Sáb 16.06.2012
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HISTORIETA  › PREMIOS BANDA DIBUJADA (BD) A AUTORES DE LIBROS PARA NIÑOS Y JOVENES

Para que los chicos vuelvan al comic

Max Aguirre, Eduardo Mazzitelli, Quique Alcatena, Salvador Sanz, Maco y Dash Shaw fueron los galardonados por BD, un colectivo que promueve la historieta para pibes. “No hubiese sido dibujante si no fuera por Hijitus o Anteojito”, fue la frase hit.

› Por María Daniela Yaccar

Banda Dibujada (BD), un colectivo para la difusión de la historieta infantil y juvenil, premió el jueves a autores para niños y jóvenes con libros publicados en 2011. “No hubiese sido dibujante si no fuera por Hijitus o Anteojito”, fue la frase hit de la jornada que se escuchó en la Alianza Francesa, donde además se inauguró una muestra con las obras participantes. Con esas palabras, los ganadores daban total sentido al objetivo de BD que es, básicamente, que los más chicos lean historietas. En la platea, el destinatario del mensaje se emocionaba: Manuel García Ferré recibió una estatuilla en reconocimiento a su trayectoria. Los premiados fueron Max Aguirre (por Alina y Aroldo 1, mejor libro de ficción para niños de autor nacional), Eduarzo Mazzitelli y Quique Alcatena (por Travesía por el laberinto, en la categoría libro de ficción para jóvenes de autor nacional, clásicos republicados), Salvador Sanz (por Angela della Morte, mejor libro de ficción para jóvenes de autor nacional, nueva ficción), Maco (por Aloha, libro de ficción para niños de autor extranjero) y Dash Shaw (por Ombligo sin fondo, libro de ficción para jóvenes de autor extranjero).

Hubo menciones para Leo Arias, por Elías y el perro de la esquina; Carlos Trillo y Domingo Mandrafina, por Peter Kampf lo sabía; Alejandro Farías, por Mi Buenos Aires querido; y Bryan Lee O’Malley, por Scott Pilgrim (la lista completa de nominados está en premiosbandadibujada.blogspot.

com.ar). De todos modos, el del jueves fue un encuentro que trascendió su propósito de reconocer a autores. Estuvo signado por la emoción, sobre todo en el momento más esperado, cuando García Ferré tomó el micrófono y dio, como buen maestro, recomendaciones para los jóvenes que lo habían venerado antes. Un escalofrío generalizado se produjo cuando un video con la banda sonora de Caloi en su tinta recordó a artistas que dejaron este mundo hace apenas unos meses (Eduardo Ferro, Trillo, Peni, Eduardo Santellán, Solano López, Mannken, Carlos Killian, Enio Leguizamón, Germinal Lubrano y, por supuesto, Caloi). Hubo lugar, también, para un análisis esmerado del panorama de las historietas para niños y jóvenes y un reconocimiento, de parte de los ganadores, al trabajo de BD.

Las entregas de premios suelen ser aburridas. Este no fue el caso. Nando y Luciano Saracino, los conductores, miembros de BD, la llevaron adelante a puro chiste. Saracino se rió hasta de sí mismo, ya que estaba nominado y se fue con las manos vacías: “Me gustaría agradecer el premio que no gané a mi mamá, que me está mirando, a todos mis compañeros de la escuela Millán, de Villa del Parque, y a todos los que me conocen”. César Da Col, otro integrante del movimiento cultural –que intenta conectar entre el mundo de la historieta y el escolar– abrió el evento. “Este es un antiguo sueño. Cuando empezamos con BD, hace ocho años, no existían tantos libros para chicos y jóvenes”, recordó. “En 2011 se publicaron 82 títulos de autor nacional. De esa cifra, menos del 10 por ciento es para chicos. Nos parece poco”, sostuvo. Por eso, aprovechó la presencia de editores –que acompañaban a los nominados– para instarlos a publicar más material de esa índole.

El jurado estuvo integrado por la especialista en literatura infantil y juvenil Grisel Pires dos Barros, la periodista de humor gráfico e historieta y gestora cultural Judith Gociol y el periodista especializado Andrés Valenzuela (de Página/12), quien tomó la palabra para expresar conclusiones derivadas de la selección. Fueron presentados 55 libros. “Nos gustaría destacar la buena factura de los materiales, mejor editados que años anteriores. Una vez más, los que apuestan a este lenguaje son los sellos medianos y pequeños”, remarcó. Aclaró que como “la de niños y adolescentes es una categoría amplia y lábil” decidieron correrse del eje que marca BD y considerar trabajos no pensados para el ámbito escolar. Y se guardó una interesante reflexión para el final: “Entre los que se consideran especialmente destinados a los chicos, persiste una cierta intención didáctica y pedagógica que consideramos innecesaria”.

“Cuando me preguntan si García Ferré es el Walt Disney argentino yo les digo que Walt Disney es el García Ferré norteamericano.” Así recibió Clemente Montag (BD) al autor y editor en el escenario. “No sé cómo empezar, tengo muchas emociones juntas”, arrancó García Ferré, con la voz quebrada. “He visto pasar por este escenario a muchos artistas jóvenes, cosa que me da una gran alegría”, destacó. Aclaró que no tenía un discurso preparado. “Quise subir al escenario con lo que siento.” Y entonces lanzó una serie de consejos dignos de ser anotados por una platea conformada por quienes siguen su camino. “Detrás de cada personaje debe haber un sentimiento. Lo descubrí con Pi Pío, el primero que creé. Hijitus no es otra cosa que un simple bohemio, un chico que va arrastrando su patita como lo hacía yo. Como en la Guerra Civil Española (llegó a Buenos Aires en 1947) no había juguetes, ataba varios cacharros y el ruido de los adoquines me entretenía. Ese fue el nacimiento de mi mundo de fantasía.”

Los ganadores, casi todos, agradecieron a García Ferré por haberles abierto las puertas al mundo para el cual viven. Uno de los que más se explayaron fue Max Aguirre. “Es el primer premio que gano por hacer historietas. Pero el verdadero es para BD, que trabaja todos los días por amor a la historieta.” Asimismo, tanto los premiados como los integrantes del colectivo cultural coincidieron en reclamarle al creador de Larguirucho un libro que recopile Las aventuras de Pi Pío. “Con Ferré hay una diferencia generacional grande, pero el sentimiento es el mismo”, expresó Sanz a este diario. El artista, que publicó Angela della Morte en Fierro, recordó que compró esta revista cuando tenía ocho años. “Había desnudos y violencia. ¡Era casi una revista pornográfica! Mis papás la vieron y me dijeron ‘no la compres más’. Si no leés historieta de chico o de adolescente no lo hacés más, por eso es importante que se descubra a una edad temprana”, concluyó. Las paredes de la Alianza Francesa (Córdoba 946) pueden ser un buen inicio, hasta que la muestra adquiera carácter itinerante.

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