En una encuesta realizada por la página web de la revista Fierro, los lectores dieron cuenta de sus preferencias y fue “Bolita”, serie creada por el guionista Carlos Trillo y el dibujante Eduardo Risso, la que se llevó el mayor respaldo del público. El relato de una chica humilde que trabaja “por hora” limpiando una mansión de Acassuso, propiedad de dos hermanos mellizos con un pasado que se adivina oscuro, es precisamente la historia con que Fierro abre la edición de este mes, que mañana llegará a los quioscos junto a este diario.

Con portada del dibujante Max Aguirre –postal de policial duro–, la revista que comanda Juan Sasturain vuelve a proponerles a los lectores un cóctel de historias que va del relato humorístico –“Barrio Gris”, de Maicas-Sposito, y “La vista gorda”, de Gustavo Sala– a la densidad de series como “Cieloalto”, “La gran orquesta”, “Sasha despierta” y la futurista “Tristeza”. Pero hay más: la publicación del segundo ganador del Concurso Internacional Fierroblog y, como novedad, el regreso de Pablo Fayó, quien sorprende con un nuevo episodio de su ya clásico personaje de los ’90, “Shotaro”.

Radicado desde hace años en la ciudad de Rosario, aunque Córdoba es su tierra natal (nació en Leones en 1959), Eduardo Risso fue uno de los dibujantes más esperados por los lectores de Fierro desde que la revista regresó en 2006. Es que dejó su impronta en el género en los años ’80 con obras clave como “Parque Chas” y “Caín”, junto al mítico Ricardo Barreiro. Muchos años después vendría el reconocimiento de la crítica internacional que coronó a Risso con un Yellow Kid, tres Harvey Award y cuatro Eisner, los más importantes premios que pueda recibir un dibujante de historieta.

El largo camino de Risso –ha trabajado para los sellos Marvel y DC Comic, donde dibujó “Batman”– tal vez tenga que ver con aquella máxima que le dejó su maestro Alberto Breccia y que el dibujante no deja de repetir en cada entrevista: “Se puede dibujar hasta con escarbadientes, lo importante es pensar en lo que se está creando”. Toda la obra de Risso parece rondar la misma obsesión: contar historias y de las buenas. Por esa razón seguramente eligió trabajar desde hace años con el guionista Carlos Trillo, quien supo darle a Risso lo que el cordobés deseaba: densidad narrativa. “Fulú”, “Simón, una aventura americana”, “Borderline” y “Chicanos” son producto de la química entre ambos autores. Y ahora desde las páginas de Fierro se suma “Bolita”, serie que va camino a convertirse en otro éxito de la dupla. “Volver a trabajar con Trillo –dice el dibujante desde Rosario– es volver a colaborar con alguien que tiene códigos similares dentro y fuera del género. Trillo es profesional en todo sentido y te hace sentir cómodo trabajando a su lado, sabe todo lo que puedo dar y deja el espacio necesario para que pueda expresarme gráficamente.”

–Después de tantos años junto a Trillo, ¿cuál cree que es el elemento fundamental para que la dupla funcione?

–Por experiencia, no sólo con Trillo, sino con otros guionistas también, lo fundamental es que ambos seamos conscientes de que estamos haciendo historietas y no tengamos ínfulas de sobrepasarnos uno de otro, eso me parece muy importante: respeto mutuo y tener la suficiente libertad que nos permita una retroalimentación a medida que la colaboración avanza.

–¿Por qué cuesta tanto formar duplas? Más allá de la cuestión económica, ¿hay un cambio en el modo del trabajo con relación a otras épocas?

–Sin dudas hay un cambio, pero también es cierto que hay un escaso número de guionistas. No sólo en la Argentina ocurre esto: de cada diez o veinte dibujantes aparece un escritor. Después tiene bastante que ver lo que antes decía acerca de la personalidad, no siempre es fácil congeniar con alguien si tiene una visión diferente acerca de las historietas.

–¿Qué lo atrajo de “Bolita” para encarar el proyecto que hoy es para los lectores la más exitosa de Fierro?

–Lo que me atrae de este tipo de historias es la actualidad urbana y el desafío del tema. Con gente que, pensando en construir un futuro mejor, deja todo lo conocido y choca con una realidad, foránea para ellos, no siempre agradable. Me gusta también la posibilidad de ir creciendo, evolucionando dentro de la historia junto a los personajes. No se puede predecir el éxito y lo cierto es que ello depende de muchos factores. Lo que sí puedo asegurarles a los lectores es que siempre tratamos de dar lo mejor de cada uno de nosotros.

La pasión por la historieta –que en Risso comenzó cuando tenía 11 años y leía revistas como D’Artagnan, Intervalo o Fantasía– no sólo se revela al repasar su obra (maestro de las luces y las sombras), sino en sus intervenciones a favor del género. Hay que decirlo: Risso es un activista de la historieta (en cuerpo y alma) y lo ha demostrado hace muy poco, cuando gracias a él se creó la Primera Convención Internacional de Historietas bajo el nombre de “Crack, bang, boom”, que se realizó durante cuatro días en Rosario y que tuvo una participación de más de cinco mil personas.

–¿Qué conclusiones saca del festival que organizó en Rosario?

–Por suerte, todas son buenas. La primera es que cuando algo se hace bien, la respuesta es inmediata y generosa. Desde la convocatoria de mi parte a trabajar en equipo, la parte privada con la pública y sabiendo que éste es un evento por y para la ciudad de Rosario, todos y más también se sumaron a colaborar sin pedir nada a cambio. El arribo de editoriales, artistas, periodistas nacionales e internacionales con las mejores expectativas, desconociendo si éstas podrían ser satisfechas, y el público que de igual manera llegó de distintas partes del continente para compartir y descubrir esta primera convención.

–¿Se realizará otra vez? ¿Lo va a organizar usted también?

–Ya estamos trabajando para la segunda, pronto daremos a conocer la fecha en la página oficial; debido al año electoral, tenemos que adelantarla. Estoy en la organización y espero estarlo dentro de mucho tiempo.

–¿Qué elementos se conjugaron para que por primera vez en años se pudiera realizar un festival tal como la historieta argentina merece?

–Honestamente pienso que aún está lejos de ser un festival que por historia nuestro país merece, pero soy optimista con el futuro. Este era un proyecto que tenía en mente desde hace varios años. Simplemente hizo falta que diera con la persona indicada dentro del ámbito municipal. Y que comprendiera el interés que la historieta despierta en la Argentina por ser, durante décadas, una industria cultural en Latinoamérica, gestora de miles de artistas que hoy recorren los mercados internacionales con sus obras. Además, este tipo de eventos ayuda a dinamizar nuestro mercado tras el encuentro de todos los actores: editores, autores y lectores.