CULTURA › ALFAGUARA ESTARIA POR SER ABSORBIDO POR PENGUIN RANDOM HOUSE
El Grupo Prisa admitió en un comunicado que está “en negociaciones” para vender el legendario sello español, junto con otros sellos de la empresa. Si se confirma la venta, Penguin Random House se convertirá en el grupo editorial más grande del mundo.
› Por Silvina Friera
Las deudas y la asfixia económica son como la noche que se viene encima. Cuando cunde la ley de la ferocidad, por más prestigio que cubra las espaldas, la caída parece inevitable. En España –en rigor, en el mundo–, casi todos los caminos de las crisis conducen a la concentración de la concentración, a la concentración al cuadrado. Ante la sospecha de exageración, basta con un ejemplo. Alfaguara, la joya de la corona de Prisa, pero también el resto de los sellos literarios del grupo –Taurus, Aguilar y Suma de Letras– estarían a punto de ser comprados por el cada vez más gigantesco Random House, rebautizado a partir del 1º de julio pasado como Penguin Random House, fusión mediante entre el Grupo Pearson (Penguin) y el conglomerado propietario de Random House, del grupo alemán Bertelsmann.
Los rumores crecieron y se expandieron. Primero sotto voce, entre los entendidos del ambiente. Luego a través de los medios de comunicación, especialmente la prensa escrita –en papel o digital–, que pronto dieron por hecho el acuerdo. La desmentida inicial del Grupo Prisa fue pasto para las comidillas. En un comunicado ambiguo negaba la venta, pero reconocía que había “negociaciones” en marcha. A veces –se intuye– hay que dar un paso atrás para ganar tiempo. Ahora, según ha publicado el diario español El Mundo, el anuncio oficial estaría por concretarse. El precio que habría pagado Bertelsmann por Ediciones Generales Santillana todavía pertenece al terreno del misterio. Hace unos meses se dijo que la cantidad rondaría los 120 millones de euros. La transacción podría incluir la división de libros de texto, un caballito de batalla que obtuvo un 28 por ciento más de facturación el año pasado para el Grupo Prisa, más de 730 millones de euros. Si se confirma la venta, Penguin Random House se convertirá en el grupo editorial más grande del mundo, un pulpo anómalo con 250 sellos-tentáculos y 3100 millones de euros de ingresos anuales.
Las cifras y nomenclaturas pueden resultar tediosas y marear un poco, además de generar una especie de “alerta roja” por la hiperconcentración. Para visualizar y focalizar más la cuestión, a los más de 15 mil autores de Random –la flamante Nobel Alice Munro y otro Nobel de larga data, J. M. Coetzee; Jorge Luis Borges, Chuck Palahniuk, Stephen King, Salman Rushdie, David Foster Wallace y Philip Roth, en un interminable etcétera– habrá que sumar el catálogo del Grupo Prisa –Alfaguara, Suma de Letras, Taurus y Aguilar–, donde estarán juntos y revueltos algunos Premios Nobel como Mario Vargas Llosa, José Saramago y Herta Müller; además de Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Arturo Pérez Reverte y Javier Marías, entre tantísimos otros.
Esta suerte de “catálogo de catálogos”, con una de las carteras de autores más completas del panorama editorial de ficción, tendrá como rival a Planeta, un grupo que, salvo honrosas excepciones, carece del prestigio literario que supo cosechar Alfaguara –creada por Camilo José Cela en 1964–, especialmente en el campo iberoamericano, a casi cincuenta años de existencia. El Grupo Prisa volvió a negar que sus editoriales estén en venta y remitió una notificación a la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) en la que rechaza “que haya llegado a ningún acuerdo para la venta de Alfaguara y sus demás sellos literarios a Penguin Random House, ni para la venta de ninguna otra división de Santillana”.
El Grupo Prisa, controlado por el fondo de inversiones estadounidense Liberty, arrastra una deuda de más 3100 millones de euros y necesitaría una gran reestructuración para poder alcanzar la mentada “viabilidad financiera”. Hace más de un año le ofreció todo el paquete a Random, incluida la pata educativa, pero entonces el ala española de Bertelsmann desistió porque no se veía con suficiente envión financiero y, fundamentalmente, por carecer de la experiencia indispensable en textos educativos. Sin embargo, ahora el panorama es otro desde el ingreso del Grupo Pearson, líder mundial en libros de texto, propietario del 47 por ciento de las acciones frente al 53 de Bertelsmann.
El Grupo Pearson, cabe recordar, ya había intentado quedarse con el ciento por ciento de todo el paquete editorial del Grupo Prisa en 2009. Ahora, bajo el conglomerado Penguin Random House, regresaría por la revancha de un trato global que incluiría no sólo la quintaescencia literaria de Alfaguara sino, también, la superrentable columna educativa. Algo que no suena descabellado si se tiene en cuenta la deliberada política de expansión agresiva seguida por Bertelsmann. A fines de octubre del año pasado anunció la fusión entre Random House y Penguin, y se transformó –de la noche a la mañana– en el mayor grupo editorial del mundo. La monopolización de lo que se publica en dos manos jamás podrá ser una buena noticia para los lectores. Más que tener miedo, que nunca es buen consejero, habrá que estar con la guardia en alto. De ratificarse la operación, acaso como “consuelo”, reciclando la tan repetida frase de Casablanca, se podrá decir que “siempre nos quedará Alfaguara”.
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