Lunes, 25 de mayo de 2009 | Hoy
HISTORIETA › FESTIVAL INTERNACIONAL DE HISTORIETA VIÑETAS SUELTAS
La segunda edición se desarrollará desde hoy hasta el domingo próximo en múltiples sedes. Con una fuerte marca “de autor”, el encuentro será un espacio donde lo clásico convivirá con lo experimental. Habrá una docena de exposiciones y una veintena de invitados internacionales.
Por Andrés Valenzuela
Historieta en francés. En italiano. En portugués. En español ibérico y castellano rioplatense de los dos lados del charco. Historieta muda. Narrativa convencional, relatos experimentales y comic de autor. Historieta histórica y fantástica. Viñetas e improvisación sonora, intervención en espacios públicos y una docena de exposiciones.
Todo ello –y bastante más– habrá en la segunda edición del Festival Internacional de Historieta Viñetas Sueltas, que se realizará entre hoy y el domingo en una multitud de sedes: el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930), el Malba (Av. Figueroa Alcorta 3415), la Alianza Francesa (Córdoba 946) y galerías independientes que se unieron al evento.
A Viñetas Sueltas lo distinguen sus dimensiones y su perfil “de autor”. Una mirada sobre la historieta como arte narrativo, donde el creador tiene un papel central. No es casual, entonces, que las actividades para profesionales superen en número y nivel a las que se suelen ver en otros festivales, ni la enorme cantidad de exposiciones (12), o el esfuerzo que demostraron las editoriales emergentes por llegar con material flamante al evento. También es inusitada la cantidad de invitados internacionales: 20, contando dibujantes, guionistas y representantes de otros festivales u organizaciones internacionales relacionadas con la historieta.
Las actividades abiertas al público comenzarán hoy a las 15. Aprovechando el feriado, 16 artistas nacionales e internacionales intervendrán carteleras del microcentro porteño. La inauguración “oficial”, sin embargo, deberá esperar al jueves a la noche en el C. C. Recoleta. Enumerar todas las actividades no es tarea fácil. La programación detallada puede encontrarse en http://www.vinetas-sueltas.com.ar/ y puede desesperar al fanático irreductible del noveno arte: como otros grandes festivales, es imposible abarcarlo todo y frecuentemente habrá que elegir entre una actividad y la otra.
Carlos Trillo, veterano guionista de las viñetas argentinas, es el artista destacado del festival. Su elección –explicó a Página/12 Thomas Dassance, organizador del festival– marcó muchas de las decisiones que se tomaron. Así se armó la clínica de guión para profesionales de la historieta dictada por el mismo Trillo, Diego Agrimbau –ganador del Premio Internacional Planeta– y el teórico belga Xavier Löwenthal.
Las distintas experiencias de Trillo con relatos de corte histórico (acaba de terminar un álbum para Francia sobre la fundación de Buenos Aires) también propició un espacio para otras expresiones del género (ver más adelante).
La muestra central del festival estará dedicada a su figura y a sus personajes. Se expondrán 100 originales y reproducciones de sus creaciones más famosas. Tratándose de un autor que colaboró con lo más granado de los lápices locales, eso significa que se podrán ver dibujos de los Breccia (padre e hijo), de Carlos Meglia, Horacio Altuna, Cacho Mandrafina, Juan Bobillo y Lucas Varela, entre otros.
Género codiciado en el Viejo Mundo, aquí la historieta histórica no era muy visitada. Pero hace apenas unas semanas llegó a las librerías locales Aquí mismo, una historieta que narra la fundación de Villa Constitución y su papel en la disputa territorial entre unitarios y federales. El libro cuenta con el apoyo del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo santafesinos, incluye artículos de un historiador de la Universidad Nacional de Rosario y tiene una clara vocación pedagógica.
Más ficcionalizado pero igualmente histórico es El último viaje del Graf Spee, sobre el buque de guerra que se hundió en costas uruguayas. Sus autores, Rodolfo Santullo y Matías Bergara, de la editorial uruguaya Belerofonte, además, anunciaron hace días nomás que volvieron a ganar los Fondos Concursables de Cultura del gobierno uruguayo para publicar cuatro relatos cortos sobre la dictadura oriental.
Esta feliz coincidencia, impulsada por la presencia de Trillo, cuajó en una charla sobre el tema. El panel se completará con Etienne Davodeau, un artista francés que en sus obras recupera la experiencia de sus padres en las luchas obreras de la posguerra francesa. Davodeau, además, expondrá sus trabajos en la muestra Testimonios de resistencias. La charla será el sábado a las 15 en el C.C. Recoleta.
Desde hace algunos días desfilan por los puertos aéreos y fluviales del país decenas de historietistas nacidos al norte de la línea del Ecuador e invitados por el festival. Los hay italianos, belgas, franceses, suizos, españoles y canadienses. Además del francés Davodeau, los suizos Ibn al Rabin y Alex Baladi llegan con una exposición de Atrabile, la editorial que los publica, y la propuesta de la Fábrica de Fanzines (nuevamente, ver más adelante). Andrea Bruno y Paolo Parisi (italianísimos) llegaron al país para mostrar cómo le cambiaron la cara a la tradicional historieta de su península desde la editorial y revista Canicola. Bruno, además, coordinará un taller.
Xavier Löwenthal expondrá sus peculiares (e interesantes) ideas de “narrativa no convencional” y de “relato sin proceso identificatorio”, con las que sacudió el mundo de la historieta franco-belga. Su presencia, además, pondrá sobre el tapete el interrogante “¿Qué es la historieta?”.
Entre los autores de visita en el país también figura Mauro Entrialgo, de España, una suerte de niño terrible de la historieta ibérica surgido durante los ’80 al calor de la revista El Víbora (que más de un argentino compraba junto a la Fierro en esa época). También llegará al país Leif Tande, un autor canadiense que presentará historietas mudas en la muestra Motus.
Finalmente, habrá invitados de otras organizaciones historietísticas internacionales, como Thomas-Louis Côté, director del Festival de Historieta de Quebec, Canadá; Edo Chieregato, director artístico del Festival Internacional BilBolBul de Bolonia, Italia; y Liliana Cupido, de la Asociación Hamelin de promoción de la lectura y la historieta.
La cantidad de invitados europeos no deja de lado una enorme producción argentina y latinoamericana. De Brasil, por ejemplo, llegan Fabio Zimbres y André Kitagawa. De Colombia, John Joven y Trucha Frita. De Bolivia, Frank Arbelo. Y de Uruguay, Matías Bergara, Ignacio Calero y Rodolfo Santullo. Ellos como invitados oficiales del Festival. Luego hay que contar a los que vendrán por las suyas, acompañando proyectos editoriales de Chile, Brasil, Perú, Uruguay, Colombia y Bolivia: en total 13 expositores en la Feria de Editoriales del festival serán de países latinoamericanos allende las fronteras argentinas, lo que da una buena muestra de la diversidad artística del continente.
Por la Argentina figuran 30 proyectos. Será una excelente oportunidad para que los comiqueros de Buenos Aires descubran la fértil historieta del interior, que tendrá muchos representantes, como los cordobeses de Llanto de Mudo, los nicoleños de Loco Rabia, o los del colectivo Historieta Patagónica, quienes vienen con una tonelada de material regional para mostrar, incluyendo un ensayo sobre la historia del género en las provincias del sur argentino.
Normalmente, las convenciones de historieta son lugares para “ir a ver”. El público acude a ver los originales de tal o cual autor, a escuchar hablar a tal o cual eminencia o chusmear qué novedades se pueden comprar en aquel stand o el de más allá. En esta ocasión habrá dos espacios que rompen con esta suerte de tradición inmovilista y llaman al público a poner manos a la obra. Una levanta la consigna “abajo las marcas”. Es la Usina Textil, “un intervención destinada a que todo el público aprenda los rudimentos de serigrafía sobre textil y se haga su propia remera con imágenes de historieta”.
La otra experiencia es la Fábrica de Fanzines, en que dos artistas suizos y un colectivo de historietistas uruguayos proponen al público la realización in situ de pequeñas historietas independientes. “La idea es simple: tenemos un lugar con una fotocopiadora. Allí dibujamos, copiamos, doblamos y engrampamos los fanzines, luego colgamos los originales de la pared, una de las copias de un hilo y regalamos el resto a la gente”, cuenta a Página/12 Ibn al Rabin, uno de los artistas europeos que idearon de la actividad. Mientras trabajan, los organizadores invitan a la gente a unirse y hacer sus propias producciones. Estiman que tras los tres días de trabajo en “la fábrica” tendrán colgados unos 100 fanzines distintos, casi todos de los visitantes al festival. “En la Fábrica de Fanzines no importa la calidad, importa volver a la frescura del dibujo espontáneo –explica– y que profesionales y público disfruten haciendo algo con sus propias manos.”
Donde sobra calidad es en el resto del festival. Opciones para el amante de los cuadritos no faltan.
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