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Domingo, 30 de octubre de 2016

CULTURA › EL FONDO DE CULTURA ECONOMICA INAUGURO UNA LIBRERIA EN BUENOS AIRES

Tiempos difíciles, estanterías abiertas

“Buscamos ganar un espacio de vinculación directa con los lectores en un momento particular de la edición y la economía”, sostiene Alejandro Archain, gerente del FCE. El espacio incluye el Centro Cultural Arnaldo Orfila Reynal.

 Por Silvina Friera

La pasión por los libros no sólo le dio sentido a su vida, sino que la trascendió. Miles de lectores de América Latina –aun cuando no conozcan la historia inscripta en una sigla– tienen en sus bibliotecas parte de ese legado documental por el cual será recordado, más allá de que la memoria pueda escamotear páginas de una trama cultural tan significativa. No hay augurio de buen principio sin un gran nombre. La librería del Fondo de Cultura Económica (FCE) y el Centro Cultural Arnaldo Orfila Reynal (1897-1998), “el decano de los editores latinoamericanos”, se inauguró el viernes en Costa Rica 4568, entre Armenia y Malabia, frente a la plaza Armenia, en el barrio de Palermo, con el diseño que había imaginado el arquitecto Clorindo Testa (1923-2013). La alegría chispeaba por las pupilas del mexicano José Carreño Carlón, el director general del sello, y de Susana López Aranda, coordinadora internacional del FCE, mientras recorrían el bellísimo y luminoso edificio de casi mil metros cuadrados, que cuenta con dos salas –bautizadas Tina Modotti y José Vasconcelos– para presentaciones de libros y exposiciones, una cafetería, un patio y la librería, distribuida en la planta baja y el primer piso. “Inaugurar este espacio es un hecho trascendente para la cultura argentina”, afirma el poeta y editor Alejandro Archain, gerente general del FCE de Argentina, a Página/12.

La librería y Centro Cultural Arnaldo Orfila Reynal lleva el nombre del primer director del FCE en Argentina, que dirigió la filial entre 1945 y 1947. “Orfila fue después director del Fondo en México y cuando por problemas políticos se tuvo que desvincular de la editorial creó Siglo XXI y también colaboró en el armado de Eudeba, la editorial de la Universidad de Buenos Aires”, sintetiza Archain el itinerario de una de las figuras fundamentales de la edición del siglo XX latinoamericano. “Orfila tuvo una gran proyección cultural; fue un hombre de libros, un maestro que vivió 100 años. Carlos Fuentes dijo alguna vez que Orfila no vivió un siglo; lo llenó”. El Fondo tiene 23 librerías en México y 10 filiales en Ecuador, Chile, Perú, Colombia, Venezuela, Guatemala, Brasil, Estados Unidos, España y Argentina. El Centro Cultural está coordinado por Lola Rubio y muy pronto desplegará una programación que contará con talleres de narrativa, de poesía, de filosofía, de ciencia, de literatura infantil y ciclos de cine mexicano, entre otras actividades. El volcán y el sosiego (FCE), monumental biografía del poeta chileno Gonzalo Rojas escrita por la ensayista, narradora y traductora Fabienne Bradu, será presentada el próximo jueves a las 18.30 por Guillermo Saavedra y Daniel Freidemberg en la sala José Vasconcelos. El encargado de la librería es Carlos Salcedo, un librero de amplia trayectoria que trabajó en la librería Guadalquivir.

¿Qué significa abrir una librería en un año en que se han cerrado librerías? “Lo que se gana ahora es un espacio de vinculación directa con los lectores en un momento particular de la edición y de la economía”, plantea Archain. “Es cierto que desde el punto de vista económico no es un buen momento no sólo en Argentina por la recesión, sino también en la región y en México, que está atravesando una crisis económica importante. En tiempos donde las discusiones culturales y políticas tienen algunos ingredientes que son preocupantes, como cuando se escucha que hay librerías que han cerrado, estamos haciendo una apuesta muy fuerte y acorde con la historia de Fondo de Cultura Económica, una editorial del Estado mexicano que ha sobrevivido más de 80 años con todos los cambios, problemas y crisis que ha habido no sólo en México, sino en toda la región; una editorial que ha ido creciendo y hoy puede seguir apostando por la cultura. Lo particular de Fondo como editorial es que vivimos compitiendo en el mercado por colocar nuestros libros, por tener buenos autores, por tener presencia en el sector, peleando en el buen sentido con las editoriales comerciales, pero desde una institución que tiene otras características: una institución que además tiene un rol y una misión cultural que cumplir. Cuando asumió José Carreño Carlón, tuvo desde el inicio la voluntad de que todo este proyecto que teníamos en manos se pudiera desarrollar”.

El 80 por ciento del costo de la librería y el centro cultural fue financiado por el Estado mexicano, a través del Fondo de Cultura Económica. El 20 por ciento restante se completó con recursos propios de la filial. “La idea es que la librería y el Centro Cultural se puedan autosustentar y en eso estamos trabajando”, revela Archain. “La librería se empezó a construir en abril de 2015. Desde entonces han pasado 19 meses y en todo este tiempo la editorial ha seguido funcionando gracias a un equipo de gente profesional encabezada por Mariana Rey, Horacio Zabaljáuregui, Romina Aza, Lola Rubio y Víctor Pianini. El Centro Cultural y la librería vienen a sumar a la editorial”. Después de Orfila Reynal, el proyecto de FCE en Argentina se fue consolidando de la mano de distintos editores como María Elena Satostegui –la primera esposa de Orfila–, Héctor Libertella, Alejandro Katz y Leandro de Sagastizábal. “Una institución de más de 70 años no se hace de un día para el otro”, aclara Archain. “En momentos como este lanzar una librería y un centro cultural es una apuesta que nos compromete mucho más, pero también nos da una herramienta para intervenir en un país y en un mundo donde no es lo más común la apertura de espacios culturales. Nos dedicamos a hacer y a vender libros, pero también queremos que esto sea un lugar de encuentro, de diálogo”.

La librería no tendrá sólo el catálogo de FCE. “Uno de los problemas que tenemos los editores hoy es poder tener presencia en el canal comercial porque hay mucha producción y los espacios no alcanzan”, explica Archain. “Tener una librería propia nos permite mostrar más nuestros libros, pero también vamos a trabajar con buena literatura, arte, poesía y literatura infantil de las editoriales argentinas. Como es una librería general, se podrá encontrar los libros de las principales editoriales argentinas y vamos a traer materiales de Chile, Colombia y México. Yo estoy seguro de que en poco tiempo la librería del Fondo va a ser un punto de referencia cultural en la ciudad”.

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“Es una herramienta en un mundo donde no es lo más común la apertura de espacios culturales”.
Imagen: Rafael Yohai
 
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