Un cuadrito junto a otro, luego uno más, y así hasta completar la historia. Con algo tan simple se crea arte, se emociona, se ríe, se viven aventuras. Historieta. Un cuadrito enlazado a otros con dibujos y palabras. Hoy, como cada 4 de septiembre desde hace cinco años, se festeja en todo el país el Día de la Historieta Nacional, conmemorando la primera publicación de El Eternauta, de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López. Fue en 1957, cuando una nevada mortal trajo una nueva era en la narrativa de viñetas argentina.

Pero la efeméride es bien amplia e incluye a todos los géneros, artistas, títulos y vertientes de la disciplina. Ciudades e instituciones se pliegan al festejo (ver recuadro). A la vista del calendario de eventos comiqueros por venir, no sólo es notable la cantidad de actividades sino también el reconocimiento oficial que el noveno arte empezó a recibir. Hace algunos años se podía aplaudir alguna iniciativa aislada. Pero en 2010 prácticamente no hay evento relevante del medio sin apoyo oficial. Instituciones privadas prestigiosas, como la Fundación El Libro, también aparecen seducidas por las viñetas. La excepción curiosa está en el gobierno porteño.

La lista de eventos con el espaldarazo oficial es extensa. En mayo hubo una exposición doble en el Palais de Glace. Allí se presentó la muestra La patria dibujada, hoy itinerante por todo el país, junto a Fierro Ida y Vuelta, dedicada a esa revista fundamental del comic nacional, que desde hace cuatro años acompaña a Página/12. La organizó Cultura Nación y formó parte oficial de los festejos por el Bicentenario. También desde los organismos nacionales se definió el concurso de historieta convocado el año pasado por la Biblioteca Nacional, cuyos resultados se presentarán el próximo miércoles, a las 19, en el edificio de Agüero al 2500. Allí, a fines de este mes, se hará el Primer Congreso Internacional Viñetas Serias.

No es un caso aislado. En este momento, en la ciudad de Córdoba se realiza el Viñetazo, un festival de historieta que reúne artistas de todo el país con muestras, talleres gratuitos y charlas. Está organizado por la agrupación V de Viñeta, pero se sostiene en buena medida con el apoyo de la Secretaría de Cultura y el gobierno provincial, además de la colaboración de algunas entidades privadas. Otro tanto sucede con Recomicon, con el apoyo de la Secretaría de Cultura de Reconquista.

Y también sucederá en dos de los festivales más relevantes que quedan por delante en 2010: Crack Bang Boom, del 21 al 24 de octubre en Rosario, y Onomatopeyas al viento, del 19 al 21 de noviembre en Rawson, Chubut. El primero tiene cuantiosos aportes de la municipalidad rosarina, que lo financia junto a instituciones privadas como el Parque España y lo presentó como parte de sus actividades oficiales en torno del Bicentenario. El encuentro patagónico, en tanto, está solventado por el gobierno provincial. En los festejos de hoy, por ejemplo, se incluyen actividades organizadas por la Dirección de Cultura de Santiago del Estero, o en Mar del Plata, por la Secretaría de Cultura municipal. A fin de mes, el municipio de Tigre también hará un pequeño festival.

El caso curioso se da en la ciudad de Buenos Aires. Por un lado, la Capital Federal es el primer distrito del país en declarar oficialmente el 4 de septiembre como Día de la Historieta. La ley, aprobada por la Legislatura el año pasado, conmina al Ejecutivo a apoyar la disciplina tanto en su faceta artística como en su costado de industria cultural.

Al año de aprobada la norma, la situación es dispar. Del lado positivo, las numerosas iniciativas de la Dirección de Industrias Creativas, del Ministerio de Desarrollo Económico. Desde la oficina en Barracas se gestaron numerosos encuentros entre editores y libreros, que abrieron espacios específicos para las historietas en las cadenas de librerías. Incluso, según confiaron desde ese organismo, la próxima Noche de las Librerías tendrá como uno de sus tres ejes al comic.

Donde no hay (buenas) noticias al respecto es en el área de Cultura de la Ciudad. En 2009, la Dirección de Festivales porteña había gestionado el Centro Cultural Recoleta como sede central del Festival Internacional Viñetas Sueltas, organizado por la asociación civil homónima. El evento, que también cuenta con la ayuda de embajadas e instituciones, recibió una avalancha de visitantes, múltiples elogios y fue cubierto por todos los medios, confirmando el interés creciente en la historieta.

Este año la situación no se repetirá. El festival funcionará de modo descentralizado (con sedes en el Malba, la Biblioteca Nacional y galerías de la Ciudad), en parte gracias a la ausencia del Recoleta.

Por lo bajo, desde la organización de Viñetas Sueltas se quejan de la desatención sufrida. Según pudo averiguar este diario, en junio de 2009, apenas terminado el encuentro, solicitaron una reunión a Viviana Cantoni, directora de Festivales de la Ciudad, para la organización de la edición 2010. La cita no se concretó hasta marzo de este año, cuando finalmente se les ofreció menos de la mitad del espacio cedido en 2009.

Pese al compromiso de palabra que desde la asociación civil aseguran haber tenido para concretar algún apoyo, no hubo ninguna propuesta alternativa. Eventualmente, las definiciones no pudieron dilatarse más y el festival tomó la forma con que se presenta este año, sostenido en el aporte de instituciones privadas, embajadas extranjeras y la Dirección de Industrias Creativas porteña, que ayudará –según su función natural– con las actividades paralelas de vinculación editorial. Sobre el cierre de esta edición, desde las oficinas de prensa de Festivales porteños aseguraron que “se hizo lo mismo que el año pasado en cuanto al apoyo que se les puede dar”. Respecto del menor espacio propuesto, se excusaron señalando que “tiene que ver con el 25º aniversario del Recoleta, que ya tenía esos espacios asignados para otra cosa”, pero no señalaron ninguna alternativa.

La historieta, sin embargo, resiste y avanza, de un cuadrito al siguiente.