CULTURA › ACTIVIDADES EN EL CENTRO CULTURAL KIRCHNER POR LOS 40 AñOS DE EXPRESO IMAGINARIO
Durante los próximos dos fines de semana, el CCK ofrecerá una serie de actividades vinculadas con esta revista paradigmática del periodismo contracultural en tiempos de dictadura. Pipo Lernoud, Alfredo Rosso y Claudio Kleiman dan cuenta de su experiencia.
› Por Diego Fernández Romeral
Desde la terraza del noveno piso del Centro Cultural Kirchner (CCK), la ciudad de Buenos Aires parece la maqueta de un gigantesco tren eléctrico. Apoyados en las barandas, tres hombres la observan mientras son fotografiados. Están a punto de presentar una muestra que recorrerá la travesía más importante de sus vidas, y que además se convirtió en el primer bastión de la contracultura argentina en tiempos de la última dictadura cívico-militar: la revista Expreso Imaginario. Pipo Lernoud junto a Alfredo Rosso y Claudio Kleiman –uno de sus directores y dos de sus más importantes redactores respectivamente–, serán los encargados de explicar, dentro de algunos minutos, por qué se hace necesario recuperar esa experiencia editorial que el próximo sábado cumple 40 años y que logró filtrar y masificar mensajes de resistencia y solidaridad en la época más oscura de la Argentina.
Durante los próximos dos fines de semana, el CCK ofrecerá una serie de actividades destinadas a retratar la vida de esta revista que marcó el nacimiento del periodismo contracultural en la Argentina (la programación completa puede consultarse en la página web www.cck.gob.ar
“El Expreso fue poner en letras de molde todo lo que pensaba esa generación de los sesenta y setenta, que creció con el rock como el catalizador de un cambio de consciencia que nos llevaba a buscar un mundo guiado por los valores del pacifismo”, adelanta Pipo Lernoud a Página/12, antes de la charla que dio junto a sus colegas en la cúpula vidriada del CCK, sentados de espaldas a una pantalla de cine que proyectó fotos de su archivo personal y algunas de las tapas emblemáticas que definieron a la revista que dirigió junto a Jorge Pistocchi. “Nosotros no seguimos la agenda de los medios de aquel momento, sino que creamos nuestra propia agenda. Creo que en este momento no hay un medio con esa capacidad. Haría falta que la música y todas esas movidas contraculturales que hoy están dispersas se volviesen a interpenetrar y a sentirse parte de algo más grande”.
Expreso Imaginario salió a la calle en agosto de 1976, y terminó de editarse en enero de 1983. Atravesó la dictadura mostrando que era posible un mundo en armonía con la naturaleza, que la ecología era el camino de salida frente al avance de las energías nucleares, que la psicodelia podía dar la llave hacia una realidad hecha de sueños, que las filosofías orientales y aborígenes iban a permitir trascender esa idea inhumana de que el tiempo es dinero. “La dictadura había destruido todos los lazos de comunicación entre personas que pensaran distinto de lo que ellos querían imponer, y esas personas se sentían aisladas y no eran conscientes de que había otros que pensaban como ellos. Y el correo de lectores del Expreso fue ese lazo que los unió”, dice Kleiman. “Nosotros nos veíamos como parte de un continuum que es anterior al rock y que va a sobrevivir al rock –continúa el periodista y músico–. Las cosas de las que hablábamos en el Expreso siguen vigentes. El problema ecológico se agrandó, las corporaciones han acrecentado su dominio de los mer- cados. Por eso creo que es importante volver a recuperar esta experiencia y conectarla con el presente”.
Los tres hombres que son parte de esta presentación acuerdan en que es importante traer nuevamente a estos días los temas que puso de manifiesto el Expreso Imaginario, y no convertir esta muestra en un mero recorrido nostálgico. “Hay que ver a la revista como un eslabón más en una cadena que continúa hasta el presente. Hoy tenemos una multimedia que lobotomiza a la gente. Hay que luchar para alejarse de ese dominio mental que quieren ejercer sobre uno, para convertirnos en personas que tomen a la vida en blanco y negro –dice Alfredo Rosso–. La esencia que logró captar el Expreso hoy sigue presente, pero está tribalizada. Veo muchas bandas y discos y veo letras que siguen hablando de las mismas problemáticas. Quizás lo que no hay es esa sensación de ser parte de una contracultura universal. Pero existe el mismo germen, pequeños focos que siguen resistiendo”.
Mientras la presentación comienza a diluirse y el salón se va vaciando, Lernoud, Kleiman y Rosso se internan en un debate que hace foco en cómo volver a dar con un camino que permita canalizar dentro de un medio esa energía contracultural que sienten hoy está desperdigada. Para Lernoud, esa posibilidad anida en lograr conectar a través de internet las distintas experiencias de vida sustentable que hoy se replican en el mundo. Kleiman dice que la relación con el papel es necesaria para que un lector sea conmovido, y asegura que hay un error en que hoy los medios gráficos copien la diagramación de los portales digitales. “El Twitter le ha hecho muy mal al fútbol”, dice ironizando. El que media entre ellos es Rosso, que intenta unirlos en la construcción de un modelo que logre aunar las posibilidades de esos dos medios. “Sería un camino”, responde Lernoud. “Pero se necesita que tenga eso que dijo Pete Townshend (The Who) cuando definió al rock: “Si grita pidiendo verdad en lugar de auxilio, si se compromete con un coraje que no está seguro de poseer, si se pone de pie para señalar algo que está mal pero no pide sangre para redimirlo, entonces es rock and roll”.
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