Mié 27.05.2015
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CULTURA › SILVIO RODRíGUEZ EN EL CENTRO CULTURAL KIRCHNER, ANTES DE SUS SHOWS EN EL LUNA PARK

La música tiene el vehículo de la palabra

La excusa fue la presentación de Por todo espacio, por este tiempo, con Silvio Rodríguez en barrios de La Habana, el libro que sigue un proyecto artístico y social del cantautor. El sábado, el cubano ofrecerá un show gratuito en Lugano, producido por el CCK.

› Por Karina Micheletto

La flamante Ballena Azul, el espacio estrella del recientemente inaugurado Centro Cultural Kirchner, tuvo ayer su primera presentación abierta a todo público, luego de la gala de inauguración a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional, Horacio Lavandera y Elena Roger interpretando el himno, el domingo pasado. Esta vez, la música tuvo el vehículo de la palabra, en la presentación de Por todo espacio, por este tiempo, con Silvio Rodríguez en barrios de La Habana, el libro que sigue los dos primeros años del proyecto artístico y social del cantautor, que hoy ya lleva cinco años presentándose, junto a una cantidad de colegas de todos los géneros, en barrios populares de La Habana y de Cuba toda. Junto al trovador cubano, estuvieron la ministra de Cultura de la Nación, Teresa Parodi, la autora del libro, Mónica Rivero, Eduardo Aliverti en la coordinación, y Jorge Boccanera recitando algunos poemas. Fue la primera de las acciones que ligarán al autor de “Ojalá” con el Centro Cultural Kirchner: el sábado, ofrecerá un concierto gratuito en Lugano, invitado por este nuevo espacio, con las posibilidades ilimitadas de asistencia de público que dan las calles. “La cultura no se queda en los edificios”, explicó la ministra esta acción del Kirchner fuera del Kirchner.

El encuentro fue breve –no más de unos tres cuartos de hora– pero alcanzó para pintar algunas postales de emoción y agradecimiento, tanto por parte del público como de los oradores. La más inesperada –sobre todo para su protagonista– fue sin dudas la del final, cuando Silvio terminó rodeado de una pequeña multitud que se trepó al escenario, a la carrera por el apretón de manos, el abrazo, la foto, la entrega del regalo o el recuerdo, sin que nadie atinara a ordenar el enjambre de admiradores. La habitual parquedad del cubano –que no suele acceder ni siquiera a notas periodísticas en forma personal– se vio de ese modo quebrada espontáneamente por el público, y se hizo notar en el colorado intenso que adquirieron sus mejillas, visible aun debajo del gorro protector que lucía. Ya bajo el escenario, en la rápida salida final, lo acompañó, entre otros, su amigo Víctor Heredia.

Más allá de este encuentro cercano, Rodríguez no cantó esta vez –no estaba anunciado, pero por supuesto que el fervor del público lo pidió a gritos y con cantitos desde la platea–, pero dejó sentada la cita: su concierto gratuito (que se suma a los que dará hoy y mañana con entrada paga, en el Luna Park) será el próximo sábado, en una jornada que comenzará a las 16, en el barrio porteño de Villa Lugano (en el cruce de las calles Soldado de la Frontera y Ana Díaz). Antes de la actuación del cubano, se presentarán bandas seleccionadas del concurso Maravillosa música, y la agrupación de música latina Murumba, dejando su show como cierre del evento.

Además de una ocasión para hablar de Silvio, de su música y del modo en que él entiende la gira por los barrios de Cuba, la presentación del libro fue una oportunidad para celebrar implícitamente la inauguración del Centro Kirchner, en La Ballena Azul, esa sala sinfónica sobresaliente cuyas casi 1800 localidades lucieron ocupadas. “Soñábamos con esta sala, con este espacio, como antes soñábamos con un ministerio dedicado a la Cultura”, dijo la ministra, largamente aplaudida por los asistentes, en el comienzo del encuentro. “Si hay una forma de decir que este lugar se abre para todos, y además para América latina y el mundo, es presentando aquí a este artista que es uno de nuestros hermanos latinoamericanos más queridos”, lo introdujo. La ministra marcó además lo que resulta un círculo que se cierra de manera inesperada: “Fijate, Silvio, que vos me invitaste a participar como cantante, en uno de esos conciertos por los barrios de Cuba –recordó, dirigiéndose al cubano–. Y ahora, como ministra, yo te estoy invitando a actuar en este centro cultural, en un concierto que va a tener el mismo espíritu, el de un festejo popular, en la calle”, resaltó.

La periodista Mónica Rivero, autora del libro –que es también una crónica en imágenes del cineasta y fotógrafo Alejandro Ramírez Anderson– definió su trabajo, resultado de las crónicas que continúa publicando en el portal Cubadebate: “No es más que la oportunidad tremenda que he tenido de ser testigo privilegiado de esta gira de Silvio Rodríguez por barrios que viven una realidad social compleja, con poco acceso a determinados espacios de la vida económica y cultural. Hemos podido asistir a un encuentro: no es un acto de caridad, ni nada por el estilo. La tradición misma de la música cubana tiene que ver con este encuentro. Y la poesía está en la gira misma; en la magia que ocurre antes, durante y después de que Silvio llegue con su música y la de otros”, puntualizó. El libro, publicado por Ediciones Ojalá y Acercándonos Ediciones, aún no está en venta en las librerías argentinas, pero se consigue por Internet en www.acercandonoscultura.com.ar o www.cubaesotrahistoria.com.ar.

Tras agradecer a “una vieja amiga entrañable, compañera de muchos años”, en referencia a la ministra de Cultura, Silvio Rodríguez tuvo tiempo para hablar de lo buena que es la música que se está haciendo en su país, y de lo mala que es la que se pasa por la televisión de la isla, para alabar la música de colegas como Alejandro del Prado, para rememorar el primer concierto al aire libre que dio aquí, en los festejos por el 25 de Mayo de 2004. “Néstor Kirchner nos invitó, y qué cariñoso que estuvo entonces –recordó–. Nos invitó a todos a su oficina en la Casa Rosada, y estuvo compartiendo en un tono de mucha fraternidad y camaradería, con todos los artistas. Cada tanto me agarraba y me decía al oído: ‘¡Dile a Fidel que voy para allá!’. Cada vez que me agarraba, era lo mismo, al oído. ‘¡Dile a Fidel que voy para allá!’. ¡La gente a veces se imagina que yo veo a Fidel cada vez que quiero!”, contó, entre risas.

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