Miércoles, 13 de mayo de 2015 | Hoy
HISTORIETA
(Brian Jánchez / Ediciones Noviembre)
Pocos autores construyeron una voz propia tan rápido como Jánchez. Jánchez es dueño de un estilo de humor seco y un manejo notable de los silencios para puntuar y marcar ritmos narrativos. Aquí el autor de McKosher vuelve con una serie de pequeñas historias que resuelve en una página, casi como un ejercicio de estilo trabajado con la excusa de colaboraciones para periódicos barriales, fanzines amigos y proyectos personales. En cierto modo, el libro funciona como una maquinita de contar absurdos, desvaríos y miserias. Un globo que no se desinfla, a diferencia de otras publicaciones del mismo estilo, está pensada para un público amplio, con pocas referencias comiqueras.
(Varios / Editora Patria Grande, FM Bajo Flores y Asociación Civil Rodolfo Walsh)
Micrófonos... no es exactamente una historieta. O no es toda historieta. Pero sí es el relato, la Historia –así, con mayúsculas– de un barrio y de un proyecto colectivo, narrado a través de textos y de historietas. Con los dibujos participan Ignacio Minaverry, el Polaco Scalerandi, Azul Blasseotto, Frank Vega y Gastón Souto. Micrófonos... cuenta la historia del barrio desde que era una laguna, recorre el impacto de la prédica del peronismo de izquierda entre sus vecinos, de la importancia de la construcción colectiva y por fuera de las estructuras gubernamentales, que sirvieron más de obstáculo que de apoyo en muchos períodos. Mezcla de panfleto y de ensayo histórico, es un libro que sirve de documento.
(Bruno Bauer / Ediciones La Parte Maldita)
¿Existe el sentido del humor en la Facultad de Ciencias Sociales? ¿Y en Filosofía y Letras? Uno creería que no, pero hace algunos años el fanzine Comux se reía de todos los lugares comunes de esos claustros: chistes con Marx, delirios sobre la lucha de clases o ácidas reflexiones sobre términos corrientes en los discursos políticos estaban a la orden del día. Con su recopilación el libro pierde algo de la frescura y de la intensidad con que los dotaba el fanzine (que se apoyaba también en el estilo gráfico desmañado y furibundo), pero también se arma un conjunto muy atractivo para leer. Eso sí, antes de agarrarlo se recomienda repasar un poquito los apuntes de Sociedad y Estado.
(Agustina Guerrero / Editorial Sudamericana)
La mayoría de las historietistas lucha contra la etiqueta de “cómic para chicas” o la de “herederas de Maitena”. Guerrero, en cambio, parece abrazar estas definiciones, convertirlas en bandera. Pero lo más importante es que genera un material de buen nivel, aunque rara vez se corra de la mirada normativa social. La protagonista, con la que la autora parece identificarse, expone sus ansiedades, sus neurosis, pero también su amor incondicional, las visitas al ginecólogo y lo cotidiano. Pero, otra vez, Guerrero no lucha contra esto, ofrece una mirada que las incorpora. Además, resuelve cada página/viñeta con notable preciosismo gráfico y muchas veces el chiste reside en la elocuencia de su dibujo.
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