Desde San Carlos de Bariloche

El paisaje no podía ser más atinado. En medio de la inmensidad de la Cordillera de los Andes y la sensación de amplitud que la Patagonia genera en el visitante, el III Congreso Mundial de Agencias de Noticias comenzó analizando el margen de libertad con el que el periodismo se mueve en el mundo contemporáneo. Lejos de cualquier exposición interesada, con la autoridad que le otorga su trayectoria y cargo, el relator especial por la Libertad de Expresión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Frank La Rue, brindó su visión sobre “Libertad de expresión y derecho a la información”, una cuestión que no sólo en la Argentina es tema de agitado debate. “El circuito de la información está cambiando y exige un rol activo de los Estados para garantizar el derecho a expresarse. Mientras antes los Estados se limitaban a tener un papel pasivo de no obstruir a la prensa, hoy en día los Estados deben tener un rol activo y positivo, facilitando y garantizando la libertad de expresión de todas las minorías con respeto y responsabilidad”, expresó La Rue. “Hoy más que nunca el desarrollo democrático depende de la pluralidad y diversidad informativa”, señaló.

Ante más de un centenar de periodistas y directivos de agencias de noticias de los cinco continentes, La Rue analizó la libertad de prensa y el derecho del ciudadano a acceder a la información en el marco del nuevo esquema tecnológico internacional. El analista y encargado de recibir y analizar las denuncias contra la violación de la libertad de expresión en la ONU se mostró satisfecho con la flamante legislación audiovisual que aprobó el Poder Legislativo argentino. “La Argentina –puntualizó– ha dado un paso muy importante con la aprobación de una nueva ley de medios que garantiza el mismo espacio del espacio radioeléctrico a medios comerciales, comunitarios y públicos, lo que genera un balance informativo necesario, si se tiene en cuenta que la información cumple un rol fundamental en la defensa del sistema democrático. Se trata de una legislación de avanzada, considerando que países como México o Guatemala ni siquiera contemplan a los medios comunitarios en su marco legal.”

Referente intachable en la materia, nominado al Premio Nobel de la Paz en 2003 por su trayectoria como defensor y promotor de los derechos humanos en Guatemala, La Rue señaló que “en la comunicación todos los actores cumplen una responsabilidad” que no deben negar, ni delegar. “Así como el Estado debe garantizar la pluralidad y diversidad, los medios privados deben replantearse también la manera y el tiempo que les dedican a determinadas noticias, porque la información hoy tiene un rol muy poderoso que influye en el ámbito social, político, cultural y económico. En el mismo sentido, el periodismo ciudadano debe evaluarse con sumo cuidado, porque se trata de nuevas voces que suman lenguajes y miradas, pero que no necesariamente se vale de las herramientas necesarias para procesar la información”, subrayó.

Aunque desde su visión la libertad de expresión no es tal si no está acompañada de responsabilidad a la hora de producir y transmitir un mensaje, La Rue se mostró preocupado por la manera en que se puede regular el enorme volumen de información que circula. “Debe haber una nueva ética en el periodismo. La ética siempre responde a una decisión personal, sea del periodista o de la empresa: nunca debe imponerse desde el Estado. Si pretendemos ampliar la libertad de expresión, hay que tratar de despenalizar al máximo la tarea periodística, pasar de la acción penal a la civil, como mínimo. Creo que la mejor forma de regulación es la que desarrolla la sociedad, a partir de aquellos medios que consume y aquellos que descarta. Es la sociedad la que debe valorar el rol de los medios cada día, y no el gobierno”, afirmó el periodista y abogado.

Durante su intervención, La Rue también planteó la confusión que suele existir respecto de que la libertad de expresión pareciera ser sólo un derecho que les cabe a los medios comerciales y no a los comunitarios y/o públicos. El expositor también se refirió a que los medios privados y los comunitarios no se diferencian por la calidad, sino por la conformación de la agenda de interés que destaca cada uno. “Hay un mito de las tres P que dice que los medios comunitarios deben ser pocos, pequeños y de baja potencia. No estoy de acuerdo con eso. Los medios comunitarios deben ser tantos como culturas y minorías haya en un país; sus trabajadores deben ser tantos como sus posibilidades lo permitan; y su alcance debe estar acorde con la extensión demográfica de la comunidad que pretende abarcar. La agenda local, que en muchos casos condiciona o determina la realidad de una comunidad con mucha más potencia que un acontecimiento nacional, suele ser atendida con mayor eficacia por los medios comunitarios. Por el interés y la protección de culturas, lenguajes y costumbres, los medios comunitarios son tan importantes para la democracia como los privados y/o los públicos.”

La necesidad de que cada región produzca contenidos periodísticos propios fue otro de los aspectos en los que La Rue hizo énfasis. “América latina suele tener mala prensa”, dijo. “Latinoamérica suele estar sólo en la agenda de los grandes medios o cadenas de noticias del mundo cuando se produce alguna tragedia o catástrofe, como la que ocurrió con los mineros en Chile. Casi nunca las cadenas internacionales destacan aspectos positivos de la región, lo que configura una imagen externa que no beneficia a la región. Por ejemplo, en Uruguay, el 98 por ciento de los chicos en edad escolar tiene acceso a una PC gracias al plan de gobierno implementado. Eso es un hecho inédito que debería ser ejemplo en el mundo. El problema es que esa noticia ni siquiera se llegó a conocer. Es necesario que América latina se vea y transmita a sí misma”, concluyó.