HISTORIETA › EN SU EDICIóN DE MAñANA, FIERRO COMPLETA LA PUBLICACIóN DE LA NOTABLE ELIGE TU JUEGO
El ejemplar que aparece junto a Página/12 cierra el círculo iniciado con su edición especial de enero: al fin los lectores se enterarán del destino imaginado por el mendocino Juan Giménez para Fito y Clara, sumergidos en un mundo de realidad virtual.
› Por Andrés Valenzuela
En enero de 2015, la revista Fierro, que acompaña cada mes en los kioscos a Página/12, sorprendió a sus lectores estivales publicando a una de las grandes glorias de la historieta argentina: el mendocino Juan Giménez. No es un autor más para la disciplina. Es que si no alcanzara con su As de pique junto a Ricardo Barreiro o su colaboración con Carlos Trillo, de sus tintas y colores surgió la enorme saga La casta de los Metabarones, junto al ¿legendario?, ¿excéntrico?, ¿indescriptible?, chileno Alejandro Jodorowsky. Lo notable es que mientras hacía historia grande en la historieta mundial, con esa saga, el argentino le birlaba tiempo al tiempo para hacer Elige tu juego, que es la novela gráfica que Fierro empezó a reproducir en sus páginas en enero. Giménez confesó por entonces en estas páginas que tuvo que retocar algunos detalles, porque la siempre en movimiento tecnología superaba su argumento. Por eso le tomó siete años dejar lista la historia. Y como además es una historia extensa no cabía en un único número de la revista. Fierro se dedica, en el número que llega mañana a los kioscos, nuevamente por entero a su publicación, para completar el centenar y medio de páginas de relato.
Para quienes se perdieron la primera parte, vale recordar que la novela gráfica cuenta la historia de Fito, un fanático de los videojuegos a quien su compañera Clara (quizás algo más que compañera) le pasa un pack de juegos que –literalmente– lo sumergen en una realidad virtual. Cuando ese mismo software deja a la chica en coma, Fito recurre a un experto de una revista especializada para que lo ayude a dilucidar el misterio y despertar a la chica. Además de presentar el conflicto, en la parte ya publicada Fito y su nuevo aliado pasaron algunos niveles del juego. Sólo restan cuatro capítulos-juegos: “La torre”, “Simulador de vuelo”, “La tumba perdida” y “Entre tinieblas”.
Con esa estructura argumental, Giménez se arma un campo muy libre y muy amplio para experimentar que le permite recorrer prácticamente la totalidad de su espectro temático... y seguramente sacarse las ganas de dibujar alguna que otra cosita más. Por ejemplo, el mendocino sobrevuela la historieta bélica desde su relato de ciencia ficción, explora algunos aspectos del grotesco, se planta en la ciencia ficción más clásica, coquetea con la fantasía épica y hasta con la historieta erótica. Y todo con una historia que le permite mantener la coherencia.
Así las cosas, la publicación final de Elige tu juego en Argentina, tras haber recorrido los principales mercados europeos, permite hacer algunas observaciones sobre esta “vertiginosa aventura serial”, como la describe Sasturain. En principio, una mirada al estilo gráfico de Giménez. Elige tu juego está evidentemente atravesada por la experiencia creadora de los Metabarones e influida por ella. Quizás el trabajo detallista de su colaboración con el guionista y cineasta chileno no es tan evidente aquí –probablemente porque los gráficos de los videojuegos se caracterizaron por los colores planos durante toda la etapa de su realización–, pero sí hay algo en la concepción de ciertas formas y figuras (la esfinge de uno de los primeros capítulos, por ejemplo).
Por otro lado, el armado argumental de la historia, del que algo ya se dijo, permite entrever varios temas subyacentes al universo de los videojuegos. En principio valdría recordar que la novela gráfica se publicó originalmente en 2002, tras siete años de trabajo, lo cual implica que mientras Giménez la hacía, los videojuegos como género e industria atravesaron muchos cambios. Y claro, siguieron cambiando después. Giménez jamás previó en su historia original la popularización de los jueguitos para celulares. Si no, otra habría sido la historia. Tampoco se sabía mucho por entonces de los videojuegos experimentales, o los que no se enfocan en “ganar” ni en los que se proponen como expresión artística interactiva. Lo interesante del caso es que sí previó la faceta virtual e interactiva que asumen y su distribución por redes.
Además, recoge un miedo propio de la época, que era la alienación que podían producir los videojuegos. Una década más tarde, el asunto sigue vigente y actualizado con la evolución de los juegos en red y el crecimiento exponencial de la base de jugadores (no se haga el desentendido, lector, si usted no juega al Candy Crush, algún otro vicio de esos tendrá). Aquí el tono puede interpretarse como de advertencia.
Sin embargo, Giménez no se queda en la anécdota aleccionadora. Lo interesante del asunto es que también presenta eso que muchos defensores de los videojuegos observan: la capacidad de los jugadores para resolver problemas inesperados, el valor de la experiencia de ya haber jugado y el modo de varios jugadores, no competitivo sino colaborativo. En Elige tu juego, sin colaboración, no hay esperanzas para despertar a Clara ni para Fito ni para ningún otro jugador.
Es cierto que el mejor modo de disfrutar Elige tu juego es la lectura de corrido. Probablemente por eso Fierro no la publicó por capítulos, sino dedicándole números enteros. Si en enero la playa le impidió acceder a la primera parte, al lector le conviene amigarse con el canillita y pedirle ese número. Leer los dos de corrido puede dejar los ojos como una larga sesión de fichines, pero vale la pena.
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