Sábado, 1 de junio de 2013 | Hoy
CULTURA › OPINION
Por Margarita Eggers Lan *
Gustavo Roldán contaba que cuando sus hijos eran chicos les narraba cuentos que tenían que ver con sus anécdotas en el monte chaqueño. Y cuando ya era grande, ellos le pidieron que las escribiera, pero él dijo que “ya no se acordaba”. Entonces sus hijos, Laura y Gustavo, le ofrecieron ayuda, porque se acordaban de todos los cuentos. Y así empezó a escribir, contando historias sobre estos personajes de Chaco y siempre con ironía y mucho humor. Roldán tenía un humor exquisito. Y con esos personajes logró ir más allá en la literatura, porque hablaba de lo que nos pasa a todos y valoraba la solidaridad, todas esas cosas que lo transformaron en un gran narrador. A través de sus personajes, que eran animales del monte, también hablaba de política, de relaciones humanas, hasta en los peores tiempos hablaba del sapo que llega en la dictadura y cuenta lo que ve. En Como si el ruido pudiera molestar habla de cómo es la muerte del tatú. Y habla de una muerte tan natural y aceptada que es una hermosa forma de contar cómo puede terminar la vida de los seres vivos. Fue el creador de El Pajarito Remendado, que es la colección que más recuerdan los docentes. Escribir sobre animales que hablan es recurrente dentro de la literatura infantil, pero ponerles en palabras cuestiones que tienen que ver con la política, con el funcionamiento de una sociedad y los cuestionamientos, no es tan habitual. Estos animales eran más que animales, eran una representación de la sociedad. El pudo dar vida a estos personajes haciéndoles cumplir un rol importante. A través del juego y el humor, y con personajes muy desfachatados, logró manifestar su dosis de compromiso con la vida. Son cuentos divertidos y muy poéticos. Roldán aportó mucha poesía a la literatura. Su literatura es para grandes y chicos, pero está especialmente dedicada a los niños. Decía que había aprendido a separarse del afán didáctico y pedagógico. Escribía lo que sentía. Y eso tiene que ver con una escritura que se desprende del didactismo y va más allá. Es una literatura gratuita, que no pide nada a cambio. Muchos escritores pueden decir algo con la escritura y ser otra cosa, pero él era un tipazo desde todos los lugares. Una de las cosas más lindas de Roldán era el amor que tenía por lo que hacía. Era un tipo con una entrega inmensa.
* Escritora y directora del Plan Nacional de Lectura.
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