Dom 08.03.2015
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CULTURA › ROBERTO “TITO” COSSA INAUGURARA LA 41ª FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE BUENOS AIRES

“Lo sentí como si me dieran una medalla”

El autor de La nona y Yepeto está sorprendido por haber sido elegido para dar el discurso inicial en la Feria, pero defiende el lugar de los dramaturgos como escritores. Y pese a que adelanta que hablará de literatura, no descarta alguna mención al momento del país.

› Por Silvina Friera

Una palabra sale de la boca de Roberto “Tito” Cossa: “sor-pre-sa”. Un sustantivo “emocional” silabeado con la lengua en cámara lenta, con el asombro titilando en los párpados y la ceja levantada en un arco de puntos suspensivos que gambetean los 80 años de uno de los autores teatrales fundamentales de la Argentina. El dramaturgo ha sido elegido para inaugurar la 41ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que se realizará del 23 de abril al 11 de mayo en el predio de La Rural y tendrá a la ciudad de México como invitada de honor. “A los dramaturgos nos han expulsado de la literatura, no figuramos generalmente en las listas de escritores. Somos escritores de otra manera, pero somos escritores. Por eso es una sorpresa que hayan convocado a un dramaturgo puro para hablar. Me sorprendió primero y después me satisfizo mucho. Lo sentí como si me dieran una medalla”, cuenta el autor de más de cuarenta piezas teatrales, como Nuestro fin de semana, Los días de Julián Bisbal, La nona, Gris de ausencia, El viejo criado y Yepeto, por mencionar algunas de las más conocidas.

No exagera Cossa al poner el énfasis en esa especie de exilio literario. No es un hombre que cultive la hipérbole. Ni cuando habla ni cuando escribe. Excepto Griselda Gambaro, autora teatral y de ficción, los principales oradores que se fueron sucediendo en estos últimos años como Juan José Saer, Roberto Fontanarrosa, Héctor Tizón, Abelardo Castillo, Tomás Eloy Martínez, Ricardo Piglia, Angélica Gorodischer y Luis Gusmán, entre otros, son narradores. Basta repasar cuántos “dramaturgos puros” han sido premiados con el Nobel de Literatura por la Academia Sueca –Dario Fo (1997) y Harold Pinter (2006)– para rendirse ante la evidencia de que el autor teatral no suele estar incluido en el canon literario argentino ni mundial. “Tomaré la palabra en nombre de los dramaturgos. Por suerte tengo tiempo, todavía no sé qué diré, pero lo voy a escribir para ser bien preciso... Voy a hablar desde la mirada y la palabra del dramaturgo, que es literaria. Somos escritores y usamos como nadie la palabra, porque la palabra del personaje es la palabra más pura”, plantea Cossa a Página/12.

Cossa, que hablará el jueves 23 de abril a las 18 en la sala Jorge Luis Borges, pondera el hecho de que la Feria sea “una catarata de libros” con gente entusiasmada. “Me pone bien ver a tantas personas cerca de los libros”, reconoce el dramaturgo que en este momento tiene dos obras en cartel: Final del juicio (los sábados a las 19.30) en el Teatro del Pueblo y La nona, todavía en la temporada marplatense, un clásico que volverá a la cartelera porteña a partir del 20 de marzo. Próximamente se estrenará una pieza más de su autoría: Un hombre equivocado, adaptación de un guión de cine que escribió junto a Carlos Somigliana, El arreglo (1983) –película del cineasta Fernando Ayala, con Federico Luppi y Rodolfo Ranni–, que será dirigida por Villanueva Cosse. Como relámpagos que iluminan con una nueva luz momentos tan entrañables como lejanos en el tiempo, se despliega el impacto de un puñado de lecturas: Los miserables, de Victor Hugo, o Las aventuras de Tomo Sawyer, de Mark Twain. Pero los libros que literalmente le cambiaron la vida al joven Cossa fueron los textos teatrales de Anton Chéjov, Arthur Miller y Florencio Sánchez. “Los leí de muy jovencito, cuando el teatro se me estaba metiendo en la sangre”, recuerda el dramaturgo.

“Escribir teatro es antinatural. Quien puede ser Dios no tiene por qué entregarle el poder al vicario –subraya Cossa–. Uno escribe para que se represente. Lo que pasa después es que la obra queda en el libro. Su proyección está en el libro más que en el teatro, porque es donde se prolonga si tiene vida más allá del tiempo. Uno escribe para el escenario; ésa es la diferencia con el narrador o el poeta. La obra teatral se transforma después en una arcilla que se convierte en otra cosa. El Quijote sigue siendo el Quijote como hace cuatrocientos años. Romeo y Julieta en el libro es Romeo y Julieta, pero en el escenario son muchos Romeos y Julietas”.

–Desde una perspectiva política este año, campaña electoral mediante, será muy intenso. ¿Esta intensidad se percibirá en la Feria del Libro?

–Lo tengo en cuenta, sé que es un año muy especial. Pero voy a hablar de literatura. Si quieren que hablemos de política, hablaremos de política. A lo mejor al escribir el discurso me sale alguna referencia al momento político que estamos viviendo.

–¿Cómo está viviendo este presente?

–Con algo de incertidumbre; hay un evidente plan desestabilizador para que este gobierno llegue malherido o no llegue. Y sobre todo hay una amenaza al que viene de lo que le puede pasar si sigue con este proyecto popular que lleva adelante el kirchnerismo. Tengo mucha curiosidad por ver quién será el que va a gobernar y cómo lo hará. Si llegara a ser alguien de la derecha, ¿podrá frenar todo lo que se hizo? También tengo muchas esperanzas porque sé que hay mucha gente que quiere que las cosas mejoren.

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