A poco menos de un mes de que terminara la primera Bienal de Performance de la Argentina, el Club Cultural Matienzo propone un ciclo de gran diversidad que mantiene vivo el espíritu de ese lenguaje artístico. Cancha –así su nombre– presentará desde hoy y por cuatro jueves espectáculos de performance e instalaciones performáticas que permitirán conocer más sobre esta disciplina que tuvo su auge en los ’60 y ’70 y que en los últimos cinco años recobró una gran vitalidad en la Ciudad de Buenos Aires. Para los distintos números se utilizarán todos los espacios del centro cultural ubicado en Pringles 1249 (y Av. Córdoba), muestra de la entrañable relación entre el cuerpo, el espacio y la materia prima de cada presentación. Todas las fechas comenzarán a las 19.30.

Curado por la performer Sabrina Cassini y producido por ella y Belén Charpentier, también artista y responsable de comunicación de Matienzo, el ciclo presentará nueve propuestas muy diversas entre sí, algunas de las cuales se verán en más de una fecha (la programación completa puede verse en www.ccmatienzo.com.ar). “La búsqueda tuvo que ver con generar un espacio intermedio entre las artes visuales y las artes escénicas, dos lenguajes que son muy desarrollados en Matienzo. Siempre alguna performance tenemos en distintos festivales, pero queríamos reunir varias en un ciclo para crear ese lugar dentro del centro cultural”, cuenta a Página/12 Charpentier, que además es responsable de El mundo se convierte en caos y la síntesis es la salvación, una de las performances participantes.

A la hora de presentar el ciclo los organizadores se encargan de diferenciar la “performance” propiamente dicha –donde “la búsqueda es más corporal y el espacio está en un segundo plano”, según Charpentier–, de la “instalación performática”. A esta última, la artista la define como “un dispositivo donde el cuerpo atraviesa pero está en función de lo visual y el espacio funcional, que son lo central”. Para dar rienda suelta a ambas expresiones, entonces, se propuso que todos los espacios de Matienzo fueran utilizados para la representación. Así, habrá performances en los pasillos, en las aulas y en el auditorio central, variantes que otorgan distintas características de base y posibilidades de creación para los artistas involucrados.

Claro que sin esa dinámica las propuestas hubieran sido variadas de todos modos, justamente porque la performance tiene la característica de ser única e irrepetible, y muy anclada en el aquí y ahora de la representación. Esa condición se hace evidente en la variedad de propuestas que se presentarán en Cancha, algunas surgidas exclusivamente para el ciclo y otras ya probadas con público con anterioridad. Un ejemplo es el contraste entre la performance de Charpentier, que estrenará hoy, y la de Juana Rinaldi y Ana Capablo, que cerrará el encuentro. Mientras la primera será “una instalación escenográfica de miniatura teatral y un dispositivo colectivo de escritura”, la segunda (Preciosa malcriada) hará un recorrido por la música y la poesía y contará con la presencia de “invitados especiales inanimados”.

Entre las propuestas participantes se destaca la de Paula Cancela, reconocida exponente del género en la Argentina, quien mostrará Ensayo sobre el temor que me da ser una princesa, una “performance multidisciplinaria que surge de la desesperación e inestabilidad que nos generan los cuentos de hadas”, según su propia creadora. En su investigación, la performer tomará como disparador al universo “machista y de fantasía” que promueven las películas de la factoría Disney y demostrará cuán lejos está de la realidad de los cuerpos femeninos de hoy. También sobresale Identikittens, el espectáculo del grupo Básica TV, que se postula como “un ensayo sobre la construcción de identidades y géneros”. Enmarcado en la temática queer, será una performance hecha con videos de Youtube, videoclips y tutoriales, que se verá únicamente esta noche. También habrá performances e instalaciones de Cecilia Czornogas y Alina Marinelli, del dúo conformado por Hyngrid Bermann y Julián Pesce, del grupo Fluo, y de un performer anónimo.

Acerca de los artistas, dice Charpentier que provienen de formaciones variadas. “Hay gente de escénicas que está dejando de hacer cosas tan dramáticas y se está contaminando de otras expresiones. También de artes visuales, que está incluyendo más lo corporal y performático. Asimismo retenemos varios músicos, que empiezan a descubrir esta disciplina intermedia. La formación de los performers es muy variada, al igual que el público, que poco a poco se va sumando a este espacio que propone mezclarse y embarrar la cancha”, concluye la artista, en guiño con el título de un ciclo que demuestra la variedad expresiva y las posibilidades de creación que tienen los artistas siempre que haya un cuerpo y un espectador.