Diciembre es un mes siempre complejo: la premura para que termine el año de una buena vez, las reuniones sociales compulsivas, el calor alterando los ánimos y proyectos que empiezan a tomar forma de cara al siguiente calendario. La revista Fierro, que llega a los kioscos mañana junto a Página/12, tiene mucho de ese “diciembre”. Un poco porque termina Putrefacción, el policial con huevos, hielo ausente y moscas que supieron muy bien construir Fraticelli y Couselo. Otro poco porque en plan de reuniones, hay encuentros en Paraná, de Pablo Túnica, en Borges, de Lucas Nine y, sobre todo, en Argentina Potencia, de Juan Carlos Quattordio, en que los superhéroes justicialistas vuelven a verse las caras tras largo rato.

Así, entre superhéroes peronistas, huevos podridos, batracios navegantes, Jorge Luis Borges inspeccionando gallineros y humor retorcido, la revista señera de la historieta argentina trae dos novedades notables: la primera es el regreso de la dupla Iñaki-Castromán. Y en Ruidos en el tercero los ánimos están muy, muy caldeados. Cualquiera que haya vivido en un edificio de departamentos podrá atestiguar lo reales y vívidos que son los sentimientos que evocan los autores. La otra novedad de fuste es la vuelta del enorme Salvador Sanz con su Angela della Morte.

Además, como ya es costumbre, la revista incluirá el suplemento Fierrito, dedicado al humor gráfico. En esta ocasión participan Sejo, Paleo, Diego Parés, Gastón Souto, el Polaco Scalerandi, Maxi y Max Cachimba. Y atención a la guardita comentada que flanquea sus páginas.

En cuanto a la atracción principal de este número, Angela della Morte se publicará durante varios meses con una extensión especial: a razón de 14 páginas por número hasta completar las 80. Porque esta aventura de la espía cuya alma transmigra por los cuerpos es más larga que de costumbre y pide pista para ser disfrutada en plenitud. Su autor, sin embargo, advierte que por el momento ésta será la última aventura de la protagonista. “Quizá luego recupere al personaje”, abre la puerta, pero por ahora los lectores sabrán cómo concluye la guerra entre la corporación Sybelius y el Gobierno Flúo. “Acá se me fueron metiendo varias escenas de acción cruciales para el personaje y la historia”, anticipa Sanz, quien también promete “un final apoteótico” y guiños para los amantes de la literatura de terror y de ciencia ficción, sus principales influencias. Por ejemplo, habrá alusiones a La Máscara de la muerte Roja, de Edgar Allan Poe, en algún pasaje de la aventura.

“Esta es la continuación directa de la saga anterior, que se llamaba Barón Flúo”, explica Sanz y detalla que la acción comienza dos años después de la última viñeta de esa otra aventura. Y promete recopilar ambas en un libro en algún momento de 2014, para que los fanáticos puedan sumarlo al libro que ya circula por librerías y convenciones de historieta junto a otras obras del autor, como Desfigurado o Nocturno.

“Aunque el tema de la transmigración del alma sigue siendo muy importante, está cada vez más presente la muerte, pero ahora como protagonista, como personaje”, advierte el dibujante sobre las penurias que se le avecinan a Angela. Y otro que vuelve: El Perezoso, suerte de novio despechado y molesto de la protagonista, que aún no se puede sacar de la cabeza a la muchacha.

80 páginas es un montón y Sanz promete mucho para las próximas entregas. Un arma nueva, “La Guadaña”, que ya no sólo acaba con los cuerpos, sino que también elimina las almas de los combatientes y con ello, la inmortalidad de la que gozan muchos personajes. También aparecerá el hijo de Angela, que ella creía muerto y será el eje de la historia. Vuelve la Luna y otra misión suicida. De muchas de estas cosas ya el capítulo que llega mañana a los kioscos abre las primeras puntas. De otras, como las reflexiones de la protagonista sobre la corporación que la utiliza, habrá que esperar. “Y son dos corporaciones siniestras”, reconoce su creador, “el planteo es que toda esta nueva tecnología se usa para fines egoístas y eso creo queda muy expuesto en esta nueva historia, tanto que incluso la protagonista se da cuenta de que está siendo usada, que es una herramienta más”. Pese a eso, Sanz no percibe que haya “mensaje moral” o “bajada de línea” entre sus misiones suicidas a la Luna, los hombres encarnados en animales y los robots gigantes. “Si están presentes esos temas es porque están en el entorno en que vivimos y se manifiestan en la historia de manera inconsciente.”

En Angela della Morte, además, se mezclan dos elementos habitualmente antagónicos, la ultratecnología, con robots y tal (la “muerte”, anticipa el autor, aparecerá en una suerte de esqueleto alla Terminator) con los animales salvajes. Si en entregas anteriores un simple mono se convirtió en un personaje insustituible para los lectores, la cosa avanzó con el correr de los capítulos. “Siento una fascinación por todos los animales”, afirma Sanz, quien ya se había acercado a ellos en su primera colaboración en Fierro, con Nocturno. “Mientras más exótica la fauna, más me llama la atención, pero ahora empecé a dibujar personajes más populares: felinos grandes, como leopardos, y me pareció interesante explotar ese aspecto, ¿qué pasaría si podemos migrar también a cuerpos animales? Si tengo la tecnología para abandonar mi cuerpo, ¿por qué ser otro ser humano y no una criatura tan fascinante como un leopardo?”