“Las historietas que componen esta Fierro no soportan otro calificativo que el de anómalas leyendas urbanas de resolución improbable”, apunta, reflexivo, Juan Sasturain en esas “contraindicaciones” que ofician de editorial, de prólogo y de anticipo in situ en los números de la revista que acompaña a Página/12 cada segundo sábado de mes. A la sazón, el número 89 de esta publicación fundamental para la historieta argentina actual.

Justamente, la edición de este mes comienza con la obra de uno de los autores más importantes de la nueva generación: Ignacio Minaverry y su Noelia en el país de los cosos. Minaverry ya venía trabajando en el universo de las viñetas, pero atrajo miradas recién cuando empezó a publicar Dora, también en la revista. Dora resultó un trabajo consagratorio, recopilado y publicado en la Argentina, Brasil, España y Francia. Un trabajo que, por si alguno aún tenía dudas, confirmó que la historieta argentina estaba viva y plena de vigencia creativa. Pero en lugar de seguir en lo obvio y apuntar a una nueva historia del universo barrial francés que retrataba en esa serie, el autor cambió radicalmente estilo gráfico, relato y enfoque. Nuevamente, es el director Sasturain quien advierte que “los permisos narrativos y las libertades artísticas (e ideológicas) que se toma en Noelia en el país de los cosos, te pueden sacar”. Sacar “de la rutina y de la cómoda decodificación adocenada, para llevarte a otra saludable parte donde sean posibles la insinuación cuasi grosera de alegoría política y la combinación impune de elementos provenientes de diferentes tradiciones expresivas”.

Porque lo que Minaverry propone es, justamente, un viaje a la aventura en un país de fantasía (o no tanto) donde homenajea a más de un clásico y, también, al rock. En palabras del propio autor, Noelia es “una aventura al estilo Mago de Oz en un mundo en el que se ven esquemáticamente dos formas opuestas de manejar el Estado”. Y reflexiona ante Página/12 sobre su historia, que se publica número por medio en Fierro y que ve en marzo su segunda entrega, que teniendo en cuenta el papel del personaje del Viejo del Bosque –oligarca del País de los Cosos– “podría haberle puesto El mago de Hoz”.

“Los ‘cosos’ representan el Estado, se ocupan en la historieta de la obra pública, de las leyes, la defensa”, explica Minaverry. “El norte del País (Los Cosos Verdes) es una economía industrializada y el sur (Los Cosos Blancos) es una economía primaria, viven en tensión permanente y entran en guerra a cada rato.” Las referencias a la historia sociopolítica argentina saltan a la vista y sin demasiado esfuerzo. Sólo la desmemoria impediría verlas. Paradójicamente, el autor advierte allí una de las dificultades de su obra. “La política es una cosa difícil de meter en las historietas porque hay que cuidar todo el tiempo de que la idea política no se trague al guión, convirtiendo a la historieta en una gacetilla poco elegante, pero también que el guión no se trague a la idea política, que es lo que pasa cuando una historieta tiene su mensaje político, pero cada uno lo interpreta para su lado.”

Cuando se lee su obra, se lee Argentina Potencia (de Quattordio) y se repasan algunas obras del pasado de la revista, las referencias, reflexiones y alusiones al peronismo son recurrentes. Pero cuando lo nota, Minaverry levanta la apuesta: “No creo que Fierro sea peronista, creo que la Argentina es peronista y no lo quiere admitir, porque incluso los gorilas se definen a sí mismos como antiperonistas”, dispara. “No nos hagamos más los boludos con este tema: no existe y nunca existió la Argentina ideal de Binner. El peronismo no va a desaparecer de la mente de los argentinos, porque mientras existan necesidades y derechos, va a existir gente que levante las banderas del único movimiento político que se ocupó efectivamente de ellos.”

Luego el intercambio deriva hacia las referencias musicales, más lúdicas. “Fue un capricho de querer definir a los cuatro personajes principales con una vertiente rockera”, admite el adoptado platense. “El más lindo me parece que es Cara de Cráneo, un personaje con triple personalidad que es alternativamente ‘mod’, ‘skinhead’ y ‘rude boy’; la música es importante y a pesar de que es difícil juntarla con la historieta, las cosas que salen cuando se lo intenta son bastante interesantes.” Sobre el cambio de estilo de Dora a Noelia, Minaverry cuenta que está “tratando de descubrir” cómo quiere dibujar y que ahora aprovecha su abundancia laboral para explorar distintas técnicas para ver cuál le gusta más. “También tengo un deseo de alejarme del tipo de historieta ‘elegante’ que es Dora y de hacer una con un estilo más psicodélico, algo que tenía ganas de hacer desde hace tiempo.”

El número 89 de Fierro se completa con la aventura retrofuturista Argentina Potencia y con la fantaciencia impecable Angela della Morte, de Salvador Sanz, que avanza rauda hacia su conclusión. Completan la entrega el suplemento “Fierrito”, que viene con un especial de Esteban Podetti y el habitual cuento de Pedro Lipcovich. Un número consolidado, con menos títulos pero muchas más páginas por historia, tal como viene siendo últimamente en esta revista que, como la verdad, es una realidad.