“Qué emocionante poder celebrar esto”, exclama Diego Boris y el factor emotivo no es menor. Es, muy por el contrario, el que resulta natural en la presentación del libro Luis Alberto Spinetta: partituras & cancionero, que se llevó a cabo ayer en el salón Alfredo Bravo del Palacio Pizzurno y que tuvo como oradores, además del presidente del Instituto Nacional de la Música, al ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, y al hermano del fallecido músico, Gustavo Spinetta. “Luis siempre fue un maestro para mí, siempre tenía algo para que vos aprendas... Creo que esta iniciativa abre las puertas para que el resto de los músicos también tenga cabida en las escuelas y la enseñanza”, sostuvo el baterista que supo colocar su instrumento en el maravilloso Artaud, y que abrió el tema en cuestión: la entrega de los cuadernillos spinetteanos a más de quinientas escuelas secundarias de educación artística de todo el país –incluidas escuelas de formación docente– que, en cantidad de alumnos, se traduce en más de 150 mil. “Estamos muy contentos porque se trata de un hermoso libro, y esto es un modo de respetar a nuestros niños y a nuestros jóvenes”, destacó el ministro de Educación acerca de la llegada federal de los cuadernillos que portan –además de 16 partituras y 25 letras de canciones del Flaco– una reseña de 40 discos, la historia de ciertas canciones, una reseña de sus escritos icónicos, dibujos suyos y etcéteras varios. “El libro estará en todas las regiones de la patria y no es un gusto personal que nos damos los funcionarios, sino un material que debe incorporarse al aula. Y hoy puede entrar Spinetta al aula, porque hace tiempo que en nuestras escuelas no sólo entra lo canónico, lo académico, sino también la cultura popular, la música y la poesía popular. ¿Y cómo no va a entrar Spinetta, constructor, como pocos, de una identidad nacional?”, se preguntó Sileoni durante el conmovedor acto que tuvo a Lalo Mir como presentador, y al trío Malosetti-Sujatovich-Ferrón y el grupo Amel como animadores musicales.

El libro, acompañado de enlaces interactivos, porta las partituras transcriptas por Mauro Kaseiri y Guillermo Vadalá de “Barro tal vez”, “Cantata de puentes amarillos”, “La bengala perdida” y “Quedándote o yéndote”, entre otras, y un cancionero compuesto por “El anillo del capitán Beto”, “Canción para los días de la vida”, “Dale luz al instante”, “Jardín de gente” y “Alma de diamante”, entre otras. “Qué bueno va a ser, ¿no? A ver, chicos, tema A. ¿Qué dice la letra de ‘Alma de diamante’?”, sonrió Boris, en otro pasaje de su testimonio, mientras Sileoni enmarcó la idea: “Claro, porque la obra de Spinetta transmite valores y tiene una gran hondura axiológica. Y es política, en cierto sentido, porque va a lo profundo de la palabra, porque no se pega a las demandas del mercado, porque ha alimentado el alma de tres generaciones de argentinos y porque él siempre estuvo del lado de las causas justas. Lo que estamos haciendo, al cabo, es una tarea pedagógica, porque estamos entregando una obra completa y compleja sobre la que se tienen que romper la cabeza para poder descifrarla. Estamos cuidando bien al niño y sus mentes”, concluyó el ministro.

La obra también tuvo como actores centrales a Eduardo Berti y Rodolfo García –ambos se ocuparon de los textos–, a Marcelo Fernández Bitar –un arqueólogo del rock– en todo lo concerniente a la discografía, a la hija de Luis, Catarina Spinetta, en los aspectos biográficos; a Alejandro Ros en el arte de las cubiertas y al infaltable Eduardo “Dylan” Martí en los aportes fotográficos. El proyecto prevé, además, una segunda etapa que radica en extender la producción y distribución del material para que llegue al resto de escuelas secundarias y primarias de todo el país.