HISTORIETA › LUCAS VARELA Y EL FINAL DE SASHA DESPIERTA, EN LA NUEVA EDICION DE FIERRO
El dibujante señala que la interacción con Carlos Trillo le permitió abrir el horizonte más allá de la tentación de resoluciones a los tiros y trompadas. El epílogo es sólo una de las atracciones de la revista que aparece mañana con Página/12.
› Por Lautaro Ortiz
La Fierro de este mes estará marcada por Sasha, la chica punk que durante once capítulos mantuvo expectantes a los lectores de historieta. Es que Sasha despierta, la serie creada por la dupla Lucas Varela-Carlos Trillo, llega a su fin. Y Fierro no podía dejarla ir sin darse el gusto: la hizo posar desnuda en la portada de la edición 54, que mañana llega a los kioscos junto a Página/12. Amante de las botas de cuero y del sexo fuerte, de las orgías y el alcohol, la perversa Sasha no es más que la representación mental (represión) de los deseos de una joven ilustradora de libros infantiles llamada Miranda. La filmación de un video (circula en el mercado negro de la pornografía), donde se testimonia la violación ejercida por un exitoso conductor de televisión, desencadena una historia de una doble personalidad: Miranda se transforma en Sasha y Sasha trata de salvar a la débil Miranda.
Pero si la chica punk se desnuda en el final, la revista que dirige Juan Sasturain cuenta con suficiente tela para vestirse. Ahí estarán acompañando: Justicia poética (Arbelo-De Santis), Cieloalto (Pietro-Agrimbau), La gran orquesta (Soto-Ortiz) y Bolita (Risso-Trillo) para completar el vestuario de las historias de continuará. Y no faltará el humor de la mano de Esteban Podetti, Diego Parés, El Niño Rodríguez y Lucas Nine, entre otros.
No es casual que Sasha despierta transcurra en el barrio chino de Belgrano, ya que el dibujante Lucas Varela suele caminar por sus calles en busca de inspiración. Dice Carlos Trillo: “Varela vive a centímetros del barrio chino. Y cuando se embola de trabajar en su casa baja al Sálvame María, que para él es algo así como el living, a dibujar mirando la gente que pasa por la calle”. Trillo, maestro de los detalles, no dejó pasar ese dato de su compañero de fórmula: Sasha transcurre entre los olores de comida china. Si bien la serie fue creada exclusivamente para los lectores de Fierro, la idea de la doble personalidad apareció en Francia, cuando los autores viajaron al festival de comics de Angouleme. Ambos sabían que Fierro los quería otra vez juntos (El síndrome Guastavino fue su anterior trabajo publicado por la revista con éxito en Francia) y ellos se pusieron a pensar. El azar los hizo toparse con un tal Roh Zin Guen, quien estaba enredado en una historia de amor y sexo con una joven punk argentina. Luego de escuchar sus penas, la historia estaba lista para ser contada y dibujada.
Sentado en un bar de la calle Arribeños, Lucas Varela se ríe al escuchar la anécdota y comenta: “Para qué desmitificar todo lo que contó Carlos. Digo que fue así, tal cual lo cuenta. Puedo agregar que a Angouleme fuimos con otro proyecto, pero los editores franceses con los que me entrevisté no demostraron interés. Menos interés demostraron por todas mis historietas sin Trillo, como las de Paolo Pino-cchio. Allí creo que si no vendés más de diez mil ejemplares no te dan bola. Es curiosa la capacidad que tienen los editores franceses de mostrar desprecio pero con elegancia y amabilidad. Así da gusto ser rechazado. El mundo debería ser así.
–El barrio chino es el escenario donde se desarrolla casi toda la acción de Sasha. ¿Por qué lo inspira este lugar?
–Es un sitio muy curioso que frecuento bastante, como bien dice Trillo. Creo que es el único espacio en el barrio de Belgrano que tiene onda. Me gusta mucho venir a comer acá o comprar pescados y especias para cocinar, visitar los templos budistas, curiosear por los negocios de chucherías. Es muy interesante disfrutarlo también con el olfato, porque todos los olores que hay aquí te transportan. Por suerte algunas de las escenografías que eligió Trillo para la historia son acá en el barrio chino. Eso lo hizo adrede, así me resultaba más fácil para la documentación.
-¿Cómo fue el diseño de Sasha? Sus características recuerdan a los personajes de una historieta, también de Trillo, que quedó inconclusa...
–Sí, el proyecto se llamaba Los lindos, era una distopía futurista. Ojalá algún día podamos hacerla. En cuanto al diseño de Sasha, surgió cuando le mostré a Trillo unos dibujos que hice sobre los personajes de la trilogía Millenium, y ese estilo le gustó. Para el proyecto de Sasha tomé la meta de hacer un estilo un poco más realista que el de Guastavino.
–¿Qué esperaba de un proyecto como Sasha?
–Al comienzo uno como dibujante tiene la mentalidad ramplona de querer dibujar escenas de acción, que todo se resuelva a los tiros y a las trompadas, porque la violencia es muy divertida de dibujar. Pero Trillo minimizó toda la acción y construyó la trama en base a diálogos, que es lo más difícil de dibujar por los gestos y las sutilezas expresivas. Al final entendí adónde iba y me demostró que las escenas de tiros con las que sosamente fantaseaba dibujar no eran importantes y que se puede lograr mucha sugestión con la intimidad de un diálogo.
–¿Hay proyectos para editar Sasha en Argentina?
–No, aún no. Se puede decir que la hicimos exclusivamente para la revista.
–En breve viajará a Francia por una beca, ¿de qué se trata?
–Es un proyecto que tenemos con el guionista Diego Agrimbau, que fue aceptado por “La Cité de la Bande Dessinée” de Angouleme. La idea es ir a esa ciudad a desarrollarlo durante unos meses. Nos invitan, junto a otros autores del noveno arte, a una residencia que hay allí. Me resulta muy enriquecedor y espero que lo llevemos a cabo. En Francia la historieta, como lenguaje artístico, está arraigada en la sociedad, y por eso no es difícil encontrar entidades capaces de apoyar proyectos artísticos de ignotos historietistas suda-mericanos como nosotros. También hay museos dedicados a la historieta, librerías llenas de libros de historieta, los diarios hablan de historieta, las ciudades más importantes dedican festivales a la historieta y hasta en el McDonald’s de Francia hay un menú de la historieta, donde con tu Big Mac te llevás un libro. Esto es cierto, y para demostrarlo tengo un libro de Thorgal, un clásico de la historieta francesa, editado por la marca de la M dorada. De paso comprobé que las hamburguesas tienen el mismo gusto en todos lados.
–Paolo Pinocchio fue un éxito entre los lectores de Fierro. ¿Hay posibilidad de que se edite en la Argentina?
–En España está por salir un libro de Paolo Pinocchio bajo el sello Dibbuks. Es un libro muy bonito de 80 páginas y tapa dura con un montón de historietas y dibujos. Lamentablemente aquí no hay editor. En la Argentina hay institucionalizada una ceguera entre los grandes editores hacia este tipo de lecturas. La historieta se sigue viendo como una boludez pasatista como el Sudoku, o como lectura para subnormales.
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