La bella Resistencia iba tomando su color natural ayer, luego del trajín intenso al que la sometió el IV Congreso Argentino de Cultura, durante tres días de actividades ricas, múltiples y simultáneas. Gestores culturales del pago chico, del pago mediano y del pago grande, músicos, curiosos del hacer, artistas y escritores se fundieron en uno y se dispararon, otra vez, hacia la multiplicidad a través de mesas de debate, conferencias, talleres y encuentros artísticos. En conjunto, hubo unas diez mil personas, entre las cuales se contaron más de cien invitados nacionales, veintitrés internacionales y otras tantas delegaciones provinciales, con presencia y actividad en catorce mesas de exposiciones. En el balance también hay que anotar doce talleres de capacitación y una conferencia magistral (dada por Alejandro Grimson) que atrajo a 400 profesionales, técnicos y gestores de las 23 delegaciones provinciales.

El cierre oficial, hacia el mediodía de ayer y a cargo del gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, y el secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, estuvo signado por palabras y conceptos que configuran el ABC de los tiempos que corren. Se habló de equidad y justicia frente a la hegemonía de los poderosos y de configurar una lógica de pertenencia que integre a todos los habitantes del continente. “Vengo a decirles que esto no es suficiente, que no podemos esperar todo de esos líderes, que no podemos dejar un trabajo tan complejo como la integración en manos de funcionarios. Es una tarea que sólo se completará si nos asumimos como lo que somos: ciudadanos de la Patria Grande”, dijo Coscia. Se habló de Rodolfo Kusch y sus solitarios aportes en algo que hoy, hedor de América asumido, es cosa de cada día; se habló de lógicas políticas y televisivas con el director de la Biblioteca nacional, Horacio González, y del ex ministro de Educación y Cultura de la provincia anfitriona, Francisco Romero.

Se habló de todo, y tal como ocurre cuando se habla en los tiempos que corren, no sólo se le quita hojarasca a las palabras, sino que se mantiene la conciencia de la cultura popular en acto y se concreta en hechos. Por caso, quedó anunciada la creación del Instituto de Cultura Pública; también la presentación de un proyecto de ley sobre el Consejo Federal de Cultura (cuyo objetivo será el de establecer las bases para la promoción de la identidad regional y el intercambio cultural entre las provincias) y de dos nuevas bibliotecas digitales con textos de autores argentinos y latinoamericanos: la Biblioteca Federal y la Colección Archivo Artigas. La primera, con reediciones en clave digital de libros pertenecientes a escritores del pensamiento latinoamericano y popular como Raúl Scalabrini Ortiz, Rodolfo Puiggrós, José María Rosa, Jorge Abelardo Ramos, Juan Domingo Perón, Augusto Roa Bastos y Manuel Ugarte, entre otros. “Este acervo cultural es una herramienta para reflexionar sobre los propios problemas, una posibilidad de consolidar un pensamiento liberador”, dijo Julio Fernández Baraibar, miembro del Instituto Dorrego.

La Colección Archivo Artigas, por su parte, radica en una iniciativa del Instituto de las Culturas del Chaco, que consiste en un compendio cedido por el Ministerio de Cultura de Uruguay con material y la documentación digital de la Liga de los Pueblos Libres, que será entregado a todas las bibliotecas públicas y escolares, en principio, de la provincia anfitriona. “Una acción para recuperar la historia en función de construir la unidad de la Patria Grande”, según las palabras de Silvia Robles, directora del instituto.

La pata artística del congreso, a su vez, presentó una exposición de artesanías; casi veinte espectáculos de música, entre los que contaron La música interior (músicos de todo el país reunidos en una noche), más las actuaciones de Tonolec, la Bomba de Tiempo, Seba Ibarra, Fernando Cabrera, Omar Giammarco y el brasileño Arthur de Faría. Y dos puestas teatrales (Martín Fierro y Jauretche camina), junto a la exhibición, además, de piezas artesanales forjadas por integrantes de las comunidades wichí, qom y moqoit.

Otro de los epicentros del congreso fue el Centro de Cultura Alternativo (Cecual), que funciona en Chaco de lunes a lunes y que durante los tres días del encuentro mostró su impronta peñera, cultural y popular al continente, a través de las presentaciones del dúo Fuertes-Varnerín, del misionero todoterreno Joselo Schuap –que compartió una versión de “Hasta siempre comandante” con los invitados de Guyana– y de Alfredo Carlino, viejo militante peronista, que leyó poemas de su obra Chau Gatica. “Siempre nos preocupó la relación de lo público con lo independiente, de cómo podían dialogar, o generarse instancias de acercamiento entre lo público y los colectivos culturales, independientes, y eso se concretó”, sostuvo Francisco Benítez, a cargo del Centro de Cultura, que funciona donde antes había una escuela secundaria y mantiene activos y permanentes a unos 300 artistas de la región. “Mostramos que se puede desarrollar un proyecto que combine la gestión pública con el espíritu independiente, de autogestión”, dijo un agitador cultural del Chaco, el músico Coqui Ortiz, encerrando en una frase lo que fue la esencia del congreso.