Domingo, 25 de mayo de 2008 | Hoy
UN DEBATE SOBRE LAS RECIENTES OBJECIONES A PROGRAMAS Y PUBLICIDADES
¿Cuánto hay de resguardo a derechos civiles y cuánto de sobreactuación en las intervenciones del Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión? Opinan María José Lubertino, Adriana Amado Suárez, Miguel Rodríguez Arias y Zambayonny.
Por Julián Gorodischer
Hace un tiempo empezaron a sumarse citaciones periódicas del Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión a “contenidos discriminatorios”. ¿Cuánto hay de resguardo a los derechos civiles de comunidades e individuos y cuánto de sobreactuación? Cuando Lucho Avilés habló de “poner granadas en las bolsas de basura” el Observatorio entendió que fue “un exceso”. Sobre el “Gato de Verdaguer” de Duro de Domar, el Observatorio concluyó que “involucra temas sexistas, homofóbicos, antisemitas y racistas, entre otros”.
Fue sólo el comienzo: el informe sobre el aviso Gerardo, de Movistar (“Gerardo es de los que usan la remera dentro del pantalón... no tiene fotolog... dice la pucha... encima se llama Gerardo”), consideró “que podría afectar la sensibilidad de particulares”. La lista sigue: las objeciones del Observatorio (que integran el Inadi, el Comfer y el Consejo de la Mujer) también pusieron la mira en la dicotomía buena-fea/ linda-mala de Patito Feo, la novela infantil de Ideas del Sur. Y en un comentario de Mario Pergolini sobre Serafín Zubirí (el no vidente –ya no ciego– de Bailando por un sueño) y próximamente se cuestionará el “sexismo” de algunos comerciales, entre los que figuran el Poker de pechochas de Pepsi y los últimos spots del desodorante Axe, como el de la colisión de mujeres en el aire, entre otros. A su vez, la denuncia contra el libro de chistes de gallegos del autor Pepe Muleiro prospera en el Inadi, con el respaldo de la Unión de Asociaciones Gallegas. ¿Qué polémica podría acompañar la batalla por el contenido biempensante, o a la pelea por la corrección política? Algunas preguntas: ¿Por qué se omitió a un monstruo discriminatorio como Brigada explosiva y, en su defecto, se incluyó a Patito Feo?
¿Cómo se establece un techo de subjetividad si hasta la comedia Lalola fue acusada de homófoba por dejar a su protagonista como mujer y heterosexual en el final?
¿El grotesco sobre un estereotipo, por ejemplo, es discriminatorio? ¿O es un género de la ficción que refiere a un homónimo del sujeto empírico? Zambayonny, el cantautor más incorrecto del momento, se pregunta en esta nota: “¿Qué tiene que ver un español con el personaje de un chiste de gallegos?”.
María José Lubertino:
“El tema es cómo detonar, accionar propuestas desde la educación formal y en los medios que demuestren que se pueden hacer cosas alternativas –argumenta la titular del Inadi, María José Lubertino–. Telefé está llevando a cabo una telenovela con el tema de la trata como Vidas robadas y visibiliza esa situación. En otro plano, América puso al aire Lalola, una comedia que no era un profundo análisis de la realidad pero que hizo un ejercicio para poner a un varón en el lugar de la mujer y razonar juntos sobre lo que nos pasa.”
–Pero incluso hasta alguna organización gay objetó que Lalo terminara el programa como mujer heterosexual, argumentando que entonces se estaba discriminando la orientación homosexual...
–No sé, no vi el programa capítulo por capítulo, pero yo vi un juego para poner a un varón en el rol de la mujer. Era una comedia fantástica, no era un relato de la vida real; había un hechizo, no era una travesti. Lo que trato de decir es que en los mismos medios se pueden encarar las cosas de manera distinta. Esto no es la persecución del Estado contra los medios; es tomar las políticas discriminatorias como políticas de Estado. La discriminación está naturalizada e invisibilizada.
–¿Por qué el primer paquete de citaciones no incluyó casos de discriminación a la mujer?
–Ahora vendrán los casos de violencia sexista; son cuatro publicidades que están en lista de espera. Estamos citando al poker de pechochas de Pepsi, al desodorante Axe, entre otras. El caso de Patito Feo era claramente discriminatorio de género, con las buenas y las malas. Ahora nos dicen que van a cruzar los roles de las chicas. Pero el problema es que si cruzan los roles con un hechizo continúan abonando la dicotomía. Una se vuelve pobre, y entonces se vuelve buena. Un empresario de uno de los avisos me decía: es humor, es chiste. Es lo mismo que nos va a decir el autor de chistes de gallegos. Pero si hay una persona que se siente agraviada, el umbral hay que ponerlo en la persona que se siente discriminada.
–Y qué pasa con el cine... ¿Por qué no se señaló a Brigada explosiva, plagada de referencias homofóbicas, sexistas, xenófobas?
–Nosotros tenemos tres personas en el Observatorio. Todavía no somos Dios; la capacidad de acción está puesta de lunes a domingos. Tengo que actuar más sobre las denuncias que recibo, sobre lo que envía la gente, y sobre lo que el Comfer mira y trae como aquello que les pareció discriminatorio.
Miguel Rodríguez Arias:
“Acá se tomó como una cosa normal hablar de ciegos, negros, discapacitados, y burlarse de cosas físicas”, dice Miguel Rodríguez Arias, el sabueso de los medios que recopiló discursos dobles en Las patas de la mentira. “Vale todo en la televisión. Durante el menemismo se corrió la frontera de lo que está permitido decir; se dice cualquier cosa. Esto se ha tomado como una práctica habitual en distintos tips de programas, en CQC, en TVR. No se debería confundir el Observatorio de la Discriminación con uno de medios; existe hace varios años y ahora se activó. Hay un estado de discriminación larvada con judíos, con negros, con homosexuales. TVR se burla de todas estas cuestiones permanentemente.”
–El Inadi cuestionó la mención de Mario Pergolini a Serafín Zubiri (“... es buenísimo que hayan puesto a un ciego para que nos riamos”), pero no su participación en Showmatch.
–La participación de Zubiri tiene un componente perverso; y Tinelli lo manifiesta. Lo eligen porque es un no vidente, no por su condición de bailador. No importa cómo baila. Es discriminación, y pasa con las mujeres también. Es degradación de la mujer, claramente. El Observatorio está por ahora en lo más grotesco, pero se supone que tendría que llegar hasta ahí.
–¿Por qué Patito feo discrimina y no Betty la fea?
–Hay que pensar en el público al que va dirigido: ese mensaje les llega a los chicos más que a un adulto que tiene la conciencia más formada. Eso se traduce en los colegios en que cargan a los chicos feos, con un criterio arbitrario que va cambiando con las décadas y los países. En Betty, la fea, la protagonista quedaba bien parada; hacían de la fealdad una cualidad. La discriminación siempre tiene varias lecturas.
Adriana Amado Suárez:
“Cuando se ve la selección de programas y publicidades que se observaron desde el Observatorio de la Discriminación te das cuenta de que son los casos más obvios, tal vez los que menos necesitan la mirada de un observatorio”, afirma Adriana Amado Suárez, autora de La mujer del medio. Si incluís el mensaje de Lucho Avilés sobre los cartoneros, es tan burda y brutal la discriminación que hizo, en un programa específico, que te preguntás qué enseñanza sacás de esa cuestión. Era una actitud tan deplorable que ni siquiera hacía falta observarla”.
–¿Qué pasa con un caso como Patito Feo?
–En el caso de Patito Feo, me parece fea la novela en general. Pero en definitiva no es más que una versión aggiornada del cuento de Cenicienta. Hoy se hace de una manera rebuscada, pero en todos los casos uno tiene que propiciar la libertad de expresión y que la gente se haga cargo de lo que dice. Que quede claro que Tinelli y Suar están suscribiendo esos mensajes discriminatorios. El problema de la discriminación es cuando se plantea como un discurso casi único. Las promesas de éxito social de las publicidades, el dejar de ser feo si tomás gaseosa. Se instala que ése es el modelo aceptado. Yo no puedo obligar a un anunciante a que haga las cosas diferentes; pero puedo darle herramientas al espectador para que sea él el que lo obligue.
–¿Dónde buscaría discriminaciones más sutiles?
–Para ejemplos de casos más sutiles, mencionaría la serie de publicidades de Axe: recurrentemente las mujeres están embobadas por el olor de un desodorante; se pegan a un vidrio, le muerden la cola a un tipo en el colectivo. Colocan a la mujer en un lugar alienante, y al hombre como objeto sexual. O la última publicidad de Personal en la que se dice que al chico que le da vergüencita el celular que tiene. Están burlándose de un chico que tiene un celular viejo, aunque pongan un juez negro a juzgarlo. O el aviso que imaginaba a una familia que tenía un cactus en el culo. Son tan estéticamente agradables, que queda oculta la verdadera naturaleza discriminatoria. Se burlaba de un defecto físico familiar. Llamalo una nariz aguileña o un cactus en el culo. La de Ernesto era aberrante, era mofarse de un chico por ser diferente. El problema es cuando están en el límite, y uno dice: bueno, se burlan del celular y no del chico.
–Pero en el aviso de Personal, al final se reivindica el orgullo de tener el “cactus en el culo”.
–Es muy sutil; es mofarse de un defecto físico. Cuando la violencia es obvia, se puede intervenir; pero cuando es oculta, sutil, uno la termina aceptando como propia. Si ponés a la mujer en papeles subsidiarios en la publicidad, a servir la sopa sin grasa o correr atrás de los hombres, ayudás a sostener un lugar políticamente insostenible.
Zambayonny:
“Hay un problema de educación en las personas que ponen la lupa en lugares en los que no tendrían que hacerlo”, dice Zambayonny, cantautor de moda que, por estos días, con su lenguaje sexualmente hiperexplícito, es el adalid de la incorrección política. “Yo creo –sigue– que hay que tener cuidado con equivocarse con la intención en la agresión de las cosas; hay que ver si realmente hay una intención oscura de joder a alguien. Me gustaba el gato de Verdaguer; me gusta el humor resultadista; el objetivo no era molestar a nadie realmente.”
–O sea que no está de acuerdo con las últimas intervenciones del Inadi y el Observatorio...
–Yo creo que hay que juzgar una idea general de la cosa y no si se dijo tal palabra u otra. Los chistes de gallegos son maravillosos, se utiliza un estereotipo que no es real. Y si los gallegos no lo entienden son parte del chiste. No sé por qué enojan los estereotipos. Hay que ocuparse de gente jodida de verdad, que tiene poder en los medios, con una influencia más poderosa que un chiste. Las tonterías, los chistes, las bromas no son para tomarse en serio, porque justamente son bromas. He dicho paja, pija, poronga. He dicho: Me saluda desde la concha Dios. No tengo hecha la cuenta sobre mis letras. He hablado mal de una mujer. Pero la gente entendió que quizá era porque estaba enamorado y daría la vida para que vuelva.
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