíos”.
Por otro lado, además de esta ampliación en el abordaje del tema, al ser un espacio no sólo de memoria sino también de derechos humanos, el Conti decidió hace unos años no mirar sólo al pasado y reflexionar también sobre el presente. “Si trabajamos sobre los conflictos de los pueblos originarios y las operaciones de exterminio que sufrieron en el siglo XIX, por ejemplo, no podemos ser indiferentes a los problemas que hoy tienen muchas de las comunidades con relación al despojo de sus tierras y a situaciones de represión. Lo mismo con los temas referentes a la diversidad”, argumenta. Así, durante mayo, se presentó en el centro cultural el Festival Mandinga. Identidad y Cultura Afro en Argentina, que consistió en tres días de actividades dedicadas a dar cuenta de las distintas expresiones de origen afro que han sido negadas históricamente en la construcción de la identidad cultural argentina. Y también tuvo lugar la Jornada de Encuentro sobre trabajo trans, que a un año de la promulgación de la Ley de Identidad de Género propuso un intercambio de experiencias y desafíos.
“Cada vez que pensamos en una muestra artística, en un espectáculo, en un seminario o una publicación de estas características, no pensamos en darle un broche a la cuestión de la memoria. Entendemos que formamos parte de un proceso que va generando su propia dinámica y que nuestro trabajo es una contribución más a un proceso social mucho más vasto”, aclara Jozami sobre el trabajo del Conti. Para él, la labor del centro cultural se corresponde con una decisión de país que sostiene que para mirar al futuro es necesaria una cultura de la memoria y una lucha contra el olvido. “No es casual que estos diez años de transformaciones de la Argentina hayan sido también los años de las políticas públicas de la memoria. Porque para avanzar es necesario recuperar las luchas populares argentinas, las demandas insatisfechas.”
Para los años que se vienen, el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti ya tiene varios proyectos: además de las actividades habituales, se está desarrollando un programa de radio, se lanzará la revista de la institución y se afianzará la relación con Canal Encuentro para continuar con la producción de contenido sobre temáticas de memoria y olvido. Además se trabajará en la profundización de la relación del centro con las universidades y se intentará llegar con mayor alcance a las provincias del interior. “Si hay algo de lo que estamos seguros desde el principio es que no nos vamos a fijar nunca límites en nuestra posibilidad de exploración”, concluye Jozami.
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